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Tempestad sobre Washington

Drama Robert Leffingwell es el candidato del Presidente de los Estados Unidos para ocupar la secretaría de Estado, pero antes debe someterse a una investigación del Senado, que decidirá si es la persona idónea para un cargo de tanta responsabilidad. Al frente del comité de investigación está el idealista senador Brig Anderson, que descubre que en su juventud Leffingwell estuvo vinculado a una organización comunista. (FILMAFFINITY)
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
31 de enero de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Leffingwell, destinado a convertirse en el futuro secretario de Estado, es sometido a un comité de investigación dirigido por el senador Brig Anderson.

La política, ese nido de víboras, donde se dan cita traiciones, intrigas, vilezas y, también, de cuando en cuando, gestos nobles, sirve de escenario para personajes de diversa calaña: los hay íntegros, individualistas, arribistas, cretinos, patriotas, individuos que desean imponer sus ideas, profesionales competentes, ancianos que no se enteran de nada, vagos, idealistas y nihilistas. La película se encarga de humanizar a todos ellos, mostrarlos en su complejidad, al tiempo que realiza un descarnado retrato del funcionamiento del sistema, repleto de escenas poderosas, que rezuman tensión (como la votación final, por ejemplo).

Se apoya en unos actores inmensos. Personalmente me quedo con Charles Laughton, quien interpreta al senador de Carolina del Sur, el señor Cooley, un viejo taimado, melifluo, experto en maldades, versado orador, maquinador infatigable, movido por un odio vengativo hacia Leffingwell, el hombre honesto y progresista al que encarna Henry Fonda.

Un drama electrizante, solemne, sabiamente dirigido, con sus notas de humor. De los que ya no se hacen.
Jackie Daytona
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2 de noviembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película política 100%. Y a mí esta clase de película me tira muy para atrás, porque me pierdo fácilmente en el argumento a no controlar el argot que se utiliza en este tipo de películas. Sólo pasa al principio, al ver tantos senadores, ver en que consiste su trabajo etc... Gracias a la introducción fantástica que hacen 3 mujeres al principio, te queda claro en pocos segundos unas cuestiones básicas (cosa que se debería hacer en este tipo de películas).

Una vez puesto en situación, ves la corrupción y como manipulan la verdad en los altos cargos. Nada sorprendente, ya que es conocido por todo este tipo de mamoneos. Aún así es bastante light para lo que debe de ser la realidad. Aún así está muy bien llevabada.

El punto álgido es cuando se muestro un pub gay, creo que esto causaría sensación en aquella época, pero mola jajajajaja.

Y el puntazo final es...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
edugrn
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2 de septiembre de 2005
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como se refleja en la película, si pasamos por Washington, podemos visitar la Casa Blanca. Hogar de los diferentes presidentes de Estados Unidos. Centro de dirección de las decisiones más importantes del mundo. Podremos ver sus cuadros, sus pasillos, y demás fascinantes objetos que adornan esta residencia especial. A un paso nuestro, en habitaciones de acceso denegado, se estarán decidiendo grandes cuestiones políticas. Esta gran película es un visado para que podamos entrar y conocer los entramados políticos que erigen una democracia.
Una película deliciosa, de cuidados diálogos, y perfectas actuaciones, que hace entender porqué hemos de volver a ver los clásicos. Y, como gran obra, sorprende su atemporalidad.
pope
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28 de septiembre de 2008
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película podemos ver de que va el juego político, concretamente el estadounidense durante el tiempo de la caza de brujas, la Guerra Fría, etc. Pero lo bueno es que es un retrato político que sirve para todas las épocas, pudiendo verse en él las mismas cosas que pasan en la actualidad (para que luego digan que los hombres progresamos...). Está muy bien, porque relata perfectamente todo lo que hay en el mundo de la política: los chantajes, los prejuicios, la censura, el fanatismo, el oportunismo, etc. Tiene un buen guión con diálogos muy interesantes. Resulta realmente interesante, y como además toda esta crítica hacia la política la hace contando una historia resulta también entretenida pese a durar más de dos horas. Henry Fonda, Don Murray, Charles Laughton y el reparto en general están bastante bien. Un clásico que debería tener mayor reconocimiento.
moray33
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18 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
124/07(08/05/23) Intenso drama político estadounidense que critica con punzón acerado los tejemanejes de alcantarillas que llevan a cabo esos que son elegidos como honorables representantes de la sociedad, rebelándose como carroñeros que no dudan en pisotear al rival en pos de sus espurios intereses, en este caso con epicentro en el Capitolio USA. En su debe que ha quedado algo envejecido por el paso de los 61 años desde su estreno, las artimañas hediondas de unos y otros han quedado muy superadas por la realidad del presente en el que vivimos. Entre lo bueno destacar la Homérica actuación del para muchos mejor actor de todos los tiempos, el inglés Charles Laughton en su última interpretación, trabajando en este film ya con cáncer, murió seis meses después del estreno de la película, da vida a un senador sureño llamado "Seab" Cooley (basado su rol en el Senador contemporáneo de Mississippi John Stennis), con una labia proverbial, un cínico esplendoroso en cada intervención, en cada réplica y contrarréplica, el en principio villano de la función que destila un Don para la expresividad arrollador en su carisma desbordante, y eso que estamos en un reparto coral. Dirige el ucraniano Otto Preminger, adaptando el guion de Wendell Mayes (“Anatomía de un asesinato” o “La noche de los gigantes”), que se basa en la novela Premio Pulitzer “Advise and Consent” de Allen Drury, publicada en 1959 (pasó 93 semanas en la lista de los más vendidos del New York Times), teniendo un fantástico elenco interpretativo, además del mencionado Tótem Laughton, con Henry Fonda, Don Murray, Walter Pidgeon, Peter Lawford, Gene Tierney, Franchot Tone, Lew Ayres, Burgess Meredith, o Eddie Hodges. El título se deriva del Artículo II de la Constitución de los Estados Unidos, Sec. 2, cl. 2, dispone el presidente de USA "propondrá, y con el consejo y consentimiento del Senado, nombrará embajadores, otros ministros públicos y cónsules, jueces de la Corte Suprema y todos los demás funcionarios de los Estados Unidos".

