The Undying Monster

Brahm se apunta un tanto en la lista de películas de horror que tanto proliferaron en los años 30 y 40, al añadir este magnífico cuento de sólo ! 63 minutos ! cuya belleza en la fotografía y la ambientación me ha dejado entusiasmado.
Con una romántica y lúgubre atmósfera, hermosos y escarpados acantilados, zigzageantes senderos, árboles retorcidos y sinuosos y una espesa neblina que lo envuelve todo, una imponente mansión se alza en lo más alto del acantilado; la mansión de los Hammond.
El arranque es verdaderamente bello y sorprendente, incluso audaz. Nos van a instalar al instante en la atmósfera, con unos cuantos planos y conoceremos a la protagonista Helga Hammond y la extraña leyenda que pesa sobre su familia, que ella se empeña en descartar, bajo la cual todos los miembros de su familia mueren en terribles circunstancias atacadas por un ser sobrenatural.
Sin embargo, esa misma noche, su hermano Oliver sera atacado junto con su ayudante en el sendero de la costa, avivando de nuevo los rumores de la vieja leyenda y Helga, acudirá a las autoridades para que inicien una investigación.
Aquí la cinta toma el derrotero de una historia de detectives con la aparición de un criminólogo decimonónico, de métodos increíblemente modernos, una especie de CSI a la antigua ( es muy curioso ver cómo trabaja en su laboratorio) o un Sherlock coetáneo, que tratará de resolver el misterio de una forma científica y racional.
No nos faltarán multitud de sospechosos, el supersticioso mayordomo y su esposa, el cazador furtivo, la criada..., aunque el personaje más interesante será el doctor y médico de la familia que ! atención !, descubriremos que es especialista en enfermedades nerviosas. Una especie de psiquiatra a la antigua y , además, enamorado de la protagonista.
Aunando los dos estilos, fantasía sobrenatural y misterio detectivesco, Brahm nos va a regalar con algunos momentos muy hermosos, junto con algún patinazo que otro ( los diálogos se apelotonan mucho, tienen que explicar mucho en muy poco tiempo, la ayudante del detective, que pretende ser cómica, resulta en ocasiones estridente...), pero el conjunto no desmerece de otras del género, siendo una buena opción para pasar una agradable hora de misterio, horror y fantasía visual. ( spoiler)

Antes de comenzar con los filmes colorizados de Lon Chaney Jr, he creído conveniente recordar su filmografía BN, y esta es de las más olvidadas con la productora 20th Century Fox, junto a Werewolf of London 1935 y She-Wolf of London 1946 de la Universal Pictures.

A pesar de ser Estadounidense, mantiene un aire Británico que siempre disfruto en ver, con una casi la totalidad de actores Ingleses similar a Werewolf of London 1935, en una versión londinense retro y oscura, me deja conforme esta sencilla trama sobre la prestigiosa, adinerada familia Hammond, con un pasado familiar lastrado, trágico, siniestro, asesinatos y suicidios que se remontan de las Cruzadas, investigaciones Scotland Yard (cuerpo establecido en 1829).

Con el admirador de Sherlock Holmes, Holmes Herber, y Heather Angel, todo un referente femenino en el cine británico, elogiable atmosfera, suspenso, escenografías, pero sin sobresaltos y predecible.

Alejados de los monstruos de la Universal, también otras compañías - en este caso la Fox- intentaron hacer sus películas de monstruos. Y con el hombre-lobo hay barra libre, ya que no surge de una novela determinada, sino de leyendas y distintas novelitas como es el caso. Este filme tiene su encanto y se debe, sin duda, al buen hacer de John Brahm, un mago alemán en esto de crear atmósferas turbadoras. Brahm fue un exiliado que vivió la época del expresionismo en su tierra y le dejó huella. Esos maravillosos escenarios "exteriores" rodados en un estudio, al estilo de los del "Frankenstein" de James Whale, ya predisponen al espectador de que algo siniestro se esconde en ellos, y esa lóbrega y espeluznante casa, iluminada con velas ...

La historia en sí es predecible y la introducción de dos detectives de Scotland Yard -detective y ayudante chistosa y algo cargante- con sus pruebas científicas y el estudio de pistas, le reviste de un toque objetivo, racional y analítico que no suelen tener estas películas, aunque tampoco le faltará su toque paranormal. Los intérpretes son convincentes y el monstruo ni se ve, casi parece la historia de "El perro de los Baskerville".

Merecería mayor reconocimiento en esto de los monstruos de los años 30 y 40. Quizás no lo tiene porque el monstruo casi ni se ve.

Entretenida "peliculita", y si la defino así es tanto por su corta duración, apenas algo más de una hora, como por el recuerdo que queda tras su visión: prácticamente ninguno.
Y es que es fácilmente olvidable dado que no tiene ninguna personalidad y eso que su realizador es John Brahm, director que algo más tarde conseguiría alguna obra relevante que hizo se tuvieran grandes esperanzas con él. No se cumplieron del todo, pero ahí quedan varios trabajos excelentes en el largometraje y como director de capítulos de series exitosas de televisión como "Caravana" "Bonanza" y/o "Los defensores" por sólo citar alguna de ellas.
En esta ocasión se pasa el ratillo pero, aunque la historia es muy interesante, la narración es normalita y todo queda, hasta el final, en una cinta de intriga criminal policíaca, de más bien escasa relevancia.
No llega a aburrir pero tampoco es para echar cohetes en el estricto sentido de entretenimiento.
Se ve y se olvida de la misma, esa es la verdad.