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Sangre de héroes

Western. Romance. Comedia Terminada la Guerra de Secesión (1861-1865), el general Owen Thursday, tras ser degradado, es enviado a Fort Apache en calidad de coronel para hacerse cargo del mando. El fuerte, situado en medio del desierto de Arizona, es un puesto militar fronterizo cuyos soldados están curtidos en la lucha contra los apaches mescaleros. (FILMAFFINITY)
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Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
5 de septiembre de 2013
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película inaugura la célebre “trilogía de la Caballería” de John Ford, que se completaría en los años sucesivos con “La legión invencible” y “Rio Grande”. Uno de los signos de la grandeza fordiana, a diferencia de otros colegas suyos canonizados por la crítica francesa en la “política de autores”, es la evolución de su obra, desde el optimismo y el realismo social de su cine en los años treinta al carácter creciente crepuscular y encerrado en sí mismo de su cine de los cincuenta. El conflicto entre el individualismo del héroe y su sumisión a los valores de la comunidad, cosa que sucede en muchas de sus obras, va convirtiéndose en un dilema cada vez más irresoluble en los westerns posteriores a “Fort Apache”, como “Dos cabalgan juntos” o “El hombre que mató a Liberty Valance”, que otorgan retrospectivamente un sentido más complejo a la trilogía de la Caballería.

Pero cuando rueda “Fort Apache” Ford cree todavía firmemente en los valores de la comunidad, militar en este caso, y la película utiliza a su protagonista para contrarrestarlos. El teniente coronel Owen Thursday (estupendo Henry Fonda, en el primer papel “antipático”) es un hombre del Este, graduado en la academia de West Point y enviado luego como observador militar a Europa, Thursday no está preparado para las peculiares exigencias de vida en el territorio árido de Monument Valley, en un olvidado puesto fronterizo con el territorio Apache. Ford y Frank S. Nugent, el guionista limaron los contenidos racistas del relato del que partían. Ellos pensaban que “los indios no eran villanos sino víctimas de criminales tolerados por el gobierno”.

Criminal es quizá una palabra fuerte para describir a Tursday, pese a que su ruptura del pacto de honor con el jefe apache Cochise no le favorece, este es sólo un elemento de los que le asemejan al general Custer, del que Ford diría: “Hemos tenido grandes héroes que no lo eran”. La cinta ofrece un epitafio heroico de Thursday para la Historia, porque Ford pensaba que: “Era bueno para el país tener héroes a los que admirar. “Fort Apache”, según el dictum fordiano, imprime la leyenda. Pero no sin antes mostrar la realidad del déspota, altivo y clasista Thursday a través de sus enfrentamientos con dos veteranos que aman el ejército sin buscar la gloria: el capitán York (sensacional John Wayne) y el sargento O´Rourke (estupendo Ward Bond) cuyo hijo pretende a la hija de Thursday interpretada por los entonces casados en la vida real Shirley Temple y John Agar.

Ford despliega en esta película la sabiduría del maestro que funde la épica de la epopeya, con el romanticismo y el intimismo más lirico, manteniendo los apuntes realistas de la cotidianidad y lográndolo sin que el film, su poema visual, se resienta en ritmo, en hondura y en claridad. Su pulso vigoroso refleja en cada encuadre, en cada plano, la visión de quien es un autentico creador. La estética de Ford carece de relación alguna con la hojarasca estetizante, lo que confiere autenticidad a la puesta en escena. Narra con brío, con amor, con talento, lo que permite que la película permanezca en nuestra memoria para siempre.
Antonio Morales
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5 de abril de 2011
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi western favorito, mi película favorita.
Si John Ford + John Wayne + Ward Bond + Victor McLaglen = póker que implica siempre una película excelente, cuando añadimos al gran Henry Fonda, obtenemos un repóker y una película simplemente perfecta.

Recuerdo esta película desde niño (Primera Sesión, sábado a las 4 de la tarde en casa en los finales de los setenta o principios de los ochenta) como una de mis favoritas. El mundo de Ford siempre me gustó mucho: por su sentido del humor, por sus magníficos secundarios, por lo impresionante que John Wayne puede resultar para un crío de 10 años, por su machismo ligero (algo más claro en la extraordinaria El Hombre Tranquilo), acorde a la época y por tantas otras cosas.

De mayor la he vuelto a ver como cuatro o cinco veces más, y cada vez me gusta más y cada vez me impresiona más la talla como actor del gran Henry Fonda (sí, he repetido lo de gran).

Película épica, magnífica, con extraordinarios actores, menos amarga que Centauros del desierto, menos melancólica que la Legión Invencible (otra de mis favoritas), más reposada que Misión de Audaces (extraordinaria), menos cómica que Rio Grande, más grande que La Diligencia (opinión que admito muy discutible).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
searcher
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23 de agosto de 2013
32 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues yo hoy me he fijado. Así que imagina la diversión tan grande que me ha supuesto «Fort Apache». Entre toma y toma sin interés, y entre diálogo y diálogo churruscado, me ha dado por pensar en la enorme importancia que estos hermosos animales han tenido en el Cine. Desde luego, nada, y menos el western, hubiera sido igual sin ellos.

