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Los amores de Anaïs

Romance. Comedia. Drama Anaïs tiene 30 años y es inestable en lo económico y en el amor. Tiene un novio al que ya no ama. Anaïs conoce a Daniel, quien inmediatamente se enamora de ella. Pero Daniel vive con la escritora Émilie, y Anaïs se queda prendada de ella y de su seguridad en sí misma.
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
5 de marzo de 2022
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anaïs (Anais Demoustier) es una mujer acelerada. Nos es presentada corriendo. Cuando habla, parece que atropella a los demás. Habla a una velocidad tal que, en ocasiones, no tiene en cuenta lo que dicen, ni si les importa lo que ella dice, como a su casera, a quien lo que le preocupe es que le pague los dos meses de alquiler que le debe y no sus problemas sentimentales, o a la pareja coreana a la que sub alquila ese piso, que ni siquiera le entienden, porque no saben nada de francés. Anais parece que va con el piloto automático, como si su vida estuviera amenazada por un incendio inminente. De hecho, la casera la suministra un detector de incendios. Anais no soporta dormir con nadie, aunque acaben de haber hecho el amor, porque no soporta sentir a nadie, porque parece que la cercan. Necesita su espacio. Tampoco soporta los sitios cerrados, motivo por el que, incluso, es capaz de subir dieciséis pisos andando porque no lo quiere hacer en un ascensor de reducido espacio. Anais parece que se ahogara, por eso corre, y atropella, y se fuga. Si su anterior pareja le abandonó porque ella fue inflexible con el hecho de no soportar dormir con nadie, quedará decepcionada con su siguiente relación, un hombre que le dobla la edad, Daniel (Denys Polyadés), porque no es tan apasionado como imaginaba. Alguien que vive con esa urgencia, como si sorbiera cada segundo, o pensara que su vida se fuera a desintegrar en cualquier instante, quizá imaginaba que un hombre ya en su declive viviera con más intensidad una historia pasional por su consciencia del paso del tiempo.

La narración de Los amores de Anaïs (2022), la opera prima de la cineasta francesa Charline Bourgeois-Tacquet transmite, afinadamente, con su montaje esa premura de tiempo vital que supera a la misma Anaïs, como un azogue incontenible, un apetito vital de saltimbanqui que no entiende las actitudes de quienes prefieren clausurarse, como Daniel, quien, cuando la invita a su hogar, sugerirá, en principio, que hagan el amor en el dormitorio de su hijo, compartimentando espacios con respecto al que comparte con su esposa. Anaïs comprende en ese momento que ella será relación supletoria, un espacio en los márgenes, a los que la restringen como un espacio comprimido. Anais, en cambio, se fascina con la imagen de un rostro que no se muestra, sino que se insinúa, el plano de la nuca de la esposa de Daniel, Emilie (Valeria Bruni Tedeschi), que vagamente deja entrever su perfil. Es la vida que no se ve del todo, como ella se siente que no está presente en su propia vida vida, motivo por el que no deja de correr, porque se siente atrapada, enclaustrada. En los libros de Emilie, escritora, se sentirá reflejada. Es como verse a sí misma en un futuro, veinticinco años después, pero con el importante matiz diferenciador de haberse liberado de esa esa abrumadora urgencia de vivir cada instante como si pudiera ser el último.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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7 de marzo de 2022
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El aire desenfado e informal que tiene la película es uno de sus mayores encantos.

La millennial Anaïs, maravillosamente interpretada por Anaïs Demoustier, es alegre, atropellada, impulsiva, soñadora, romántica, vaga a la hora de trabajar, mentirosilla, juguetona y encantadora.

Ella es el centro de la película. Busca el amor y lo encuentra en una escritora de más edad, otra mujer maravillosa, Emilie, a la que da vida la formidable Valeria Bruni Tedeschi. No podría imaginar mejor pareja.

El aire despreocupado del film me recuerda el estilo de ciertas películas de la nouvelle vague.

Es también una reivindicación de la libertad y del amor irreflexivo pero inspirador.

Una estupenda película, muy francesa.

Mi puntuación: 7,88/10.

