“Nothing But the Truth”, película inspirada en el caso de Valerie Plame, cuenta cómo una periodista es encarcelada por no revelar la fuente de un artículo suyo donde revelaba la identidad de una agente de la CIA. A través de esta historia, se habla sobre el creciente poder del Estado y sobre el periodismo, especialmente sobre la confidencialidad de las fuentes, ya que si un periodista revela su fuente (en un caso en que no deba), ¿quién volvería a confiar en él o en su periódico (o el medio de comunicación que sea)? Además, se cuenta el dilema sobre la periodista encarcelada, ya que además de periodista es madre y esposa, y aunque puede que no considere su carrera profesional tan importante como su hijo o su marido, las circunstancias la “obligan” a luchar por sus principios, lo que le traerá problemas…

Visto esto, la historia tiene suficientes matices como para conseguir que la película sea interesante. La pega es que la dirección es bastante plana, y no consigue enganchar al público. La película no resulta aburrida gracias a la historia, pero sí más anodina de lo que debería.

También ayuda a mantener el interés la interpretación de Kate Beckinsale, que es bastante buena y una de las más conseguidas de su carrera. Lástima que la realización no acompañe, porque podría haberla hecho resaltar más. El resto del reparto, con nombres bastante interesantes, no desentona, y Vera Farmiga hace también un muy buen trabajo.

Por todo lo expuesto, puede que tenga cierto aire a telefilm, por una dirección no muy conseguida por parte de Rod Lurie, pero es una película que vale la pena por ver a Kate Beckinsale y una historia interesante.

Charlie Kaufman se convirtió en uno de los guionistas más reconocidos gracias (especialmente) a los libretos de “Adaptation (El Ladrón de Orquídeas)”, “Cómo Ser John Malkovich” y “¡Olvídate de Mí!”… Un tema que se ha debatido bastante es la autoría de esas películas, si son más obra de sus directores (Spike Jonze o Michel Gondry, según el caso) o del propio Kaufman, ya que en todas está presente su estilo, y la repercusión del guionista es, sin duda, mayor que en la gran mayoría de las películas.

Visto lo visto, parece que este excepcional guionista y sus “directores colaboradores” se han divorciado (al menos de momento). Spike Jonze es aún una incógnita cómo trabajará en solitario, pero Michel Gondry ha demostrado que por su cuenta es capaz de hacer grande películas (“La Ciencia del Sueño”) y que tiene una gran imaginación y capacidad de hacer cosas visualmente asombrosas de manera completamente artesanal (“Rebobine, por Favor”). Kaufman no iba a ser menos, y se ha lanzado a dirigir un guión propio en esta ocasión, aunque seguramente esperaba un mejor resultado que el conseguido finalmente, al igual que nosotros los espectadores…

En la película está presente el surrealismo, propio de las obras de Kaufman, aunque en esta ocasión hay más confusión en espectador de la que debería, y tampoco es porque la historia sea más intrincada que en otras obras de este autor. El problema es que hay veces en las que uno queda un tanto desconcertado ante ciertas cosas que ve en la película, y no se encuentra una explicación o un sentido… El surrealismo puede ser un instrumento para hacer cosas muy interesantes, y posiblemente esto está demostrado mejor que en ningún otro sitio en películas escribas por Charlie Kaufman, pero en esta ocasión es un lastre para el film en algunos momentos. Por otro lado, tras la cámara se ve que este hombre no se desenvuelve igual de bien que tras el teclado, la máquina de escribir o el bolígrafo, ya que estamos ante una dirección irregular, un tanto apática por momentos y que no termina de enganchar al espectador.

Philip Seymour Hoffman realiza un buen trabajo, y del reparto en general no se puede hablar mal… Salvan la papeleta, lo que seguramente no les ha sido muy fácil, ya que más de uno andaría algo perdido.

