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Una fantasía del porvenir

Ciencia ficción. Musical Un ciudadano sufre un accidente y queda dormido durante medio siglo, despertando en los años 80. En tal época se enamorará de una bella chica y viajará a Marte... (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
26 de septiembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de ciencia-ficción mezclado con musical, que fue un fracaso en taquilla y este género no volvió a las pantallas hasta la gran década de los 50 donde ya es conocido que fue una década de ciencia-ficción a saco. Aunque hay alguna excepción, durante este tiempo, pero también fue fracaso en taquilla.

Como curiosidad, para amortizar el gasto de esta película (que por lo que parece, fue bastante) se utilizaron diferentes elementos de esta película para la serie Flash Gordon u otras películas.

Fue nominada a un Oscar, pero no lo ganó, aún así no llegó a ser representativa en su momento, aunque hoy en día sí, por su "look" arc decó tan marcado, por su vestuario, por sus efectos especiales, muy imaginativos para su época por la falta de recursos.

Es una película que se avanza 50 años a su época: 1980, y claro, es imposible ver esta película como si fuera los 80 porque no tiene nada que ver. Tiene un look, muy de los años 20 aún, pero con toques muy de los 50 cuando hacían películas futuristas, pero nada que ver con los 80. Eso sí, hay cosas que sí que adelantaron a nuestros días (es decir, se necesitaron unos 30 años más para acertar ciertos avances) como la teleconferencia, la simulación de las luces de led, etc...

Es por eso que la valoro positivamente, por su esfuerzo y gran empeño en representar un futuro lejano.
edugrn
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13 de mayo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede comprenderse que la película no sea demasiado conocida.( El director, David Butler, dirigió muchas películas y episodios de series en su larga carrera, con títulos interesantes). Y eso que era una producción ambiciosa: se nota el presupuesto elevado para la escenografía o ambientación.

Pero... hay algo que lastra el film como es la mezcla de géneros poco compatibles entre sí (salvo genialidad): la comicidad (presunta) de El Brendel, el musical al estilo Busby Berkeley, el melodrama romántico, la distopía social y la trama de ciencia-ficción. Demasiado para un solo film.

Porque la historia sucede en 1980: un futuro con vehículos aéreos, rascacielos, donde las mujeres y hombres añoran la gracia que tenían las damas de antaño, las de los años treinta, verbigracia, y donde un juez decide quién es la pareja más apta para casarse con un galán. Esto no evita que sean mujeres festivas, faldicortas, un poco extravagantes..., aunque el modelo esté en decadencia. Es una película anterior al código Hays, y se nota de "pelotas" (con perdón).

Decía que en esa metrópolis de "Just Imagine", que es una calco de "Metropolis" de Lang, unos enamorados (espléndida Maureen O`Sullivan), luchan por poder casarse, porque triunfe el amor contra la meritocracia de la Justicia, que es quien decide qué parejas son compatibles y cuáles no. Para demostrar sus méritos el pretendiente de Maureen, nuestro galán espacial, acepta participar en el primer viaje a Marte... Marte es como una versión un tanto cabaretera de la trama de "Los primeros hombres en la luna" de Wells, con marcianos buenos y malos en lucha, que son gemelos en este caso. Un disparate.

Una curiosidad, lastrada, como comentaba, por el abuso de varios géneros de difícil encaje, cuando lo que en realidad se pretendía era hacer un musical frívolo con muchas mujeres con poca ropa (que es de agradecer, off course).
GonzaloyGracias
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5 de julio de 2022
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Original comedia musical que se desarrolla en un futurista Nueva York de los años 80. Allí se ha organizado una extraña sociedad donde la gente es conocida por números en lugar de por sus nombres, y todos los matrimonios que se celebran han de ser aprobados por el Gobierno. T

También hay puertas automáticas, niños probetas o un teléfono con pantalla de televisión. La verdad es que ver ahora esta cinta permite constatar la ingenuidad exacerbada de la época a la hora de adivinar el futuro. La historia es la de una un hombre que no acepta las mencionadas leyes y construye un cohete para viajar a Marte, donde descubre que hay una réplica de terrícolas. Gracias a sus esforzados decorados de interiores, Stephen Gooson y Ralph Hammeras fueron candidatos a la estatuilla.

El aspecto visual del film es hoy todo un icono del futuro modernista. Los responsables del diseño de producción, dado la poca enjundia del argumento, hicieron un trabajo sobresaliente. Los efectos visuales –a cargo de Ralph Hammeras y Kenneth Strickfaden– y los decorados art-deco –creados por Stephen Goosen– son impresionantes y logrados a base de vaciar el monedero: sólo la construcción de la maqueta de Nueva York requirió el alquiler de un hangar para dirigibles y el desembolso de un cuarto de millón de dólares, cifra muy abultada en aquella época.

Las escenas en Marte cuentan no sólo con algunas coreografías bastante elaboradas sino con unos bellos interiores modernistas y un estrafalario vestuario que hay que ver para creer. Goosen (cuyo nombre figuraría en otros clásicos del género como Gilda o Sucedió una noche) fue nominado con toda justicia a un Oscar por este trabajo. De hecho, sus maquetas y fotografías fueron reutilizadas por otras obras del género en años venideros, como los seriales de Buck Rogers y Flash Gordon. Un 6.
Mag61
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