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Renegado vengador

Western Chato (Charles Bronson) es un apache mestizo que vive entre dos culturas: por un lado, siente un cierto sentimiento de fidelidad a su tribu; pero, por otro, experimenta una poderosa atracción hacia el mundo de los blancos. Después de matar a un malvado sheriff en defensa propia, se ve obligado a huir perseguido por una partida encabezada por el sanguinario Quincey Whitmore (Jack Palance), un antiguo soldado confederado que ansía ... [+]
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
12 de septiembre de 2007
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer encuentro de los varios que mantendrán a posteriori Winner y Bronson. Y ya en esta primera ocasión se aprecia en qué desembocará su andadura en común: En la trilogía de películas del Justiciero de la ciudad.
El guión es simple, mestizo que mata en defensa propia a sheriff de pueblucho y un grupo de "vengadores" que van tras él. Destacar la interpretación de viejo soldado de Jack Palance, los demás discretitos, incluido el propio Bronson.
Película que no pasará a la historia pero que indudablemente es entretenida. Si se tiene la ocasión, vale la pena verse.
butillo
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13 de julio de 2009
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No creo que el director guardase especiales pretensiones para esta obra, ni que esperase de ella su trascendencia en el tiempo o, siquiera, que soportase demasiado bien su paso. El caso es que hoy solo ha quedado como un curioso documento que retrata cierto cine puramente setentero. A veces con toda la apariencia de Spaghetti -Western y otras no tanto, debido a la cantidad de actores que nos son fácilmente reconocibles por los telefilmes norteamericanos de entonces, o también por los secundarios, que son casi como de la familia, y quizás por eso no son asociables, en principio, a películas rodadas en Europa.
Me pareció que tiene un aroma, aspecto y ambiente que preludia la llegada de la conocida serie "Kung Fu", algo posterior, además de que ambas comparten una raíz similar: "malos provocan a hombre pacífico y este se ve empujado a utilizar su fuerza oculta".
Da la impresión de que Chato está diseñado específicamente para Bronson, para su lucimiento, aprovechando su aspecto, sus recursos y popularidad de entonces; basado mas en el semblante que en los diálogos, casi inexistentes. Y bien, en cuanto a que, aún no estando presente más que en determinados momentos y circunstancias, se le percibe casi de forma constante a lo largo de todo el metraje.
Palance, muy aceptable, buen profesional, acometiendo su labor para llevar a buen puerto un papel que no ofrecía demasiadas posibilidades y que tiene algo de sabor gracias a su acentuada personalidad. Los demás en general, cumplen dignamente con sus roles, aunque su obstáculo es tener que levantar a unos personajes demasiado primarios y maniqueos.
No es rigurosa en cuanto a producción, y la dirección es simplemente ajustada, sin embargo los diálogos están elaborados, hasta cierto punto, por eso se escapa por los pelos de ser una película menor.
igumu
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21 de febrero de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Bronson, el apache, dispara contra el sheriff, uno ya se imagina la persecución que luego se desata.
Lo más noptable es la actuación de Jack Palance, un genio de los gestos y las miradas duras.
Un filme muy entretenido y de final predecible. Muy violenta la escena de la mujer del indio, que no es como parece al principio... toda una mujer.
Sigfrido2
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31 de octubre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque eran seminómadas, habitaban principalmente un territorio entre los ríos Bravo y Brazos en Texas. Vivían en grupos familiares (los chiricahuas, los mescaleros, los kiowa, y otros) donde regía una suerte de matriarcado; eran agricultores, pescadores, cazadores y comerciantes. Se llamaban a sí mismos los Indé (la Gente), pero, cuando los colonizadores llegaron para invadir sus tierras, comenzaron a llamarlos Apaches (del zuñi: Apachu-Enemigos) y así se les conoce desde entonces por los hombres blancos. Cuando se trataba de defender su territorio y sus familias, los Indé eran fuertes guerreros y respetados estrategas… y contra los colonizadores tuvieron que sostener largos enfrentamientos… hasta que, al fin, fueron vencidos por el ejército estadounidense en el año 1886, y bajo confinamiento militar, se les deportó hacia Florida y Alabama… pero ya su poderosa comunidad y sus grandes líderes, Shi-Kha-She (Cochise) y Goyaalé (Gerónimo), habían hecho historia.

<<CHATO, EL APACHE>>, nos cuenta la valiente lucha de un mestizo que se siente tan atraído por la vida de la tribu como por la actividad citadina… y, encontrándose en una cantina en cierta ocasión, es insultado, humillado y amenazado, pero, su rapidez con las armas lo lleva a ser él quien elimine al comisario que intentaba matarlo. Se desata entonces una persecución contra él, comandada por el confederado, capitán Quincey Whitmore, quien recluta a una docena de hombres que tienen en común un marcado odio contra los apaches.

