El mutilador de rostros

Un caso sin complicaciones para el espectador. Una trama que se divide en dos a petición del taxista un James Franciscus que del elenco sería el que más prestigio alcanzara. Un modesto thriller pero narrado con orden, algo que podría llamarse sentido del humor y una rudimentaria psicología. Correctos planos y un inicio asombroso que te deja fuera de juego, al menos un poco, un asaltante que imprime su marca en el rostro de las indignadas mujeres como si fuera El Zorro del barrio. A medida que avanza la película veremos la modesta realización y es que rastreando el camino descubrirás que hay un cine que no es malo pero tampoco es importante; las películas humildes no molestan a nadie y esta será humilde pero no aburre y cuenta con momentos de tensión, de una tensión suave que no llegará nunca a inquietar. Al final un caso que para la época podría ser atrevido pero por ejemplo, Colombo para resolverlo no le hubiera hecho falta ni bajarse de su Peugeot del año de maricastaña.

William Berke: fue director, productor, guionista, actor. En 1918'. Debuto como actor, participando en 5 filmes ese año y un total de 17 películas mudas. La mayoría western. Con el pseudónimo de William Lester.
Participo en unos 79 guiones, unas veces como autor de la historia original, otras como adaptador. La primera en 1922'. Como productor contribuyó en unos 80 títulos. Muchas veces, como productor asociado. Muchos de ellos western, también. Finalmente, dirigió 96 filmes. Destacan " Dick Tracy " 1945' y " I shot Billie the Kid " 1950'. Trabajo también en series televisivas.
Murió, en 1958', con las botas puestas. En los Ángeles, mientras rodaba " The lost missile ". De un infarto de miocardio, en el plató. El rodaje lo concluyó su hijo. Breve semblanza de este olvidado creador cinematográfico. Dedico toda su vida al 7 arte. Siendo polifacético y prolífico.
La que hoy nos ocupa "The Mugger". Fue su penúltimo filme, en ese año 1958'. Rodó, 4 películas más. Contando la que palmó mientras rodaba.
Entretenido policíaco. Filmado con más oficio que presupuesto. El guión esta construido de manera que no aburre ni se hace demasiado previsible. Algún toque de ligero humor y una historia que no deja huella pero hace pasar un rato ameno. Para aquellos que conciben el cine como mero entretenimiento. Aconsejable policíaco.

El interesante argumento de E. Hunter no encuentra en el guión de H. Kane la suficiente vehemencia para desarrollar todo su potencial y tampoco W. Berke sabe imprimir a la acción el vigor narrativo que la ocasión merecía.
Así las cosas, la película se convierte en una propuesta algo deslavazada.
La acción transcurre con mayor blandura de lo conveniente pero hay que reconocer que posee un buen ritmo discursivo y un verdadero interés por parte de todos los implicados en sacar la obra adelante.
También la interpretación es muy correcta.

"-¿Me dejas ver tu pistola?
- Claro.
- Vaya, la llevas completamente cargada.
- Es que cuando llueve llevas paraguas".

Convencional pero entretenido policíaco, clara serie B, representativa del cine que enlazaba el clasicismo de los años cincuenta del siglo XX con las nuevas tendencias crimino/psicológicas del los sesenta.
Se adapta la novela de Evan Hunter (Ed McBain), que supongo será más interesante que el propio film, un film que sigue bien pero que resulta rutinario en su realización.
Es modesta en cuanto a ambición y presupuesto y ello se nota en el resultado final, que es competente, va de menos a más, pero se olvida con cierta facilidad.
No hay nada que quede en la memoria mucho tiempo y sólo la estupenda fotografía en blanco y negro de J. Burgi Contner destaca sobre el resto.
Normalita, al menos está hecha con cariño y dedicación.

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Un misterio que promete.
Un atracador que no roba por dinero y deja su rúbrica acuchillando el rostro de las féminas atacadas sin que medie ninguna agresión sexual ni de ningún otro tipo.
La fauna urbana es muy variada y la policía no ha tenido más remedio que adaptarse a los nuevos tipos de criminales que cada vez son más sofisticados y sus motivaciones más oscuras y retorcidas.
Así que, de los racionales y metódicos policías de antaño, los de sota, caballo y rey, huellas dactilares, colillas en los alrededores y la infalible pregunta, ¿a quién beneficia el crimen?, se ha tenido que pasar a fichar a psiquiatras, curas, parapsicólogos y no se sabe cuántas extrañas profesiones más para poder atrapar a todos estos delincuentes que, por no saber, no saben ni ellos mismos por qué hacen lo que hacen.
Ken Smith es el policía indicado para ello. Un psiquiatra con placa es lo que precisan para tratar de detener la oleada de atracos que sufre la ciudad. Para ello será preciso crear un perfil psicológico del atacante obtenido a través de las vagas declaraciones de sus víctimas.
Podríamos decir que el inicio se encuentra lleno de promesas que no se llegan a cumplir ya que nos harán seguir la investigación, paso a paso, lo mismo que el investigador, lo que nos va a llevar a seguir pistas falsas, anécdotas triviales de comisaría y pequeños giros y subtramas poco o nada interesantes para el espectador que va a estar mucho más implicado en querer conocer todo lo que atañe al criminal. Cómo es, por qué hace lo que hace, cómo se va gestando su perfil y la manera de cazarlo, por lo que las rutinarias pesquisas policiales secundarias se nos van a antojar sobrantes y algo cansinas.
También cabe lamentar que la resolución tampoco se presenta brillante ya que su detención tampoco se puede achacar al mérito del ingenio del psiquiatra ya que precisará la ayuda de un lumbreras restaurador que, este sí, se quedará conmigo con sus increíbles dotes deductivas cuando los policías acudan a su restaurante y aquel les sirva al criminal en bandeja.
Por contra, me ha resultado bastante interesante la trama paralela que se desarrolla cuando un taxista amigo del psiquiatra, le pide que visite profesionalmente a su cuñada, cuyo comportamiento les tiene muy preocupados a su hermana y a él.
Ahí si que se desarrolla cierto misterio interesante, turbio e inquietante, con el vecino enamorado que, al parecer, se pasa todo el día metido en casa de ellos a pesar de que la cuñada le da puerta sin contemplaciones y que entroncan bastante bien con la trama principal al sugerir que el secreto que ésta oculta, se encuentra relacionada con los atracos.
Pero otra vez la cagan al resolver este segundo misterio de manera casi casual, !eso no se hace!. Si desde el inicio la película propone una investigación policial y nos hacen seguirla al milímetro, no se puede dejar que el azar la resuelva como quien no quiere la cosa. ¿Para eso hemos puesto a mojar nuestras neuronas?.
De todos modos, el final cobra cierto impulso y resulta satisfactorio y también la trama consigue mantener nuestro interés aunque no sea más que porque no se sabe cómo acabará todo esto. Entretenida aunque no superior.

PD :No he mencionado la presencia de una mujer policía, la única del departamento al parecer, cuyas tareas se revelan casi más peligrosas que las de los hombres, ya que su labor consiste principalmente en infiltrarse en determinados ambientes para cazar infraganti a los sospechosos prestándose como cebo para ellos. Un aspecto a tener en cuenta para la época.