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El acorazado Potemkin

Drama. Bélico Basada en hechos reales ocurridos en 1905, narra como la tripulación del acorazado Príncipe Potemkin de Táurida se cansan del tratamiento vejatorio e injusto de los oficiales. El detonante de la situación es la carne podrida que éstos quieren que los marineros se coman. Con este motín comienza el reguero revolucionario por Odesa y toda Rusia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 131
Críticas ordenadas por utilidad
27 de enero de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada en 1925, El acorazado Potemkin nos muestra una de las mejores semblanzas y crónicas del cine basada en hechos reales.

Me parece excelente el manejo de las perspectivas visuales, los enfoques y cortes continuos, hizo que me sintiera parte de la película, al atrapar toda mi atención para observar a detalle la continuidad de las escenas, no hacen falta palabras para poder transmitir lo que el director Sergei M. Eisenstein, deseaba, es más que suficiente el trabajo realizado.

El drama, la historia, el manejo de la luz, las sombras, incluso los montajes, hacen que la considere una obra de arte.
abhi
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27 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hartos de ser humillados en la peor de las situaciones, de ser subajados, El acorazado Potemkin es una película muda, cuyo principal tema de inspiración del cineasta soviético Serguéi Eisenstein, fue el de la Revolución rusa en 1905.
Con melodías compuestas por flauta, trompeta, trombón, percusiones y cuerdas, le da ese toque de tragedia, rebeldía, y guerra, que el director quiere transmitir por medio de la cuantiosa serie de imágenes que se necesitan para que una película muda tenga argumentos.
Por el tema que trata la película (la rebeldía contra los que tenían el poder), fue censurada en algunos países, sobre todo en donde los nazis tenían el control, debido a lo complicado del tema y de la violencia mostrada, así que al introducirla al cine, fueron omitidas algunas escenas de las más violentas, y las traducciones de los diálogos no fueron traducidos como lo que decía el idioma original.
Es una película que visualmente relata los conflictos de los más inocentes…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
rozz
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25 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién no ha visto 'El acorazado Potemkin' de joven, azuzado por una curiosidad precoz, entusiasmado a causa de la recomendación del amigo/padre cinéfilo o del crítico especializado de la era pre-Internet? Luego llegaba la decepción: "¿pero qué coño es esto?", como confirmando la sentencia de aquel francés según la cual una de las tendencias culturales más destacables consiste en, ausencia de identificación mediante, el rechazo frontal de lo que nos es distante en términos culturales. Solo que aquí no se trata de una sociedad de Nueva Guinea, sino del ya fantasmal socialismo soviético, con su original concepción del cine, que encontró en el montaje significante su principal seña de identidad, en un momento en el que los bolcheviques se afanaban en levantar un edificio artístico propio, lejos de las estructuras típicamente burguesas (los musicólogos soviéticos, por ejemplo, señalaban de dónde era legítimo coger y de dónde no, qué partes de la sonata estaban limpias y qué partes no).

Pero a los diecisiete años uno sabe lo justo de lenguaje cinematográfico, es decir, nada (bendita educación secundaria y su descuido absoluto del cine), y, al elogio que los expertos hacen de la sobrenatural destreza montadora de Eisenstein, responde asintiendo aunque carente de convicción. La otra posibilidad del recién aterrizado en Potemkin conlleva un renegar de la opinión de los sacerdotes, invertir el tono adulador y posicionarse en la radicalidad opuesta: "precisamente porque vosotros habláis de obra maestra yo hablo de cosa infumable y superada".

