Un marido a precio fijo

Con ritmo trepidante, excelente dirección de actores, diálogos ingeniosos y una ambientación (disparatada) en la alta burguesía ajena a la tragedia de la segunda guerra mundial, esta película (que nos obsequió la 2 hace pocas noches) es una agradable sorpresa para quienes ni siquiera habíamos oído hablar de Gonzalo Delgras.
El director nos recuerda a Luis Buñuel que muchos años años más tarde haría "El discreto encanto de la burguesía" pero también a Miguel Mihura, tratado con buen lenguaje cinematográfico.
Gonzalo Delgras se ríe de la censura franquista con la misma finura que Shostakovich lo hacía de sus patronos en el PCUS, con "La Edad de Oro". La película tiene escenas memorables, como la del baile "de los caníbales".

Cuesta creer que en la España exhausta y aterida de 1942 una productora se animase a mirar al otro lado del océano y considerase buena idea emular a las grandes comedias que triunfaban en EEUU, movidos, sin duda, por un afán de ofrecer cierta glamourosa evasión a un público muy necesitado de ella, aunque, en realidad, el guion de esta película se basa en una novela de Luisa María de Linares pero, no cabe duda, los guionistas tenían sus miras puestas más allá de ella.
Pero los copia pega rara vez funcionan si no van acompañados de cierto estilo personal y algo de contenido particular que pueda ser reconocido como auténtico e intransferible, una marca, un sello, que en el caso de esta película podría ser cierto aire castizo que, lejos de perjudicarla, creo que es en los momentos en los que asoma cuando la cinta adquiere algo de humor e interés.
Porque cuando lo pierde, irremediablemente nos vamos a su origen aunque no lo queramos que no es la novela precisamente.
Y estoy totalmente de acuerdo con los usuarios que me preceden, esta película es un batiburrillo muy superficial de tres obras maestras:
Sucedió una noche. La película comienza casi igual, la relación que establece la pareja protagonista es parecida y el final...Bueno, me guardo el final.
Al servicio de las damas. Ese inicio va derivando a esta segunda comedia donde también pretenden criticar la frivolidad y ociosidad de la clase burguesa, al mostrarnos sus ridículas diversiones, ( aquí también nos regalan una absurda gymkana ) mientras vemos a la protagonista desembarazarse de su disfraz de Claudette Colbert para ir transformándose progresivamente en Carol Lombard y a Rafael Durán pasar de ser Clark Gable a William Powell.
La fierecilla domada. No me parece mala idea tampoco esta deriva a la comedia de Shakespeare aunque, para mí, es lo que peor funciona. Al fin y al cabo, se le podría considerar el inventor de las screwballs ¿no?.
Lo malo es que no basta con el apoyo de estas tres magníficas historias. Las buenas interpretaciones son imprescindibles en películas de estas características. Los diálogos son buenos, incisivos, certeros y rápidos. La interpretación debiera ir en consonancia y aquí no es así. Carecen de frescura, espontaneidad y naturalidad. Rafael Durán tiene un pase pero Lina Yegros no está a la altura por mucha belleza que exhiba. De los secundarios ni hablamos.
En cuanto al ritmo, rapidísimo, carece de sentido. No consigue esconder la falta de lógica y la superficialidad de la relación de los personajes.
Porque, vamos a ver señores...¿ Quién dice que una screwball ( comedia alocada o absurda ) no contenga en su argumento una lógica intrínseca que la llene de sentido?. Pues eso es lo que he echado de menos en ésta. Tres películas en una no hacen una cuarta buena, por lo menos, en este caso.
A pesar de ello la he seguido con cierto interés. Tiene algunos momentos buenos y me ha resultado grato ver este tipo de comedia hecha en estas latitudes. Un buen intento. Y hay que reconocer que han sabido coser bien las tres historias.

Esta película no deja de ser una adaptación de "La fierecilla domada", la famosa novela de Shakespeare. Como la obra es de hace tres siglos, necesitaba ser actualizada y revisada para captar al público coetáneo, estirar la duración, y enrevesar un poco trama para que no quede tan sosa.

Como todas las comedias del franquismo, con el censor pegado a la chepa, la película peca del buenismo de sus personajes, cosa que particularmente me da mucho repelús.

Hoy en día el protagonista se enfrentaría a muchísimos años de cárcel por rapto, acoso e intento de violación.

Con perdón de "Nebraska" (2013), tras "Venus era mujer" (1948), seguimos con la comedia de enredo tipo screwball pero a la española, cambiando Hollywood y Nueva York por Barcelona y Mallorca, que es donde se ha rodado "Un marido a precio fijo". Por lo demás, trata de mantener el mismo glamour y el retrato de ambientes lujosos del género, todo muy de manual. De hecho a Gonzalo Delgrás le ha salido un cruce no muy original entre "Sucedió una noche" (1934) y "Al servicio de las damas" (1936), es que es muy parecida a estas dos, mas con un toque racial que anticipa a "La fierecilla domada (1956), pero sin pasarse de la raya.

Dicho esto, aunque de lo apuntado pudiera deducirse que es un corta y pega tampoco lo es porque si los ingredientes son los mismos, la forma de prepararlos cambia. En cualquier caso, "Un marido a precio fijo" se ve con agrado porque es graciosa, especialmente el protagonista Miguel (Rafael Durán) es de lo más irónico, y la suplantación de identidad siempre da mucho juego. Pero también, que no termina de sacarle punta a la trama que a veces se desvía y otras se deja algunos cabos sueltos. Además la "lección" de feminidad de Miguel, aunque tiene su gracia, no viene a cuento porque no entra para nada en el acuerdo matrimonial.

Comedia de enredo que parece filmada sobre un escenario teatral con actores de teatro y diálogos veloces como disparos de ametralladora.
La trama recuerda bastante "La fierecilla domada" de Shakespeare, donde Estrella Vilar (Yegros) es la millonaria princesa del Betún sintético que hace el papel de Catalina, y Miguel Rivera (Durán), un ladrón de poca monta sería ese Petruchio ambicioso y despreocupado que le da la réplica adecuada cuando aquella le plantea abiertamente "O mi marido o la cárcel" y quedará eclipsado al principio como un mero "Millonario consorte", un simple marido a plazo fijo.
El guion y la realización, como hemos dicho, demasiado teatralizado todo, histriónico, con golpes cómicos poco elaborados. Acción a toda velocidad, casi atropellada.
Se salva un poco por el análisis de esa alta sociedad de las revistas de papel cuché, inexistente entonces en España (estamos en 1942), que viaja en primera clase en trenes prácticamente vacíos, vive en casas superlujosas de Madrid, Palma de Mallorca o en refugios pirenaicos.
Inefable el baile del Caníbal ellos con frac y ellas con grandes galas, la gimcana automovilística por la isla de Palma, el raid con avioneta desde la playa hasta la alta montaña o la presencia de la prensa rosa en los trenes por parejas al modo de la policía secreta.
Personajes lógicamente muy superficiales. Correctas interpretaciones.
Interesante para conocer cómo no era la sociedad española de la época y como intento para trasladar aquí la alta comedia americana.
Dentro de sus limitaciones, recomendable para estudiosos de la historia del cine cómico hispano y para pasar un rato distraído sin mayores pretensiones.