Lo que se avendrá, desde entonces, pareciera una simple venganza, pero, lo que resulta bien interesante, es la manera como, paso a paso, se van definiendo entre aquellos “justicieros” las grandes virtudes del fugitivo y las atroces inclinaciones que a ellos los anima. Los caminos parecen invertirse; la moral pareciera espantada por completo y comienza uno a hacerse algunas preguntas de este tino: ¿Quiénes son los verdaderos salvajes? ¿De qué lado se está haciendo justicia? ¿Qué es esa cosa llamada “gente civilizada”?...

Cada detalle está muy bien calculado, y el director Michael Winner, quien de nuevo se sirviera de otro certero guion de Gerald Wilson, tiene la habilidad para definir muy bien a sus personajes sin caer en las trampas de la acción por la acción, y más bien dando espacio para desnudar sus almas y permitirles una que otra valiosa reflexión. La transformación que se va dando en ellos es muy significativa y también los detalles que vamos captando en Pardon Chato (su táctica de llevar a sus perseguidores hasta el territorio que él domina… su claro interés en agotarlos para que regresen… su entereza al no atacar jamás a un hombre herido…), poco a poco consolidan un filme que merece mayor reconocimiento del que hasta la fecha ha tenido.

El reparto fue muy bien seleccionado e incluye nombres tan calificados como Charles Bronson (Chato), Jack Palance (cap. Whitmore), Simon Oakland (Jubal), Ralph Waite (Elias Hooker) y Victor French como Martin Hall.

Título para Latinoamérica: <<EL RENEGADO VENGADOR>>
Luis Guillermo Cardona
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26 de julio de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la "Fiebre de indio" que impulsa a muchos blancos a "Odiar, matar, violar" a quienes no tienen el mismo color de piel.
Una cantina, un cantinero sirve bebida a un indio mestizo (Bronson), un sheriff gordo que le increpa, "Piel roja, negro, te está hablando un hombre blanco". Cruce de miradas, desenfundan y cae herido de muerte el sheriff. El mestizo huye a caballo.
De nada le sirve aquí la legítima defensa: "Un indio ha matado al sheriff". Hay que formar una patrulla para salir en su busca y ahorcarlo. Es el momento más interesante de la cinta pues nos permite conocer los motivos que tiene cada uno para perseguirlo.
Lentamente el antiguo capitán Quincey (Palance) se coloca su viejo uniforme confederado. Se sabe el jefe de la partida, es el vanidoso que "No soporta ser un hombre más en una población pequeña". Le siguen por inercia y rutina otros vecinos desocupados, "Estaría bueno que un apache se burlara de nosotros". Entre ellos los hermanos Hooker, tres auténticos salvajes, borrachos y odiadores, "Esta sería una buena tierra si no hubiera indios". Por no quedar mal se incorpora al grupo un emigrante escocés que desoye los prudentes consejos de su esposa. Pero también alguno rechaza marchar, "Seguro que el sheriff ha encontrado por fin lo que merecía". Eso sí, lo argumenta escopeta en mano.
Es decir, hasta cierto punto tenían libertad para ir o no ir tras el indio. Hasta cierto punto.
El resto puede verse en la sinopsis. Una persecución implacable en la que la iniciativa la lleva siempre el Mestizo que, en un momento dado y ante la violencia extrema de sus perseguidores, se despojará del ropaje de los blancos para adoptar definitivamente el apache en el enfrentamiento final. El hábito en este caso hace al monje.
La idea es brillante, un análisis de las distintas gradaciones del racismo en una sociedad cerrada y aislada. El guion tiene lagunas importantes pues nada sabemos de la vida anterior del Mestizo, como de la presencia testimonial de un grupo de cheyennes que pasan por allí.
Rodada enteramente en exteriores secos e inhóspitos, la realización los aprovecha muy bien para proyectar sobre los mismos el cúmulo de pasiones y de violencia que generan los sucesivos fracasos y frustraciones de los perseguidores con sus correspondientes luchas intestinas. "No sé en qué estaría pensando Dios cuando hizo a los apaches", "No son hombres, son animales".
Tras una primera parte fulgurante, luego la acción remite hasta hacerse un poco pesada al final con escenas agónicas que parecen sobrar.
Lo más interesante la diferente forma de enfrentarse a una naturaleza hostil y, sobre todo, el análisis del racismo y sus gradaciones con los correspondientes enfrentamientos dentro del grupo.
Un buen western hecho en unos años difíciles para el género. Infravalorado. Recomendable para los aficionados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lafuente Estefanía
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