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Black Mirror: Rachel, Jack y Ashley Too (TV)

Ciencia ficción. Drama. Thriller Una adolescente solitaria se obsesiona con una muñeca robot basada en su ídolo del pop, Ashley O, justo cuando la vida de la verdadera Ashley comienza a desmoronarse. (FILMAFFINITY)
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
6 de junio de 2019
144 de 240 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a lo bueno en la zona spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
paradoxx
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11 de junio de 2019
77 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parto de que entiendo el nivel tan bajo de críticas. Sigo con que no comparto esas opiniones considerando que nacen de un error de interpretación (para nada malintencionado). El origen de las críticas tan duras, según creo, nacen de no apreciar al episodio como lo que es: una sátira.
No solo critica la industria mainstream musical y a las fanbases, sino también al cine/TV pero lo hace de una forma muy original: presentándose como eso que critica.
Sigo en spoiler.
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JordanBaus
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6 de junio de 2019
51 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que Rachel, Jack y Ashley Too sea el más flojo de los tres capítulos de la quinta temporada de Black Mirror. Vamos a decir que lo es. Pero, sinceramente, tampoco es tan malo como se está diciendo, y creo que muchas de las críticas negativas tienen que ver con que Charlie Brooker se haya atrevido a dar un personaje a Miley Cyrus.
Que la antaño Hannah Montana no es una superdotada de la actuación lo sabemos todos, pero precisamente en este episodio demuestra que, cuando quiere y tiene un material decente con el que trabajar, puede hacer cosas interesantes. Su interpretación no es mala, ni tampoco magistral, pero sí es correcta o incluso notable en algunas escenas. Por supuesto, Angourie Rice y Madison Davenport, que sí son actrices con recorrido, están mucho mejor, y ofrecen unas muy buenas interpretaciones de estas dos hermanas mal avenidas, Rachel y Jack, que terminan encontrando un frente común gracias a la muñeca Ashley Too. No conviene olvidar tampoco a una deliciosamente sibilina Susan Pourfar, como la malvada tía y manager de Ashley.
Hay cosas que no tienen mucho sentido, como la sub-trama del negocio ratonil del padre de las dos chicas, y sin duda se trata de un capítulo "menor" de Black Mirror, muy adolescente y quizás demasiado "intrascendente" para lo que estamos acostumbrados en una serie que ha mostrado cosas tan magistrales sobre la relación que tenemos con la tecnología, pero en modo alguno es horrible y sí resulta entretenido y simpático.
¡Ah! Y muy divertido el detalle final del concierto que vemos durante los créditos... más en la zona spoiler
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Sibila de Delfos
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10 de junio de 2019
48 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha ocurrido lo que más me temía desde que empezó Black Mirror, que la serie se fuera a pique por el exceso de temporadas. Ya en la temporada cuatro tuve mis dudas. Sin embargo, cuando el señor Brooker nos regaló capítulos como ‘’Hang the dj’’, ‘’Black Museum’’, o ‘’U.S.S Callister’’ mis miedos desaparecieron y respire hondo pensando que Charlie Brooker es un genio que nunca puede decepcionar ni dejar indiferente a nadie. Adoro todos los episodios desde la primera temporada hasta la cuarta. La crítica social, tecnológica, el análisis tan minucioso y puñetero que hacia del ser humano, la esperanza escondida tras episodios como ‘’San Junispero’’ o ‘’Hang the dj’’, donde Brooker cambio de registro y nos demostró que aun así puede sorprendernos, alejándose de la temática a las que nos tiene acostumbrados y dejándonos visualizar pequeños destellos de luz del alma humana que nos brindan algo de esperanza y calidez en un mundo que a veces puede llegar a ser demasiado mecánico y frio.

Me enamore de esta serie con ‘’Fifteen Million Merits’’ y nunca, absolutamente nunca por flojo que fuera algún capitulo en particular, me había decepcionado hasta este extremo.

