Un hombre lobo entre nosotros

Flojo intento de comedia de terror en la que poca cosa funciona. En un pueblo montañés se dirime un conflicto por la construcción de un gaseoducto; en este escenario aparece un cadáver, se cargan a un perro y, tachán, el autor es un hombre lobo. Con un par.

No conozco el video juego ni me importa, como obra cinematográfica va decayendo conforme pasan los minutos tras una correcta presentación de personajes y escenarios. Tarda bastante en entrar en harina, y cuando lo hace, de manera absurda y tontorrona, termina de hacernos perder el interés, porque se hace terriblemente aburrida.

No hay diálogos chispeantes ni situaciones o gags que levanten una sonrisa. Casi todos los personajes están retratados como si fueran estúpidos u odiosos y, como tales, no importa una higa que vayan muriendo. Lo más triste es que no había presupuesto para una sola muerte decente por ataque de licántropo, todas se dan fuera de cámara. Y la única transformación, que es la única vez que aparece el bicho, es absolutamente cutre. Producto desechable.

Weerewolves Within hibrida géneros como la comedia alocada y el subgénero de licántropos, con resultados irregulares.

Irreverente y autoparódica a ratos, y soez y fallida también, utiliza la coartada del género de hombres lobo para perpetrar una sucesión de gags, unos más exitosos que otros. Sus personajes son unidimensionales y la puesta en escena es meramente funcional.

Hay que reconocer que a pesar de sus carencias, consigue arrancar alguna sonrisas.

No he podido ni terminar de verla:
-Bodrio infumable, un ritmo inicial auténticamente soporífero.
-Personajes absurdos y totalmente irreales.
-Apología de grupos terroristas de extrema izquierda como los antifas.
-Panfleto político de la agenda globalista, muy típico en Netflix, donde se representan a los personajes afines al ideario de Netflix como personas sensibles, interesantes y emotivas y donde se representan a los contrarios como burdas caricaturas, personajes locos, avariciosos, amorales y egoístas.
Por razones muy similares dejé de ver cine español y por las mismas me di de baja en Netflix, esa manía de tomar a los espectadores como meros receptáculos para adoctrinar me parece una falta de respeto hacia sus clientes.

El punto de partida o el planteamiento inicial, o llámenlo como prefieran, de "Un hombre lobo entre nosotros" me pirra de lo lindo. Una estancia aislada, un porrón de sujetos a cada cual más extraño encerrados en ella, y alguien dándoles caza. A partir de ahí todo el percal en plan comedia de terror con maneras de whodunit me resulta además una senda muy evocadora. Pero, y ahora llega cuando la matan: tras su primer acto el film de Josh Ruben no me ha interesado nada en absoluto. Diré más: incluso me ha aburrido. ¿Y cómo así ha florecido tamaño cardo borriquero con las aparentemente estupendas semillas que había? Ni idea.
La premisa no está aprovechada, a nivel comedia nada funciona, lo extravagante para bien acaba tornando en tróspido, la resolución suena a barato último recurso… No se, todo acaba resultado tan desquiciante y molesto que, o te tomas un ibuprofeno, o acabas majara.
Lo único que puedo rescatar de "Un hombre lobo entre nosotros", que por cierto: es adaptación de un videojuego, es a Milana Vayntrub. Lo más fresco de un cachivache al que no le he visto la gracia por ningún lado, y eso que iba predispuesto a hacerlo.

No sé ni lo que escribir. Cada vez que veo un producto de estas características me da la sensación de que algún globalista hijo de Satanás se está cachondeando de mí.
Es otro producto más de esos para plataformas de streaming cuyo único objetivo es cargarse el SÉPTIMO ARTE. Es increíble que se gasten tantos RR.HH. y MM. en hacer bodrios como éste, en el que no hay guión, ni comedia, ni terror, ni nada, sólo un montón de tipos blancos asquerosos y un negro molón que se liga a la "guapa" blanca de la historia... Todo lo demás no importa.
Es una mierda pro Agenda 2030.