Sangre de héroes

Reconozco que soy un enamorado del género. Siempre me ha fascinado sus exteriores, su épica, sus héroes, sus malvados. Pero por ello, en lugar de tender al alza a la hora de puntuar, más bien me pasa al contrario: soy muy exigente con las películas del oeste. Y mucho más desde que conocí algunas obras de Ford, Mann o Hawks.

En el caso del primero, al que nos referimos ahora, dotó al género de una complejidad dramática desconocida hasta entonces. Este es uno de sus mejores exponentes, un western heroico, ácido, ambiguo, que muestra quizá por primera vez en el cine, a los indios como seres humanos y no como meros monstruos. Que plantea un conflicto difícil de resolver, las luchas de egos, el orgullo racial y la valentía que llega al borde de la locura. Pero que también expresa los sentimientos de los combatientes, su vida cotidiana y la de sus familias, sus costumbres.

Y que cuenta con un duelo interpretativo excepcional entre Wayne y Fonda, dos caballeros del oeste como pocos.

Desde luego muy pocos ponen en duda que el mejor director que supo interpretar el Oeste y las mil y una gestas e infamias que allí acontecieron es el gran John Ford. Con sus héroes estereotipados, con los orgullosos oficiales, con los suboficiales cumpliendo las órdenes de sus superiores sin pestañear a pesar de considerarlas injustas o absurdas, con los guiños al whisky y a los alcohólicos soldados que poco más que el uniforme tenían, con la familia y las mujeres que seguían a sus maridos hasta los lugares más inhóspitos, con el amor que surge en cualquier parte, hasta en los lugares más desolados, y sobre todo, con reconocer a la población indígena de los Estados Unidos y a sus jefes tribales la sabiduría heredada de sus ancestros y de su vida en la naturaleza, el liderazgo de los ancianos y de sus costumbres, el orgullo y la osadía de defender a sus pueblos con sus escasos medios contra el invasor blanco que ocupaba sus tierras sin ofrecer nada a cambio, y el genocidio de un pueblo autóctono por la corrupción y el afán de poder, unido al egoísmo de unos pocos.

Quizás el personaje del coronel degradado interpretado por Henry Fonda, el que antepone su orgullo, su ambición y sus galones por encima de todo, resultando antipático, soberbio y estúpido a la vez dentro de su gallardía y valentía, y el desprecio por la cultura indígena y sus jefes que hicieron los sucesivos primeros presidentes estadounidenses esté perfectamente reflejado a modo de denuncia impostada, así como la creación de héroes que nunca debieron serlo por el silencio de los que pudieron constatar su ignominia, en el papel del capitán interpretado por John Wayne que aún conociendo de primera mano lo ocurrido lo oculta a los medios de comunicación y a la nación en general necesitada de héroes aunque fueran falsos, es la denuncia de ese genio de la dirección que fuera el inmortal John Ford.

Las obras de arte sólo pueden tener una valoración, matrícula de honor, 10.

El que haya llegado aquí porque le interesa el género no se sentirá defraudado. En "Fort Apache" cabe mucho de lo que suele buscar el que le gustan los westerns porque, para empezar, aparecen dos de los grandes de la historia del cine, Fonda y Wayne. El hecho de venir de la mano de John Ford no tiene por qué suponer nada pero de verdad que en este caso no hay lugar para la decepción. Las historias que tienen que ver con la caballería militar de los USA en relación a la búsqueda y captura de los indios son a menudo demasiado patrióticas, puede ocurrir que un exceso de etnocentrismo acabe con las ilusiones que le ponemos a ciertas películas. Aquí en "Fort Apache" que nadie lo dude, los malos no son los blancos, pero qué le vamos a hacer, las del oeste son así y hay que asumirlo en beneficio de uno mismo como espectador. Debo decir a su favor sin embargo que no apesta a patriotismo, es más, hay otros puntos de interés mucho mayores.

Quisiera destacar el personaje de Fonda, no sólo al actor, que interpreta a un militar venido a menos que acaba destinado a ese fuerte y que posee una actitud muy distinta a la del resto. Todos los que le rodean, además de subordinados, son leales cumplidores de sus órdenes, ni siquiera Wayne se opone. Hay sitio para todo, con más o menos acierto: una historia de amor/atracción, galopes interminables, exteriores interminables, tiros, polvo, cornetas... Puede que cierto trato con el humor en relación a los reclutas quede un poco desfasado, pero de verdad que quien se sienta atraído por todo lo que tiene que ver con el género no se sentirá defraudado.

Película que abarca varios géneros, desde su esencia el Western pasando por la comedia, el drama, romántica y una recreación en cierta forma histórica de la conquista de suelo Americano. Tiene en su fondo una crítica a esos convencionalismos y normas tan estrictas utilizadas por el ejército, que se ven en cierta forma ridículas y alejadas de los sentimientos humanos incluso con las relaciones sentimentales. Hermosa y bien lograda fotografía, un manejo de cámaras excelente y buenas actuaciones, en especial la de Henry Fonda, que en ciertos momentos nos hace sentir odio por su personaje, una gran actuación sin duda; y Shirley Temple que con su belleza y ternura le da un aire fresco a la película. La dirección de John Ford impecable.
Pero es una tarea bien difícil, que se mire bien, a un ejército que exterminó toda una cultura y los pocos que quedaron se les llevó a reservaciones; lástima que esto siga pasando.

-Fragmento en el spoiler-

Primera parte de la trilogía de Ford sobre la caballería de los EE.UU (luego vendrían "La legión invencible" y "Río Grande"). Pese a ser una magnífica película, llena de virtudes, no puede ser considerada de lo mejor de Ford. Tiene excelentes secuencias de acción, una gran galería y descripción de tipos humanos, una apuesta por los valores de lo cotidiano, lo entrañable y tradicional, un análisis del individuo dentro de las colectividades (el Ejército, la familia, la sociedad) y unos buenos personajes en el tozudo y agrio coronel incorporado por Fonda y en el joven e inteligente oficial Wayne. Sin embargo, hoy considerada una obra mayor, creo que es un film menor dentro de la prolífica y majestuosa obra de Ford. Aún así, es magnífica.