Black Mirror ya no es lo que era, lo que recordaba, lo que me enganchaba. Ahora es otra cosa y si algo tengo claro es que estos tres episodios de la quinta temporada no son black mirror, son otra cosa. Pero eso no. Nunca. Que la genial mente de Brooker halla concebido semejante bazofia visual me parece indescriptible y terrible hasta cierto punto. No es fácil odiar este capítulo por Miley Cyrus o Hanna Montana, es que no tiene ni un poco de gracia la comedia absurda de adolescentes que intentan vendernos. No, ni siquiera es eso. Es que es el viaje disparatado hacia ninguna parte donde no se sale ni se llega a ningún sitio. Parece una roadmovie para quinceañeras tipo el club de los pijamas. No tiene ni un solo ápice de mala leche o sentido. Los personajes tal y como están caricaturizados no tienen alma, ni historia que contar, ni ningún tipo de atractivo por el que seguir mirando a la pantalla. Parece una especie de película sobre la vida de Miley Cyrus tras su boom adolescente o un análisis de los conflictos que enfrentan las estrellas adolescentes, cuyas hordas de fans comienzan a odiar cuando muestran su verdadero yo, uno más adulto y maduro.




Black Mirror solía ser una serie que te hacia quedarte sin aliento delante de la pantalla. Empatizabas con los personajes, te veías identificado en cientos de mundos distopicos que joder, parecían extrañamente reales ante tus ojos porque tenías la sensación de estar viendo un futuro inminente que te esperaba escondido sigilosamente hasta atraparte con sus tentáculos. Te dejaba boquiabierto, con la cara torcida, cavilando durante días y preguntándote hacia donde se dirigía el ser humano. Si podía llegar a existir algún tipo de salvación posible para todos nosotros o si tal vez la merecíamos realmente. Era una experiencia ultrasensorial, una droga que por más destrozado que te dejara nunca te cansabas de tomar. Y es que el viaje al que te invitaba el señor Brooker estaba a otro nivel. Uno donde nada se puede cuantificar ni cualificar. Sus creaciones eran arte, arte puro y duro. Y este capítulo, en fin…. Solo diré que olvidare muy rápido estos tres capítulos y hare como si nunca hubieran existido.


Si esto es lo que nos queda por ver, seguiré intentando creer que Black Mirror acabo en la temporada cuatro. Nunca pensé que escribiría estas líneas. Un mal día lo tiene cualquiera pero tres seguidos son difíciles de olvidar. No me queda mucho más por decir. Si tenéis un mínimo de inteligencia no malgastéis 67 minutos de vuestras vidas viendo esto. Las secuelas son irreversibles… El peor capítulo de la serie con mucha diferencia, pero es que sus otros dos compañeros tampoco están a la altura ni mínimamente.