Como curiosidad es interesante de ver, aunque es la película más floja escrita por Kaufman (incluidas “obras menores” como “Human Nature” y “Confesiones y una Mente Peligrosa”). Y, desde luego, es una película tan pesimista que, si no estás en tu mejor momento, tampoco sería una mala opción evitarla…

El interesante guión de esta película, que es su punto fuerte, nos plantea una interesante situación: dos hombres están en crisis, uno en la post-adolescente y otro en la de la “mediana edad”. Son temas ya interesantes por sí solos, aunque aquí se han juntado consiguiendo una original mezcla. Es muy curioso ver cómo surge una amistad entre estos dos personajes, y precisamente en los “puntos clave” de los que estábamos hablando, por lo que ambos intentan “ayudarse” mutuamente, aunque los resultados distarán de ser satisfactorios.

Es una película principalmente dramática, aunque se crean situaciones curiosas que pondrán un puntito de humor al film, que, por lo general, se hace muy ameno de ver.

En el reparto vemos a Ben Kingsley, un hombre cuya “elección” de papeles es un tanto irregular… Podemos verle en películas buenas como esta o la reciente “Elegy”, pero también en otras como “El Gurú del Buen Rollo”. Pero bueno, mejor quedémonos con que cuando acierta suele darnos buenas interpretaciones, como es el caso. Olivia Thirlby empieza a destacar en el panorama indie, y la verdad es que no pinta mal la cosa para ella. Y, siguiendo con la juventud, veremos cómo le va a Josh Peck, que en esta película consigue una interesante interpretación.

Buen film independiente, cuyas historias son interesantes por separado, pero el resultado al complementarse ambas es muy bueno.

La mayor parte de la película se dedica a enseñarnos las condiciones en las que vivían los presos integrantes del IRA en la Maze Prison… Por un lado, hay que decir que suceden muy pocas cosas en la película, que prácticamente se limita a mostrarnos la situación tan extrema que había allí dentro para los presos. Aunque, por otro lado, hay que reconocer que esto ayuda a que nos pongamos en su lugar, y que, de algún modo, vivamos lo mismo que ellos… Al fin y al cabo, lo único que vivían ellos era la miseria de aquel lugar.

Eso sí, en la parte final, que se supone que ocurren más cosas, se echa en falta un ritmo algo más dinámico… Tampoco hace falta que utilizaran un tono heroico o que renunciaran al principio de enseñar las cosas, que hacen muy bien en utilizarlo, pero después de tanto tiempo resulta un poquito pesado el ritmo, y la parte final no tiene el impacto que debería.

Los actores, poco conocidos, realizan una labor aceptable. Hay que alabar también la pérdida de peso que han tenido que sufrir los que interpretaban a los presos, especialmente el protagonista.

Una película que cuenta unos hechos y una situación bastante impactante, aunque se echa de menos un poco más de intensidad para que ese impacto termine de llegar al espectador, al menos en su parte final. Pero aún con sus defectos, resulta un film bastante interesante.

“Renaissance” es una película de cine negro futurista y rodada utilizando la técnica del motion capture (como “The Polar Express” o “Beowulf”), pero lo que más llama la atención es que la animación de la película está compuesta únicamente por el blanco y el negro, sin tonos intermedios… Y es increíble lo realista que parece a pesar de ello. Está muy conseguido.
La película tarda en arrancar por si ritmo lento y su enrevesada historia, que hace que el espectador no pueda dar coherencia a la historia hasta ya bastante avanzada la peli… Aunque cuando lo hace la cosa se pone bien, porque es una historia interesante.
De todos modos lo mejor de la película es su aspecto visual. Además de estar muy conseguida utilizando sólo los tonos negro y blanco, está estupendamente rodada, consiguiendo algunos planos y movimientos bastante destacables. También llaman la atención algunos efectos, como los del agua. Por el contrario, la animación del fuego falla.
En su mayor parte es un film lento, pero la fuerza de sus imágenes ayudará a que sigamos viéndola hasta llegar a un punto en que la peli engancha.