Más allá de pendencias cinematográficas, parece claro que el cine soviético y en especial el Potemkin no es la mejor introducción a los mundos de la era silente, como tampoco lo es '2001, una odisea del espacio' a los de la ciencia ficción ni 'Ciudadano Kane' al cine clásico norteamericano. Asimismo, parece claro que el primer visionado de 'El acorazado Potemkin' tiende a espantar. Mejor dejar al tiempo hacer su trabajo, hasta descubrir -o no- que todo en esta película condensa significado, que solo observando lo que nunca observamos en otras películas es posible percatarse del talento con el que, por medio de planos intercalados de un mismo suceso (que se vuelven incontables cuando del suceso participan no dos sujetos sino decenas), Eisenstein genera emociones, tensión y representaciones. El improvisado intento de fusilamiento de la cubierta no tiene nada que envidiar a la archifamosa escena de las escaleras. En ambas, el montaje vertiginoso recuerda a la imagen -también muy propia del culto industrialista soviético- de una máquina a pleno rendimiento. Tiempos rápidos y lentos hacen acto de presencia en esta película, y en todos ellos la gestión de las imágenes alcanza la excelencia. Imposible dar con una película anterior a 1925 que ejecutara algo siquiera parecido en lo relativo a las posibilidades del montaje. Hubo más revoluciones después de 1917.
Telefunken
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29 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
1.- Porque está el mejor montaje que se pueda ver en cualquier película de la historia del séptimo arte. Nos manipula, sí, pero eso quería mostrarnos Eisenstein, que podía hacernos ver y creer lo que a él le diera la gana.

2.- Porque aporta una realización que lo tiene todo: poderío, metáforas visuales, innovación... y una abundancia de planos y uso del encuadre justificado en cada uno de ellos. ¡Es que hasta tenemos travellings!

3.- Porque tiene una banda sonora apoteósica, que con su in crescendo te lleva a lo largo de la narración, te emociona y te tensa.

4.- Porque presenciamos algunas interpretaciones que no son de profesionales pero que estremecen con sus gestos.

5.- Porque es un guión simple pero que consigue lo que se proponía: hacer propaganda con una historia entretenida.

6.- Porque vemos una fotografía adelantada a su tiempo, con una cámara que usa distintos objetivos. Y con juegos de luces y sombras, reflejos y composiciones bellísimas.

7.- Porque hay un sentido del ritmo y la narración que aún hoy muchas cintas no logran tener. Jamás te aburres ni puedes apartar la vista.

8.- Porque para esta película se rodó la secuencia de la escalera de Odessa: una obra maestra estudiada en cada escuela de cine, homenajeada infinitas veces pero inimitable. (¡MONTAJES PARALELOS Y DILATACIÓN DEL TIEMPO EN 1925!).

9.- Porque la dirección de arte supera a muchas de la época. Nos creemos los lugares, las maquetas y donde están situadas.

10.- Porque todo lo que vino después bebe de ella. No olvidemos que todos estos prodigios comentados se rodaron y crearon en los años 20. "El Acorazado Potemkin" no forma parte del cine, ES el cine.
Pitu
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15 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi época de estudiante progre nadie se podía perder esta película kilométrica reducida en ocasiones a 77 minutos pero que tiene carrete para varias horas. Está basada en los acontecimientos reales que sucedieron en la Rusia de 1905, cuando la tripulación del acorazado Príncipe Potemkin se rebeló contra el humillante destino a que era sometida por los oficiales del buque. Hay motín y se considera el germen revolucionario que se extendería por Odesa y toda Rusia.

Por lo tanto es película política y social. Y detrás de la cámara está un precursor genial del cine contemporáneo, su director Sergei M. Eisenstein, quien junto a Nina Agadzhanova escribieron un guion apabullante, emocionante y lóbrego sobre un levantamiento en toda regla, más que justificado.

Geniales, tanto la música de Edmund Meisel, Nikolai Kryukov, Neil Tennant y Chris Lowe, como una fotografía increíble para aquellos entonces de Eduard Tissé y Vladimir Popov (B&W); primerísimos planos de rostros sangrientos, sudorosos o ennegrecidos y una acción que lo envuelve todo.

Es una película de culto, sobre todo para cinéfilos. Un muchacho de este 2018 se mete en una sala a ver esta obra genial del pasado siglo, y cae desmayado sin remisión al suelo sin que le dé tiempo a comerse las palomitas o a beber su Coca-Cola.
Kikivall
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