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Cimarrón

Western Oscarizada superproducción de la época que narra las aflicciones y tribulaciones de una familia en el viejo Oeste a lo largo de cuatro décadas, desde su llegada a Oklahoma en 1889 hasta el surgimiento de sus aspiraciones políticas en los años 20. Amores, luchas, triunfos y separaciones, además de la famosa y verídica carrera de diligencias son los ingredientes de uno de los mayores éxitos de la RKO. (FILMAFFINITY)
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
30 de abril de 2021
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Oklahoma y su célebre "Land rush" (22 de abril de 1889). Impresionante escena con miles de extras cabalgando en la llanura. Decenas de cámaras captando la salida. Muchos recursos técnicos, sí, pero qué bien aprovechados.
Rápidamente vamos a conocer a los protagonistas. Empezando por el "Larguirucho" Yancey Cravat (Dix), abogado, editor, periodista, aventurero, defensor de los débiles ... y descuidado padre de familia que fundó el periódico de Osage. Al lado su esposa Sabra (Dunne), para nosotros la auténtica protagonista de la cinta como luego comentaremos.
Pero también una serie de personajes fundamentales que nunca podríamos calificar como secundarios. Es el caso de Jesse Rickey (Ates) el tipógrafo tartamudo, Sol Levy (Stone) el mercero ambulante de etnia judía, Isaíah (Jackson) un niño negro que harto de abanicar a sus amos desde lo alto de una lámpara se marcha en busca de fortuna, Dixie Lee (Taylor) señorita de saloon o la inefable y entrometida alcahueta Mrs. Tracy Wyatt (Oliver).
El resto son los cuarenta años de la ciudad de Osage (que en su primer mes y medio de vida acogió a la friolera de 10.000 personas), desde 1889 hasta 1929 cuando prácticamente se estaba rodando la película. Ante la pantalla desfila el "Nacimiento de una nación", digo de una ciudad, la expansión progresiva hacia el Oeste sobre las tierras que se arrebatan a los indios a dólar el acre, hasta la guerra de Cuba explicada desde la versión americanista que se queja de los 20 millones de dólares que, dicen, les costó la aventura, o la llegada del telégrafo, los yacimientos petrolíferos ... Por momentos parece "Érase una vez en América" (Leone, 1984).
La obra es espectacular, y eso que el guion es irregular al seguir demasiado de cerca la novela en que se basa. La fotografía, la música, la ambientación ... Soberbia esta última con escenas inolvidables como el primer sermón bajo los toldos del improvisado casino (ni siquiera retiran el cuadro de la "maja" que se exhibe como fondo), los primeros "establecimientos" comerciales en la calle en tiendas de campaña. Escenas que nos trasladan un poco al neorrealismo italiano.
Otras sin embargo lo hacen al expresionismo. Como ocurre con el gesticulante Dix que parece un actor de cine mudo. De hecho la cinta explica mediante carteles o con voz en off lo mismo que estamos viendo en las imágenes. Sin embargo el resto del elenco brilla todo a gran altura.
Continuamente el fraseado insiste en el momento histórico que se está viviendo. "Celebraremos reuniones para enseñar la historia de nuestro país. -La estamos escribiendo ahora", o "Los hombres como él [Yancey] construyen el mundo. Los demás vivimos en él".
Se ha criticado de esta obra el papel secundario en que, dicen, queda la mujer. Al contrario, pocas obras tan tempranamente están reivindicando sus méritos en la construcción de América. Aunque el papel central está reservado a Yancey, en realidad la personalidad más rica es la de Sabra que evoluciona superando el racismo en que ha sido educada en su casa paterna de Wichita hasta aceptar, no sin rechazarlo al principio, el matrimonio de su primogénito con una india. Por lo demás, será ella la que se haga cargo del periódico y de la educación de los hijos mientras Yancey anda por ahí arreglando el mundo. Ahí quedan las frases que reconocen el papel de la mujer en la construcción de Oklahoma, o la pregunta que deja en el aire un periodista: "¿Qué opina de las mujeres en política?
Hablando de indios, se dice también que quedan muy oscurecidos y en segundo plano. No será por los vibrantes discursos y editoriales de Yancey siempre en defensa de sus derechos. ¿No sé qué más puede pedirse en 1930? Nos parece que pecamos mucho de presentismo al juzgar estas obras.
Pues bien, pese a los defectos apuntados las virtudes de la cinta son tantas y tan notorias que nos llevan a considerarla una magnífica película muy recomendable para todos.
Lafuente Estefanía
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7 de mayo de 2021
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"- Sr. Levy, es una lástima que no esté Ud. en el Comité, pero verá... sólo hemos invitado a los miembros de las familias principales. Uno de mis antepasados firmó la Declaración de Independencia.
- Oh, eso está bien. Pues un familiar mío, un tipo llamado Moisés... escribió Los Diez Mandamientos".