Si Black Mirror era una droga, esto debe ser la resaca tras la rehabilitación. Y debo decir que no es nada placentera.
Nadja
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11 de junio de 2019
31 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
98/07(10/06/19) Terminado de ver el tercer y último capítulo de la serie de culto “Black Mirror”, no puedo por más que sentirme estafado, pues la los dos primeros daban síntomas claros de estar o falto de las musas para su creador Charlie Brooker, o de pereza a la hora de escribir guiones sugestivos. Una serie que fue creciendo en popularidad con el boca a boca en sus primeras tres temporadas, tanto que pasó del Channel Four británico al canal estadounidense Netflix, aumentando con ello el presupuesto, esto se nota sobre todo en los intérpretes que han encabezado a partir de entonces la serie, pero esto ha ido proporcionalmente en detrimento de la calidad. La serie tiene en su núcleo el alertar sobre los peligros que conllevan las nuevas tecnologías, su sobrexplotación, como nos aliena, lo hacía con hondura reflexiva, pero en esta temporada de tres capítulos esto ha pasado a ser algo tangencial, una percha que no aguanta el peso de la introversión, un mero McGuffin. El culmen ha sido este soporífero capítulo, parece un “Black Mirror” bastardeado, atrofiado, hecho más que por Netflix por Disney, un vehículo para su estrella Miley Cirus, donde hace de una versión idealizada de sí misma (pasó de la estrella modosita Hannah Montana de Disney a estrella rebelde sexy-provocativa Miley Cirus), donde la mayoría de recursos narrativos son relleno, apuntes que se sueltan sin sentido (que él sea plaguicida y experimente con exterminar ratones sin querer matarlos qué importancia tiene en la historia narrativamente, que la madre de Rachel haya fallecido qué importancia tiene narrativamente, que Rachel tenga tiranteces con su hermana qué importancia tiene narrativamente, que nos cuelen la baja autoestima de Rachel qué importancia tiene narrativamente, a nada de esto tiene sustancia sobre la que profundizar son esbozos que parecen irán a algún lado, cuando aquí lo que tiene importancia para Brooker es la sub trama de Ashley, donde se hace un burdo y caricaturesco análisis sobre la celebridad, la manida fotografía de una star presa en una jaula de oro está ya muy visto, y aquí no hay enfoque original alguno, en lo que se puede ver como un cuento de hadas, con princesa (la cantante), manipulada vilmente por la madrastra (en este caso su tía), teniendo entre sus hadas madrinas, además de a las hermanas a un robot con muchos rasgos a Wall•E. La directora noruega Anne Sewitsky dirige este episodio con tono naif de comedia-telefilm de sobremesa, donde todos los elementos misántropos contestatarios son domados en pos de algo comercial, todo un maremágnum de clichés, de personajes tópicos, sin matices, todo un alarde de infantilismo para una serie nacida para aleccionar desde la seriedad.

Brooker adopta enfoque dos caras en esta historia, divide su primer acto y medio entre Ashley y una de sus admiradoras devotas, Rachel Goggins (Angourie Rice). Ella tiene otra madre muerta, un padre que está haciendo todo lo posible para resolver los problemas de su humano tasador de ratones, y una hermana mayor con el septo perforado, Jack (Madison Davenport), quien es inmune a las ministraciones de música de chicle.

Brooker vuelve a tomar ideas de sus capítulos anteriores (coctel torticero entre “15 millones de méritos” y “Waldo”) en un mejunje blandengue, que parece en su inicio va a ser atractivo drama tratando los riesgos de la Inteligencia Artificial (la minirobot), o sobre la intoxicación sobre las mitomanías de juveniles, o sobre familias desestructuradas, esto se aborda en diferentes momentos del capítulo, ofreciendo esperanza de algo con chicha, pero todo esto queda en apuntes a pie de página para dar cancha a esta fábula satírica indolente, desembocando en un rush final de vergüenza ajena echándose en brazos de un episodio teenager burdo.

El capítulo se abre dualmente en sus dos primeros tercios, por un lado la historia de una fandom de una cantante juvenil, Rachel, una chica huérfana de madre, con una relación complicada con su hermana mayor, y algo acomplejada en su baja autoestima, y por otro lado está la historia de la ídolo juvenil Asley O, chica manipulada por su pérfida tía en pos de exprimirla comercialmente. Hasta que en el tramo final las dos historia se funden en una, siendo infumable este bloque. Siendo ridículo (sobre todo por todo lo que ha sido esta serie) los gags a costa del diálogo entre Asley o y el robot Ashley. Asimismo es llamativo como se expone como perniciosa y borreguil la música pop, y como rebelde y adalid de ser buena el rock-heavy metal, cuando con ese final risible lo que hace es igualarlo.

La puesta en escena resulta elegante, con brillo en sus efectos visuales, con esa vivienda futurista de Ashley, pero sobre todo quedan los temas cantados por Miley Cirus, con el “On a roll”, que suena varias veces durante el metraje, y la versión del “Head Like A Hole” de Trent Reznor de su banda Nine Inch Nails, con la que se cierra la película, y que suena durante los créditos finales.

Angourie Rice como Rachel, da deliciosamente con el rol de juvenil retraída; Madison Davenport como Jack, hermana de Rachel, cumple con su papel de arisca compañera de cuarto; Susan Pourfar como Catherine resulta una villana muy acartonada, falta de aristas; Miley Cyrus como Ashley O da bien con un papel hecho a su medida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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