En fin, que animaladas a parte, John Ford vuelve a la carga y yo con él, porque no escarmiento. He de reconocer que, en esta ocasión, ha sido la presencia de Henry Fonda quien ha hecho que me sentase a ver «Fort Apache», western que aburre una barbaridad y de la que ya desde el primer minuto, con esos conductores de la diligencia, te entran ganas de huir. Literalmente hablando. El señor Ford no se dio cuenta, y una buena parte de los espectadores que desde entonces le siguen tampoco, que sus personajes secundarios son, por lo general, horripilantes: unos brutos de cuidado, bobalicones, gritones y sobreactuados de mala manera. Además, yo no puedo reírme del alcoholismo y, siendo buenos, no es posible que haga gracia que unos señores se pongan a beber güisqui, sin más. ¿Qué sentido del humor es ese?

Al menos los protagonistas tienen otra consistencia que se agradece. Henry Fonda, como anti héroe, y John Wayne, como héroe, se reparten el pastel. Yo me quedo con ellos de entre toda la película, así de claro, porque sinceramente no hay más. Militarismo exacerbado y americano, cómo no, y una lucha entre blancos e indios en la que llama la atención lo mesurado que se muestra Ford, más centrado en poner un rival a la altura de los intachables soldados patrios que en hacer un retrato del pueblo indígena, a quien, por supuesto, se le seguirá combatiendo con razón o sin razón y escondiendo en las reservas. La historia romántica no merece ni una palabra más. Tampoco «Fort Apache».
Kaori
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2 de febrero de 2011
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Ford era un tipo peculiar. No le gustaba andarse con rodeos, como muchos de los personajes de sus películas del Oeste, se presentaba con un taciturno: "Me llamo John Ford y hago películas". Era el heredero de un mundo perdido, duro y agrio, pero agradablemente poblado por vencedores y héroes. Las generaciones que vivieron los horrores de la II Guerra Mundial eran triunfadores, los que sufrieron las siguientes, Vietnam especialmente, eran perdedores, parias en su propio hogar. Pero eso, es ya otra historia...

Por ello, no deja de tener mérito la capacidad de este gran director de re-inventar el propio mito, la forja de donde él mismo había sacado sus armas. Homero fue Homero por cantar las andanzas de Aquiles y Héctor, pero también por ser el primero en dedicar versos a las humildes plañideras, las prisioneras del campamento griego. Ford, lanza un guiño al pueblo indio, tan injustamente maltratado por la mística del Séptimo de Caballería.

No obstante, el verdadero protagonista es un Henry Fonda intratable como la versión nunca bautizada pero tácticamente aceptada del general Custer. La representación de cómo creamos la heroica de alguien que no deja de ser en muchos sentidos, un mal ejemplo a seguir, un jefe militar terco e intratable. Por supuesto, pronto chocará con su segundo, el joven York, interpretado por un John Wayne más moderado que nunca, en una gran interpretación.

Con un maravilloso elenco de secundarios, especialmente los secundarios, ciertas dosis de patriotismo y valores atávicos pueden chirriarnos como espectadores modernos, pero tiene el encanto propio de la narrativa directa, clara y llana de Ford. Y no hay cómo hacer fácil lo difícil.

La hermana de "El hombre que mató a Liberty Valance".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Libanés
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26 de abril de 2010
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un camino que te llevará raudo hacia la tiranía: Ajústate con rigor a las leyes. Sé inflexible, intolerante, y espanta todo sentimiento compasivo que pueda hacerte ceder un ápice… y ahí tienes, frente al espejo, a un hombre cruel, obedecido… y condenado a la desgracia.

El teniente coronel, Owen Thursday, es de este talante. Acaba de llegar, con su hija Philadelphia, para asumir el mando del Fuerte Apache, un regimiento en confrontación con los indios, donde se deniegan los honores y los ascensos. Y Thursday viene dispuesto a hacer cumplir las reglas, imponer la disciplina y demostrar, contra todo, que el que manda, manda, y que es él quien allí manda.

Pero, siempre ocurre que, ante la soberbia, sobresalen los edificantes polos opuestos –pues, quien necesita una lección, o la busca o la recibirá de manera inevitable-, y el soberbio Thurday (remembranza del general Custer), se ve abocado a chocar con los intereses de su joven hija, quien pronto se enamora de un oficial sin clase -contrario a lo que él espera-, y demuestra un alto sentido de socialización, que su padre es incapaz de ejercer.

También entra en juego el capitán York, quien habrá de demostrar que, por más grande que sea el poder de un hombre, no siempre se tiene la razón. Y así, se nos garantiza una lección de vida que aboga por la humildad y el equilibrio.

En una actitud sabia y muy adulta, el director John Ford da clara cuenta del valor de las mujeres en la preservación del equilibrio social, y muestra con justeza, las razones de los indios para seguir en lucha y defender su libertad.

Un inhabitual Henry Fonda, caracteriza al hombre tosco de rígidas ideas, dispuesto a someter a los apaches contra todo derecho y contra todo pacto. John Wayne, para bien de la humanidad, asume aquí el honor caballeresco que impone el punto de equilibrio necesario para que, a todos, se les haga justicia (aunque huela un poco rancio lo que dice de Thurday y la caballería). Y Shirley Temple –ahora adolescente- es la joven de corazón abierto, capaz de demostrar que, sólo la unión de todos los hombres traerá felicidad.

Un western, en general, bastante satisfactorio.
Luis Guillermo Cardona
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