Chistes y críticas en holasoyramon.com
holasoyramon
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17 de enero de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los amores de Anaïs no son los que el público espera.
Quizás ni siquiera la propia protagonista se los espera.
Charline Bourgeois-Tacquet debuta en la dirección con una comedia romántica muy francesa, en la que la protagonista lleva una vida de capa emocional, que vive con pasión, sin mucho raciocinio, entregada al hedonismo y sin medir mucho las consecuencias. Y ese es el encanto de la cinta y del personaje, a quien da vida una excelente Anaïs Demoustier, a quien acompaña la veterana Valeria Bruni- Tedeschi (hermana de Carla Bruni, sí). Brutal química la que tienen ambas actrices, y excelente y valiente la decisión que toma la directora sobre sus personajes.
Una película muy correcta y entretenida.

Lo mejor: Si encanto y las interpretaciones de Demoustier y Bruni- Tedeschi.
Lo peor: Tampoco es una obra maestra, y se puede adivinar fácilmente lo que va a ocurrir.
Sibila de Delfos
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17 de enero de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anaïs, trasunto de la directora filtrado por la comedia según la misma, es un vendaval que arrasa con todo consciente de que su momento es ahora y efímero. La curiosidad y la pasión la empujan sin freno, sin mirar atrás, sin limites ni convenciones, sin pausa para una reflexión que ejercería de lastre vital, sin miedo a las consecuencias en un egoísmo consciente que acepta los daños colaterales.

Anaïs es mujer en la treintena, época de ansiedad existencial en un contexto social de precariedad. Apenas se permite un momento para llorar por la enfermedad de su madre y el insuficiente amor a ojos de Anais que su marido, su padre, le profesa. Anaïs quiere apurar la parte dulce del licor de la vida hasta la última gota antes de que llegue mañana. Un sálvese quien pueda en la búsqueda de la pasión intelectual y física que nos acerque a la felicidad. Una anarquía que dinamite las reglas y clichés sobre esa misma felicidad y para la que quizás no estemos preparados.
  
Anais es Anaïs Demoustier (1987) en cuerpo y alma. Bourguois-Tacquet hace su debut en el largo con el mismo ímpetu narrativo que su protagonista augurando un futuro prometedor como realizadora. Quizás y solo quizás al guion de la propia directora le falte algo de poso. Valeria Bruni Tedeschi deja su impronta siempre magnífica. 

cineziete
ELZIETE
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1 de marzo de 2022
11 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su debut como realizadora de largometrajes, Charline Bourgeois-Tacquet escribe y dirige una oda a la vida y al amor, que acaba reducida a un canto (apenas un maullido) a la inmadurez.

La vida de Anaïs, protagonista exclusiva del film, se centra en Anaïs; en sus problemas, sus inseguridades, sus carreras, sus roces y enfrentamientos con todo el que le rodea y, en definitiva, en sus decisiones caprichosas y devastadoras para los demás.

Tengo la impresión, porque no hay claridad en los planteamientos, de que Bourgeois-Tacquet quiere dar a la película un tono de comedia costumbrista y desenfadada para representar a los treintañeros de hoy. Aparte de que da sobre ellos una imagen bastante preocupante, el humor no se ve por ningún sitio, y la irresponsabilidad de la que hace gala Anaïs llega a resultar inverosímil, muy alejada de la realidad y, además, exasperante.

Si lo que pretendía la realizadora era, en cambio, una reflexión acerca de la dificultad del amor en el siglo XXI, la fascinación por la libertad y la independencia o los problemas que todos tenemos para encontrar nuestro sitio en el mundo… entonces el fracaso es aún mayor. Ni Anaïs (muy bien interpretada, por otro lado, por Anaïs Demoustier) es capaz de transmitir sus dudas con cierta coherencia o sutileza ni, más grave a mi juicio aún, el personaje de Emilie, supuesto objeto de admiración y pasión, tiene la envergadura necesaria para ello.

Por momentos, Los amores de Anaïs recuerda a Carol, pero en el film de Todd Haynes (que tampoco era de mucha calidad), el personaje de Cate Blanchett sí que tenía la fuerza necesaria para arrastrar al de Rooney Mara. En este caso, Valeria Bruni Tedeschi parece sobrevivir con desgana a un rol fatuo, bastante indeterminado y con un discurso sobre la libertad al alcance de cualquier adolescente medianamente rebelde.

En definitiva, presenciar una personalidad tan irrelevante como la de Anaïs, que perjudica sin arrepentimiento a las personas de su entorno, y corretea detrás de una escritora sin fuste, no tiene ningún encanto, y mucho menos recurriendo a los trucos fáciles de los paisajes soleados o la música de ópera.

www.contraste.info
Revista Contraste
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