Gran epopeya, adaptación de la novela de Edna Ferber, que constituye un ejemplo del buen cine del viejo Hollywood.
Consiguió tres Óscars, entre ellos el de mejor película.
Quizás vista hoy en día, en abril de 2021 quede un tanto ajada en ciertos aspectos, como la declamación de algunos intérpretes, pero no ha perdido un ápice de su sentido de la épica, amén de, a pesar de su larga duración, resultar interesante y amena durante todo el metraje.
Es cierto que su último tercio es más tranquilo y melodramático, siendo entre otros motivos el resultado de que los personajes principales ya son muy mayores y no tienen el vigor de cuando jóvenes, pero se cierra el film de forma en verdad emotiva.
Por lo demás, existe una sabia mezcla de diversos géneros, como el puro western (para mi gusto lo mejor del fim), el melodrama, la comedia, el cine histórico y el épico y político. Todo ello filmado con virtuosismo y muy buen empaque técnico, sobre todo en lo relacionado con la soberbia dirección artística, gracias a la cual vemos evolucionar la ciudad donde se instalan los protagonistas, y por ende, el país entero.
Escenas como la primera, con la famosa y real carrera alocada de los colonos en busca de una tierra en Oklahoma donde poder vivir o el enfrentamiento del protagonista con su antiguo colega "El Niño", son excelentes y causan admiración hoy en día, 89 años después de su filmación.
Muy superior al remake que se hizo treinta años después, deja un muy buen recuerdo. Entre otras cosas por ser enormemente positiva al abogar por el respeto y justicia para con los miembros de las tribus indias, por la solidaridad, respeto a la gente de otras razas y por por la inclusión de las mujeres en la política:

"Una mujer a un hombre:
¿Qué opina de las mujeres en política?
- ¡Me rindo!".

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
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26 de marzo de 2023
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Muy de transición entre el cine mudo y el sonoro. Las maneras y las formas, la iconografía y los escenarios son característicos de películas mudas. Las pretensiones son de gran epopeya, de gran historia, de novela río. Una visión del Oeste, de Oklahoma, de una familia que decide cambiar la vida cómoda por ir al oeste, por impulso del padre de familia, una especie de aventurero de la vida, de pionero indómito.
No es una gran película, pero hay que ver de todo!!!
ÁAD
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5 de junio de 2017
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Sólo con ver los títulos de crédito en los que aparecen los actores-personajes ya sabemos lo que nos espera, como copiarán años después series como Falcon Crest o Vacaciones en el mar, por citar dos ejemplos. Personajes tópicos en una historia que pretende abarcar cuarenta años en los que la auténtica protagonista es la ciudad que se va creando. No hay más sustancia. El guión es malo. Se detiene en detalles que pretenden la heroicidad del protagonista, un hombre como el Guadiana, que aparece y desaparece de escena sin remordimientos, para ir dejando que el personaje protagonizado por la esposa crezca. Un protagonista que a lo largo de la película no muere porque el guionista no quiere, solo por eso. Y para colmo interpretado por un actor excesivamente teatral, procedente del recien desaparecido cine mudo en una de las peores nominaciones al oscar a mejor actor que yo recuerde. Lo demás es perdonable en una película con más de ochenta años. Precisamente su discurso contradictorio en cuanto al trato discriminatorio a los marginados: indios, judíos, negros y putas- sí, todos en el mismo saco, es lo más fresco de la película. Da gusto en este tiempo ver algo politicamente incorrecto. Irene Dunne y la magnífica secundaria Edna May Oliver hacen lo que pueden en la evolución de sus personajes, pero estos son toros demasiado mansos como para torearlos bien. Dos años después de ganar Cimarrón el oscar a mejor película, Cabalgata, de Frank Lloyd contaría mucho mejor la forma en la que nos están contando esta película. Da un poco de lástima que no se haya aprovechado que el cierre de este film es en 1929 para saber que sería de la ambiciosa hija del protagonista y lo que el crack podría afectar a estos personajes. Buen maquillaje para la época. Buena primera secuencia. Hay que verla.
mrvazba2k
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4 de enero de 2021
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Cimarron (1931), más un drama que un western, obtuvo el Oscar a la mejor película en 1931. Producción millonaria de RKO en tiempos de crisis financiera, la película cuenta el desarrollo, a lo largo de cuarenta años, de un pueblo de Oklahoma, desde su expansión hasta su explosión económica.

