Los estafadores

Pueril pelicula de estafadores, repleta de giros hasta el mareo. Apoyada en un sugerente reparto, la película nos propone un supuesto juego de ingenio en el que el espectador debe tratar de no quedarse fuera entre la realidad y el engaño, pero tanto arabesco sin sustancia argumental sólo genera confusión y pérdida de interés en el público. Por otro lado, la película sólo podía escapar del naufragio a través del encanto de su trio protagonista, y tampoco ahí el film sale airoso: por ejemplo, el personaje de maravillosa Rachez Weisz sólo por momentos consigue cautivar con su excentricidad, la inteligencia retórica de Ruffalo resulta empalagosa y un tanto bobalicona y la sensiblería de Brody es, sinceramente, lo peor del filme.
La película recurre a una localización atemporal, posiblemente en su imitación de los años 20 y 30 homenaje a las grandes películas del género como El golpe, matizada con elementos de la época actual, como el deportivo recurrentemente destruído o el teléfono móvil, sólo contribuyen a acentuar el caos que impera en todo el metraje.
En definitiva, decepcionante aproximación al género de las grandes estafas, ñoña y superficial.

¡Vaya! Soy la primera en comentar esta película, ¡qué importante me siento...! Ejem... bueno, no me entretengo. The Brothers Bloom es una película sencillamente cómica (que después le quieran meter ajo al flan ya es otra historia).

Cuenta la vida de dos hermanos que nunca tuvieron una familia "estable" (y no es porque quisiesen, más bien les importaba un bledo, bueno, al mayor más bien). Desde jóvenes se dedicaron a la estafa, a ganar dinero a cuenta de engañar a los demás, así que durante "X" años (ahora mismo no recuerdo cuántos) su vida fue así: estafa tras estafa, sin historia propia, sin poder decidir por uno mismo.

Ahora están ante un reto (bueno, principalmente por culpa del pequeño, pero no vamos a profundizar): Maquinar la mejor estafa del mundo, y llevarla a cabo con perfección.

Y así es, la película es eso, un film en clave de humor, de preguntas estilo "¿Es mi vida un guión?" "¿Sabré algun día si sigo mi vida como quiero?" Todo esto aderezado con humor, o sino la película aburriría y de paso, deprimiría.

Una pena que, como dije, casi al final de la película, cuando deberían haber acabado, decidieron darle una vuelta a la tuerca que sobraba, como si pensasen que un poco de cebolla, el público lloraría...

La indefinición de género de The Brothers Bloom le hace ser completamente fallida. Pero es que ni siquiera la mezcla de géneros es buena, es un torpe batiburrillo de cine de gangster, comedia surrealista, romance y aventuras. Incluso el ritmo, ágil y eléctrico al principio y más pausado en el epílogo, no combina bien con el toque profundo de determinados pasajes o en ese final que ya no intriga a nadie debido al abuso de giros de tuerca. Además, puede ser la peor película de su trío protagonista, que pocas veces los vi en personajes tan huecos (sobre todo el de Ruffalo).

Parece increíble que esté firmada por Rian Johnson, el mismo que apuntaba alto con su hipnótica ópera prima, Brick.

-¿Cómo fue tu infancia?
-Hacía cámaras con sandías.
Estas frases entre Rachel Weisz y Adrien Broody resumen muy bien el desarrollo global de la película. Mark Ruffalo parece que va por su cuenta, y según mi opinión es quien tal vez más se ha divertido rodándola, al no tomársela demasiado en serio.

Mi crítica después de doce años, aportará poco, pues solo existen 16 más, y lo cierto es que me parecen bastantes; aunque, también es cierto que un buen puñado de ellas están escritas desde el enfado.

-¡¡¡Venid aquí, cabrones con cabeza de jamón!!! -Otra de sus brillantes frases... Como la que titula mi comentario, sacada de los diálogos...
Así la he visto, y así os la he contado.

Autocomplacencia final mente boba en un ejercicio de estilo posmoderno narrativo metafictico, la obra en permanente y directa construcción, que remite por ejemplo a Tarantino, Ritchie, Soderbergh, Nolan o Wes Paul Thomas Anderson y que a priori, como enunciado, planteamiento o trayecto/proyecto, las más preclaras intenciones o grandes perspectivas la alumbran o adornan, nación con gran ilusión e inusitada esperanza, es estupenda al mostrar la vida como un gigantesco trampantojo, un enorme juego o parque de atracciones más o menos divertido siniestro en el que es imposible distinguir la realidad de la invención, lo soñado de lo realmente sufrido, los delirantes disfraces de las auténticas máscaras, La huella, pero que pierde todo el posible interés o gracia teóricos al representarse tanto meollo etéreo de manera tan blanda y previsible y vacía y estirada y distanciada, además de parecerse o remitir a un millón de películas que ya viste previamente, por lo que repite similares y parecidas situaciones, los Ocean's Eleven, RocknRolla, Malditos bastardos, Life Aquatico, El ilusionista, Magnolia y tiro porque me toca, ese cruce de historias, el humor supuestamente inteligente, la acción más o menos espolvoreada, la rotura de la linealidad espacio tiempo, la levedad que pretende ser profunda, los personajes que se creen complejos, todo eso y un infinito etcétera, atracos, engaños, copias, modelos, piezas, pizcas, pellizcos, pellejos, monjas, bizcas, engranajes, maquinaria, trampas, La trampa, Ronin, The Italian Job, referencias, alusiones, guiños, citas cultas y tanta parafernalia llamativa y/o tentativa bonita, (no) me pirra.
Le falta tensión, importancia, ascetismo, sobriedad, fiereza, poder, cojones, decisión, claridad, riesgo, verdadera ambición y le sobra tontería, ensimismamiento, imitación, peregrinas explicaciones y banalidad a kilotones; mejor un haiku denso que las mil y una noches narcóticas.
Ellos son buenos, los cuatro, Ruffalo con su eterna extraña jeta entre la sorpresa y el asco, el horror o el cachondeo, atractivo y desmañado, casual cool man, Brody con su sensibilidad melancólica siempre a flor de piel, elegante y delicado, Weisz como caricata guapa, triste y sutil, inteligente y con personalidad, y la oriental de nombre Rinko Kikuchi más como arquetipo fascinante y peligrosa de cómic pop, Lucy Liu, de anime ultraviolento aunque aquí ni mucho menos. Más Maximilian Schell haciendo el pobre el mamarracho, qué espantapájaros.
Europa, Europa, podría haber sido hasta un remedo de las andanzas intelectualizadas de Bourne y tiene algo también de subproducto de mamporros Van Damme rodado en el viejo continente a falta de mayor presupuesto. Y mucha santa literatura corre por sus venas plagiadoras/homenajeadoras, esa cosa.
Te dices constantemente mira qué bien todo, pero cada vez cuesta más, sientes claramente qué mal. Hasta el punto malo en que te da ya exactamente igual, te importa un carajo, lo mismo que se salven o se maten, que se enamoren o mientan o digan la verdad, imaginen o respiren, quien engaña a quien y viceversa o qué cojones hacen esta puta vez, solo medio piensas/deseas que se acabe a ser posible sin tener que obligatoriamente dormirte.
El creador de esta obra es un enteradillo, un listillo, pero le falta peso, poda, agallas, discernimiento, la capacidad suficiente para distinguir lo realmente importante de lo solo accesorio, el toque leve del algo genio, la temeridad del verdadero autor salvaje y bueno. Acabó como artesano con ínfulas, sin el necesario talento para tamaña empresa llena de lianas meandros y valles montañas mágicas, encuentros y tropezones.