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Su excelencia el embajador

Drama Un embajador americano (Marlon Brando) llega a Sarkan, un país del sureste asiático, donde parece inminente el estallido de una guerra civil. El país está dividido y existe una gran inquietud política porque los comunistas controlan casi todo el territorio; además, el pueblo desconfía del primer ministro Kwen Sai. El gobierno de los Estados Unidos invierte cuantiosos fondos en la construcción de una carretera que permitirá explotar el ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
13 de mayo de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba una mayor decepción con esta película.
Sí, es de trazo grueso, falaz, partidista y reprobable, se rodó en plena guerra fría y esto marca la función, pero también tiene una secuencia final mínimamente redentora, una narración ágil y una primera hora en donde Brando reina, y ver a Brando reinando es todo gozo. Y cuando finaliza uno acaba quedándose con eso por encima de otras consideraciones.
Una de las mejores obras menores de la filmografía del más grande, sin duda, y el mérito es todo suyo.
Peter Gabriel 77
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21 de marzo de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por cortesía de BTV, una película olvidada y difícil de ver, con el doblaje original de la época. La vi porque... ¿por qué iba a ser? Por Marlon, of course, la respuesta es obvia. Me faltaba en la colección. Pues bien, Su excelencia el embajador (El americano feo es el título original) es un cobarde, astuto y mezquino alegato a favor de la intervención en Vietnam (y en donde sea, que para eso somos ciudadamos del imperio), justo antes de que se produjera. Eso sí, disfrazado bajo una pátina de liberalismo que anima a distinguir entre comunismo y nacionalismo. Lo último es tolerable, lo primero ha de ser arrancado de raíz de inmediato. La historia es predecible, la interpretación de Eiki Okada (Hiroshima mon amour) es de juzgado de guardia, y Marlon suda mucho, muchísimo, de modo que en una escena se le corre el rímel y todos nos ponemos a reír. En cuanto a sus prestaciones, a medida que avanza la película (ignoro si se rodó en orden cronológico) da la impresión de que se la suda más y más. El veteranísimo Frank Skinner aporta una banda sonora con abundantes citas orientales y, en general, la película se ve desfasada y anacrónica casi 50 años después, aunque como documento histórico tiene su miga.
Eduardo
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17 de abril de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante el miedo a los comunistas, ante el choque de bloques, la mejor manera de reaccionar para la mayoría en esa época era la de no esconder la posibilidad de un enfrentamiento directo si fuera necesario. Suena patético, suena detestable y produce un rechazo enorme saber que los yankees y su maquinaria de propaganda han hecho de las suyas durante toda su existencia como país. Miedo a los rojos, miedo y enfrentamiento. Sus valores ya los conocemos y para eso llaman a la carretera que quieren construir en ese país del sudeste asiático "la carretera de la libertad", porque ellos son los que abanderan ese concepto universal en contraposición al comunismo, que vienen a significar el contrario. Todo por la patria, incluso más allá de sus fronteras.

Suena patético y lamentable, suena y es detestable. Sin embargo, "Su excelencia el embajador" no es mala película, y no sólo porque aparezca el coloso Brando, es buena porque engancha y quieres ver más y más. Podemos juzgar su discurso y situarnos en contra, podemos despreciar cada una de las palabras que suelta ese embajador, que se adueña de la situación de ese país alegando al poder de no sé qué flota ni qué ostias de ejército preparado para un despliegue inmediato si hiciera falta. Lo de siempre, haciendo turismo mientras se invade un país, en Corea, en Vietnam, Irak, la pequeña Granada, Cuba y donde haga falta... Ellos pueden y deben salvar al mundo de los malos porque defienden los valores justos y la moral recta.

Bueno, "Su excelencia el embajador" puede que quede algo caduca, pero es muy interesante, aparece Brando con ese bigotito y recibes una bofetada de buen cine. Mensaje caduco, reflexión a la papelera. Pero entretiene.
Luisito
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18 de noviembre de 2006
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los muchos films que condenan el comunismo, surgidos en norteamérica durante la época de la guerra fría. En este caso ambientado en Thailandia, en donde el recién llegado embajador americano (Brando), unido por una gran amistad a un líder revolucionario del país, se ve envuelto en una revuelta, que consigue enfrentar a los dos amigos, que acaba en una invasión por parte de la potencias comunistas.
Sencillo film con una simple trama en donde lo mejor es la presencia de Brando.
o0_oscar_0o
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1 de abril de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
44/07(12/03/16) Fallido intento de reflejar en un film la compleja política exterior de USA en el tercer mundo durante la Guerra Fría, se agradece no sea un simple panfleto propagandístico al servicio de dar pábulo a la Guerra del Vietnam y la que ayuda del ejército estadounidense, pretende dar voz a todas los contendientes, pero se queda en la superficie, no ahonda en las raíces y motivaciones de unos y otros, queda en inocente propuesta. Se basa libremente en un best-seller, “The ugly american” (título guiño a la novela de Graham Greene “The american quiet”) de 1958 de Eugene Burdick (“Fail-safe”) y William Lederer, de gran repercusión entre los políticos americanos. Dirige el debutante en un largometraje George Englund (especialista en la tv), el guión de Stewart Stern (“Rebelde sin causa”) adapta el libro de modo en que solo se mantienen el escenario geopolítico, el título, y la idea de que USA se muestra torpe y arrogante en el extranjero, el resto es solo un esbozo de una obra mucho más compleja, con multitud de escenarios y que aquí simplifican en bastante. Su línea argumental (nada que ver con el libro) es similar a "Ben-Hur”, dos viejos amigos que se rencuentran tras muchos años, uno es el Imperio (USA), en la de romanos Mesala, aquí el embajador, y el otro el oprimido, Ben-Hur, aquí Deong, tras un encuentro que comienza con gran regocijo deriva en un duro enfrentamiento, lo dicho, muy parecido.