Por Nicolás Bianchi

Cimarron, dirigida por Wesley Ruggles, comienza con una placa que advierte que para 1889 los Estados Unidos es una nación en expansión. El gobierno federal habilita la toma de tierras, antes poseídas por los pueblos originarios norteamericanos, y los pioneros se abalanzan literalmente a la conquista. La primera de varias fastuosas escenas consiste en un centenar de extras o más, vestidos de época, en carruajes, a caballo o en bicicleta que corren por una pradera para poder acaparar lotes de tierra y luego inscribirlos a su propiedad.

El evento da lugar a la fundación del pueblo de Osage, en Oklahoma, para lo que los estudios RKO compraron varios acres de tierra y recrearon con escenografía varias cuadras del lugar. O sea que construyeron un pueblo para contar la construcción de un pueblo. Luego el gigantesco decorado sería utilizado en la filmación de otras películas. Eran tiempos de crisis económica pero también de expansión de Estados Unidos en el mundo. Nuevamente en un juego circular, el cine de Hollywood se expande contando una expansión.

El periodista, editor, patriarca, pistolero, abogado y unas cuántas cosas más Yancey Cravat (Richard Dix) decide mudarse junto con su familia de Wichita a Osage, donde funda el primer diario del lugar y además se constituye en referencia moral de la comunidad. Es así como busca enfrentar a los delincuentes del lugar, frustra un robo al banco del pueblo a tiros y realiza varias proezas más.

Pero Yancey tiene alma de aventurero y nunca puede quedarse más que un puñado de años en el mismo lugar. Mientras él explora nuevas tierras y se entromete en nuevos emprendimientos, la administración del diario y el cuidado de su familia quedarán en manos de su mujer Sabra (Irene Dunne). Así será desde la última década del siglo XIX hasta 1930, el presente cuando se estrenó el film, momento en el que Oklahoma ya es un pujante estado productor de petróleo.

En el primer tercio de sus poco más de dos horas Cimarron es un western en el que Yancey es el héroe impoluto e intachable que se enfrenta a distintas alimañas sociales que rondan por el todavía polvoriento pueblo de Osage. Luego, a medida que se incorporan saltos más grandes en el tiempo, la película toma la forma de un drama con cierta épica sobre el avance económico y civilizatorio de la nación estadounidense.

Desde una mirada actual la película refleja también estereotipos discriminatorios contra distintos integrantes de la sociedad. El joven negro Isaac, el único personaje sin apellido en la presentación de los personajes durante los títulos, es un sirviente que en su primera aparición en la película aparece colgado de una araña en el techo abanicando a la familia Cravat que está debajo sentada en la mesa discutiendo si es conveniente o no la mudanza a Osage. Además Isaac luego da cuenta de ciertas deficiencias para hablar y se desenvuelve como poco más que un idiota que por su torpeza hace reír a los demás.

Los indios también son tratados con sumo desprecio. Sabra reprende a su hijo Cim (por cimarrón, animal salvaje) cuando acepta un obsequio de un indio, que es tildado de ‘sucio’ y algunas cosas más. Además, luego se incorpora a la casa una niña india, Ruby, que es tomada como sirvienta, sobre la que también se dice que es buena a pesar de ser lo que es. Esa y otras miradas despectivas se repiten a lo largo de la película. A la misma conclusión se puede arribar si se analiza cómo es presentada la mujer porque aunque Sabra es un personaje fuerte siempre es en última instancia tutelada por Yancey. Cimarron, más logrado como western que como drama, es el reflejo de una serie de valores que expresan a una industria en expansión.
El Golo Cine
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