La película es un drama político ambientado en Washington, DC, sigue el proceso de nominación de un hombre que comete perjurio en las audiencias de confirmación de su nominación como Secretario de Estado, Robert A. Leffingwell (Henry Fonda), donde nunca sabremos a que partido pertenecen unos y otros, simplemente son rivales, nunca se dice quienes son republicanos u demócratas. Intenta reflejar el nido de arteros manipuladores que son nuestros (sus) representantes en el congreso. Un thriller con varias derivadas en este circo de ególatras, donde lo que menos importa es la verdad o el interés general, tratando los juegos de poder y sobre todo el tema de nuestros fantasmas del pasado como no mueren y pueden reaparecer, aquí personificados en las simpatías juveniles con el comunismo, y sobre todo con escarceos homosexuales, siendo en este segundo sentido pionero en cómo se aborda este asunto, aunque seguramente por ser de los primeros se expone de modo caricaturesco (Se considera que es la primera película estadounidense convencional después de la Segunda Guerra Mundial que muestra un bar gay). Obra esta, que viene a ser la contraparte de la famosa “Mr. Smith Goes to Washington” de Frank Capra, esta mucho más cruda y realista. Preminger se enfrentó a la lista negra al elegir a los actores de izquierda Will Geer y Burgess Meredith, ya lo había hecho el director cuando estrenó “Éxodo” donde dio crédito a Dalton Trumbo como guionista, perteneciendo a la Lista Negra.

El ala norte del edificio del Capitolio de Washington D.C., capital de los Estados Unidos de América da cobijo a la institución política del Senado, compuesto por cien senadores, a razón de dos por cada uno de los estados de la república; los senadores ejercen su cargo por seis años y cada dos años se renueva un tercio de sus miembros, asegurando así la renovación junto con la experiencia, lo que no significa, forzosamente, que un senador no pueda ser reelegido varias ocasiones. Un senador debe haber cumplido los treinta años, residir en el estado que representa en el momento de su elección, y ser ciudadano estadounidense con una antigüedad mínima de nueve años.

Preminger demuestra ingenio en la forma de presentarnos este mundillo del senado, cuando en el inicio en la Cámara Alta la viuda Dolly Harrison (Gene Tierney) cuenta a su invitada, esposa del nuevo embajador francés, y en compañía de la esposa del embajador inglés, que se convierten en las oyentes en un recurso que en realidad son nosotros enterándonos de la composición de los asientos, que nada tenía que ver izquierda o derecha, pues allí todos eran liberales, y es que durante el metraje tampoco se hace mención a ninguna medida política que pueda definir de qué lado están unos u otros, todo se circunscribe a querer poner a un secretario de estado y otros a querer boicotearlo. Vemos el funcionamiento de los sótanos del capitolio, donde van en vehículos mini autos de golf, donde las charlas se convierten en alegorías de las cloacas del estado. Es una batalla donde el POTUS maneja todas sus artimañas para colocar a quien desea, mientras la oposición maniobrará en las sombras para impedirlo, cada uno de los bandos cayendo en la amoralidad en sus medios, emponzoñando con el pasado. Una Batalla de Poder, de métodos arteros, donde la integridad ni está, ni se le espera, donde las inquinas, vendettas y ansias de cuota de poder son el deux machine. Todo ello desarrollado con buen ritmo, hace que sus más de dos horas fluyan con naturalidad, en medio de diálogos (Leffingwell dice una cínica frase a su hijo, responde al teléfono asegurando que su padre no está en casa, cuando está, no es una mentira: "Es una de las mentiras clásicas de Washington. Es cuando la otra persona sabe que mientes y sabe que tú sabes que él sabe que mientes", le dice el padre) y situaciones que se nos hacen creíbles, con momentos de potente intensidad dramática… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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