La condición humana III: La plegaria del soldado

Siguiendo el juego que comencé con La Condición Humana I comparando cada película de la trilogía con posteriores obras del cine bélico, en esta conmovedora conclusión toca hablar de las afinidades con Apocalipsis Now y con La delgada línea roja.

Con Apocalipsis Now porque esta odisea final es un viaje. Un viaje hacia la supervivencia en este caso, no al fondo de uno mismo a través de la auto-indagación formidable de la obra de Coppola.

Lo único que queda tras ser desposeído de todo atisbo de juicio cabal tras el desastre bélico -sin principios éticos, sin moral, sin decisiones propias más allá de la más instintiva que pueda existir- es la supervivencia. Y este viaje guiado por el instinto rezuma esperanza y locura, mezcladas, fundidas en alquimia perfecta, porque, por extraño que parezca, el loco es el que alberga la mayor de las esperanzas al carecer de los límites que la razón -y la sinrazón en este caso- perfilan en el individuo cuerdo.

En el trayecto afloran las reflexiones internas, fustigando la maltrecha existencia del soldado sometiendo a juicio autocrítico cada paso que ha dado y le queda por dar. Con valentía, con severidad, exentas de la dificultad que supone encontrarlo en la vida cotidiana. Ahí se encuentran las similitudes con la obra de Malick.

Concluyendo, una epopeya majestuosa, dilatada a la par que apasionante que, si bien pudiera desembocar en elementos llamémosles "convencionales" o "inherentes" al cine bélico, Kobayashi va mucho más allá: intenta a través del personaje de Kenji, de la maravillosa y bella mirada del actor Tatsuya Nakadai, explicar los resortes de la conducta humana ante la motivación más hermosa que pueda existir: el amor.

El final del viaje de Kaji transcurre, como no podía ser de otra forma, en territorio enemigo. El humanismo y el comunismo que ha ido desarrollando a lo largo de su viaje se ven desafiados ante evidencias como el trato que el Ejército Rojo da a los civiles y a los prisioneros enemigos: si incluso el bando con el que el protagonista simpatiza más se comporta así, ¿qué mejor forma de denunciar el horror que trae consigo toda guerra? La existencia de Kaji es realmente dolorosa ahora. Su esposa, personaje relegado a un segundo plano en casi todo lo que llevamos de trilogía, se convierte ahora en la principal motivación para seguir vivo: por tópico que sea, no se puede hacer un análisis completo de la condición humana sin considerar sentimientos como el amor. Nuevamente, igual que en La condición humana II, si hubiera que señalar algún defecto de esta película sería que algunos extras no consiguen hacer una buena actuación; pero un pequeño defecto así no opaca una película buenísima.

Me sorprendió leer muchas criticas hablando de anti belicismo, antimilitarismo o anti patriotismo de la película, en mi opinión la película nada tiene que ver con eso, si no como el propio nombre de la película indica va sobre lo que somos los humanos, la guerra es solo el escenario donde el director nos quiere mostrar la verdadera cara de humanidad y como Kaji, el protagonista, tiene la visión y sentido de la humanidad que difiere de su entorno y el intenta luchar por mantener firme sus convicciones e imponer su modo de ver el mundo donde el igualitarismo y la bondad no tiene cabida.
Durante 3 largas(muy largas) películas veremos a Kaji luchar contra el sistema moral humano, al principio creyendo que las ideas fascistas Japonesa son la causante de una moral donde el fuerte pisa y domina al débil llegando incluso a verse como un comunista, creyendo que en ese sistema encontraría una sociedad justa, para, llegando a la ultima parte de la trilogía, darse cuenta de que no se trata de rojo o azules, si no de la humanidad en si y perdida toda ilusión, encuentra el único sentido por el cual luchar, su propia búsqueda.

Esta tercera parte, que comprende la quinta y la sexta parte, es posiblemente el mejor tramo de todo el film. Es, por cierto, la primera vez que veo, en el cine, la guerra entre la URSS y Japón, al final de la Segunda Guerra Mundial, en el verano y el otoño de 1945.

"La condición humana" es un largo largometraje que todo buen aficionado al cine debería ver, al menos, una vez en la vida. Aunque la experiencia le haga perder la fe en el ser humano.

La trilogía que conforma ″Ningen no joken" (la condición humana) nos muestra, entre otras cosas, la historia de un reformador (en el sentido clásico del término), erosionado, engullido y despreciado por el mismo aparato que pretendía mejorar. También es, como indica su título, una visión sobre el amor, la búsqueda y la lucha tan universalmente humanas. Insertadas en un escenario bélico, es decir, en una situación extrema y dónde, por lo tanto, se amplifican las miserias terrenales. 10 horas de cine con la clara impronta de su director: Masaki Kobayashi.