La cinta aborda en un tono bastante simplista como USA intentaba ganarse para la causa Capitalista a países del tercer Mundo con muchas necesidades y que casi siempre esto era apoyándose en dictadores títeres de su poder, como sucedió en Vietnam o Malasia en los años 60, la primera la perdieron tras una guerra cruenta donde los estadounidenses desde sus hogares no pudieron soportar el goteo de ataúdes llegando a su país desde un conflicto que no entendían, el segundo país la represión supuso un genocidio de más de un millón de comunistas e indeseables para el régimen (cifras oficiosas), reflejado con gran pulso en los documentales de Joshua Openheimer “The act of killing” (2012) y “The look of silence” (2014). En este film se expone de modo bastante lineal como los estadounidenses y sus enviados a estos países no se empapan del país de su cultura, de su problemática, y esto puede verse como una señal de alerta para la invasión soterrada del Vietnam por parte del ejército USA, de que había que saber cómo eran y que necesitaban antes de venderles el simplista mensaje de que los comunistas son “malos”, entiendo no es un mensaje de no intervención en Indochina pues dejan a las claras que los malos malísimos, o sea, los comunistas soviéticos, chinos y demás “villanos” esperan con la mandíbula abierta para devorar lo que los USA dejen. Entiendo es un panfleto de carácter liberal para que se haga distinción entre nacionalistas, ejemplo Deong, y comunistas, los “malos” del Norte (que poco sutiles en la referencia a Vietnam del Norte).

Expone la historia la ingenuidad con que los americanos “buenos”, como el embajador, se creen en posesión de la verdad absoluta, siempre dentro de su buenismo cándido, exhibido con dosis de arrogancia petulante, ello para afrontar problemas complejos siempre es mal enfoque. Y es que el embajador es el exponente de lo que es el guión, una visión limitada, acortada, y acartonada, es destacable que se critique a los estadounidenses, pero lo hace en un tono de condescendencia fatua. Asimismo es positivo se intente dar alma al tercer mundo, no solo a sus gobiernos, se habla de sus temores a las injerencias extranjeras que se ven como una invasión y colonización, que además solo servirá para apuntalar al déspota de turno en el poder, una marioneta del Imperio, y como si estos pueblos se sienten oprimidos se pueden echar en manos del enemigo de mi enemigo y en esta época era la URSS, de hecho el embajador MacWhite es reflejado en el film como un cónsul romano, con poder cuasi-absoluto, se reúne cuando quiere con el primer ministro y le llega a mandar el cambio de rumbo de la conflictiva carretera. En esto tiene mucho del Vietnam, de Indochina se fue derrotado el Imperio francés y entro a ocupar su lugar otra potencia, en Sarkhan echaron al Imperio nipón y llegó de modo sutil el estadounidense.

La dirección de Englund resulta un tanto deslavazada, no termina de cogerle el tono a la historia, alterna momentos de fuerza emocional con otros de acción regularmente resueltos, queda espectacular el cuasi-linchamiento del embajador en la llegada al aeropuerto por parte de una turba enloquecida, pero no te crees en una dictadura no hayan militarizado el perímetro con tantos manifestantes, inverosímil, como la otra escena de acción, la del ataque rebelde a la inauguración de obras de la carretera, mucha energía y vigor, pero no te crees ese arrollamiento insurgente cuando el Rey está presente, donde está su séquito de guardaespaldas? Cuando se sabe hay un levantamiento latente en la nación. Es un relato que discurre de modo desequilibrado, con momentos que se sienten metidos con calzador, como los americanos que han montado un hospital, había que meter un elemento de bonhomía USA.

Es una historia de buenas intenciones, que intenta que el espectador reflexione sobre el intervencionismo USA en el tercer mundo, pero los hace con recursos livianos, una cinta con muchos diálogos, y con poca acción, que llega a sentirse largo su metraje. Se hace un fresco plúmbeo, tanto que nos hurtan elementos fundamentales, como que la CIA estaría infiltrada con sus espías y “soplones”, o como que los rebeldes se quejan de la “invasión” USA pero nunca se ve atisbo de presencia militar estadounidense, quizás para dar mejor imagen de los americanos, pero se entiende Sarkhan es Vietnam, y aquí si estaba el ejército USA, con sus cuarteles y aeropuertos militares, un tanto confuso estos argumentos de los insurgentes si no se siente esta presencia militar extranjera... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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