El barbero de Sevilla

Esta es una de las películas que propiciaron una molesta rivalidad entre Estrellita Castro e Imperio Argentina aunque desde luego esta rivalidad surgió a través de la actitud de Imperio Argentina al decir que Estrellita no había triunfado como ella durante su paso por Alemania. Y sin embargo las películas que la Castro interpretó en Alemania resultan ser levemente superiores a las de Imperio Argentina en dicho país. Benito Perojo crea un espectáculo decoroso donde el buen gusto de los decorados y de los ambientes reflejados se combinan con agradables canciones y una cierta gracia en los diálogos. A propósito de los diálogos llama bastante la atención la malicia que desprende una frase que le dice Miguel Ligero a Raquel Rodrigo ya que le comenta algo así como que si estando solos ella le pone esa sonrisa al poco tiempo ya no están solos. Es sin duda una frase algo atrevida para la época por lo que da a entender. Ligero y Rodrigo están muy acertados en sus papeles y eran estrellas entonces al igual que también se mueve con bastante gracia Roberto Rey sin olvidar a Fernando Granada y Tina Gascó ni a la ya mentada Estrellita Castro que no bajó el nivel de simpatía en las otras dos películas con Perojo en Alemania "Suspiros de España" y "Mariquilla Terremoto". "El barbero de Sevilla" es ideal para paladares clásicos y puede ser recordada con cierto agrado sin duda.

Ya Perojo, en 1934 con La Verbena de la Paloma, demostró que sabía rodar como pocos en su tiempo.
Aquí lo mismo. Al principio hay más de cinco minutos en los que solo suena la música de Rossini y gente pasando de una habitación a otra, donde demuestra un sabio manejo de la cámara.
La trama no sigue exactamente ni la obra de Beaumarchais ni la ópera de Rossini, sino que la adapta para el lucimiento de los actores y actrices de la época, Estrellita Castro y Miguel Ligero, muy populares entonces.
Puede gustar o no el estilo, pero Estrellita tenía una voz prodigiosa y una entonación sin un solo fallo. Aquí canta, entre otras, La Tarara, Su caracolillo en la frente y en la cara, que era como su DNI, queda antiguo, claro, como todas las modas,,,cuando pasan.
Lo más flojo es el guión y los diálogos, demasiado teatrales, en el mal sentido, porque también lo eran, y en el buen sentido, los de La verbena de la Paloma. Estos resultan, casi siempre, muy poco inspirados, faltos de gracia. Son del mismo Perojo, que aquí no estuvo afortunado.
Sin olvidar a Raquel Rodrigo y la excelente interpretación que hace de Una voce poco fa.
Y la película es de 1938, aún en la adolescencia del cine. Siempre interesante como documento histórico. Una de las primeras películas musicales, con un matiz propio que áún no copiaba al cine americano.
Interesante la presencia de Alberto Romea, que tan larga carrera haría como secundario.
Hay un detalle curioso: en una vidriera aparece el acrónimo No-Do, que no es el noticiario franquista sino algo que forma parte del escudo de Sevilla,y que al parecer se refiere a que Alfonso X habría dicho, sobre la fidelidad de la ciudad: NO (me ha deja)DO.

Tiene algún diálogo simpático, alguna réplica ingeniosa, hasta hablan en verso en ocasiones, y hay alegría, buen humor y relajo. Pero no da para mucho y no tiene ningún sentido su larga duración; el argumento es nimio, su desarrollo, perezoso y pueril y se detiene innecesariamente, se atasca, se interrumpe y atolondra varias veces sin motivo serio. Es pesada y un poco lerda.
Me gustó la Estrellita, sus coqueteos más que sus cantes, también algún momento del gorrón comilón y poco más. El resto es pintoresquismo arcaico, un tanto apelmazado y bastante simplón. Es más el cariño que te despiertan que en verdad lo que te ofrecen; un blando martirio, entendible y perdonable, no reivindicable.

La verdad, que para ser una película española de aquella época, tiene bastante recursos técnicos. Se nota la mano de Alemania. Ummmm 1938... España y Alemania.... es sospechoso.

En plena Guerra Civil, esta película está claramente hecha para olvidar por los momentos que España estaba pasando. Un clásico de los clásicos en película, seguramente tendría éxito o la gente quería eso, evadirse un poquito de la realidad.

Está bien, un musical decente con bastante calidad técnica. Pero a mí no me ha atraído mucho esta historia, que para mi gusto está muy teatralizada, y es que los inicios del cine español se notaba que había mucha influencia del teatro (es diferente interpretar en un teatro que con una cámara).

Se ha versionado en bastantes ocasiones pero la original es ésta. Benito Perojo era por aquellos, junto a Florián Rey, los amos en la dirección de películas.

Lo que no alcanzo a comprender es por qué la mayoría de películas editadas hasta ese año en España tenían el género musical como protagonista. Lo poco gusta y lo mucho cansa, pero entonces parece que no. En esta película no es abusivo este asunto, pero también tiene su notoriedad.

La historia es amena y divertida, y se mueve con un ritmo adecuado, no cansa, se ve bien, aunque el argumento es bastante simplón y los personajes interpretan muy pegados a las formas y maneras del teatro, parece bastante influido por este.

Los diálogos son bastante curiosos, los piropos llaman la atención y sí que destacaría la intepretación de Estrellita de Castro, que me parece, ahora que la estoy conociendo, y siguiendo su carrera, una actriz bastante completa, y con una voz muy agradable. A mí me ha parecido una interesante película que le da para un 6.