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Visages villages

7,3
2.828
Documental Colaboración entre la veterana directora Agnès Varda y el artista gráfico urbano y fotógrafo JR (Jean René), un joven francés conocido por sus impactantes obras visuales que consisten en enormes intervenciones gráficas en calles y tejados de diversas ciudades de todo el mundo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
23 de agosto de 2017
31 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
La buena noticia es que Agnès Varda presenta una nueva película. La mala noticia es que la directora se acerca a los noventa años y pese a su envidiable energía, sabemos que nos acercamos a ver su última película. La directora siempre se caracterizó por una falta de complejos a la hora de posar su cámara, de editar escenas y de contar historias. No en vano se convirtió en méritos propios en la única representación femenina en los inicios de la Nouvelle Vague, siendo además una de las pocas que ha sabido mutar su arte a la par que la juventud se transformaba y que la tecnología se convertía en fenómeno social.

Visages, villages vuelve evidente con su título lo que ya hiciera Varda a lo largo de su filmografía, recopilar pueblos y caras en homenaje a lugares y personas anónimas, siendo su máximo representante el aclamado Los espigadores y la espigadora. En él, Varda recorría Francia retratando gentes que se dedicaban a recoger cualquier tipo de material. Terminaba aquel documental con una explosión emocional al presentarnos a un tipo poco agraciado que recorría los mercados de París comiendo hortalizas de la basura, imagen chocante que olvidábamos minutos después al descubrir que el hombre dedicaba sus horas libres a dar clases nocturnas de francés, gratuitas, a inmigrantes. La directora de lente certera nos muestra la belleza de un perfil incómodo o poco atractivo para el espectador y la novedad de Visages, villages es la participación de las nuevas generaciones en el proceso.

JR es un artista que ha sabido difundir sus obras y sobre todo, aumentar su popularidad, gracias a las redes sociales, en especial gracias a Instagram. La red que muestra las capturas del trabajo del artista se corresponde con un nuevo tipo de público que accede a la expresión artística a través de la tecnología y la instantaneidad. Varda no quiere dejar pasar la oportunidad de conocer estos nuevos canales de comunicación entre el artista y su público y por ello crea este proyecto codirigido, a manera de legado. La directora enseña así a las nuevas generaciones cómo es posible defender unos valores políticos y sociales en el arte en un ambiente en el que el aspecto visual se ha vuelto el principal para el público más joven.

Varda reivindica así, una vez más, la belleza de los perfiles más desapercibidos en una época en la que todos nos paseamos con una cámara consigo: la vecina que se niega a abandonar un bloque de viviendas que representa el antiguo barrio de mineros, los granjeros que ven aberrante cortarle los cuernos a una cabra, las esposas de los obreros del puerto de Le Havre... La directora selecciona el perfil a exponer y el joven artista lo adapta en mural gigante que llega al ojo de los jóvenes usuarios de las redes, mostrando la profundidad de una obra a quien a veces no es capaz de salir de su superficie y sus filtros de imagen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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26 de mayo de 2018
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora belga Agnès Varda lleva el cine en las venas. Con más de medio centenar de películas a sus espaldas, se mantiene lozana y creativa tras más de 60 años en activo y además estuvo casada hasta su muerte con el conocido director francés Jacques Demy (1931-1990). Sin embargo, creo que hasta la fecha no había visto ninguna de sus obras y ahora siento curiosidad de bucear en su filmografía repleta de títulos prestigiosos. Su última pieza, este delicioso documental, tan sencillo como fascinante, lo ha codirigido junto con el fotógrafo JR – 55 años más joven que ella – demostrando que se puede elaborar una obra interesante cuando se tiene algo singular que contar.

¿Pero qué se nos muestra aquí? Creo que lo más relevante es que se nos propone ver en directo el proceso creativo de dos artistas mientras recorremos ciertos pueblos y emplazamientos que vemos transformarse, como por arte de magia, por la inventiva y presencia de estos dos artistas singulares. Algunas entrevistas de personas anónimas se complementan con la elaboración de creaciones artísticas de JR mientras que la cámara de Varda va recogiendo todas las fases de la metamorfosis de ciertos espacios públicos elegidos con tanto tino como sensibilidad que sorprende tanto como cautiva. La intención no es crear instalaciones que resistan el paso del tiempo, sino que su intrínseca fugacidad es parte de su naturaleza esencial.

Todo fluye con naturalidad y sin énfasis, sin dar importancia a lo que estamos viendo, pero acaba configurando un retablo sugerente donde arte y vida van entrelazándose con frescura y campechanía, formando un conjunto armonioso de una delicadeza peculiar. Además consigue captar algunos momentos emocionantes que nos llegan al corazón con una fuerza y carga de profundidad inesperadas. Por ejemplo, el tañido de unas campanas, la visita a la abuela centenaria del codirector y fotógrafo donde la mirada de esa anciana mujer nos desvela todo el amor que siente hacia su nieto, el desplante grosero y prepotente al que Jean-Luc Godard somete a su supuesta amiga de tantos años y complicidades Agnès Varda, que no puede ni quiere disimular la emoción y el dolor que le causa con las pocas palabras que deja escritas en el cristal de su infranqueable caserón, o ese gesto postrero lleno de empatía y cariño de que hace gala JR para atemperar el disgusto y las lágrimas de su compañera ante la infamante afrenta y vejación a la que ha sido sometida… Y la elegancia y respeto con que la cámara recoge ese gesto de cortesía y amor.

Estamos ante una pequeña gran obra de una sencillez engañosa que nos muestra que la belleza reside en nuestra propia mirada.
antonalva
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13 de octubre de 2017
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y cerré el día a las 22:00 en el Principal con una Proyección especial por motivo del premio Donostia a la legendaria directora francesa de documentales Agnés Varda: el documental codirigido por ella y JR Caras, lugares, una de las mayores sensaciones críticas del último Cannes. Agnés y el fotógrafo JR son dos artistas que se admiran mutuamente y que llevaban años queriendo trabajar en colaboración, grabando una película juntos. Montados en una caravana decorada con forma de cámara analógica gigante, recorrerán las carreteras de la campiña francesa en busca de pueblos y de sus humildes gigantes, de los que pretenden tomar fotos y empapelar muros o estructuras urbanas con reproducciones a gran escala de las mismas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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25 de febrero de 2018
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gozosa, vital, sorprendente, divertida, poética, emotiva..., como la corriente que fluye entre la veterana documentalista belga hija de la nouvelle vague Agnés Varda (Oscar honorífico 2017) y el artista callejero y fotógrafo francés JR. Una deliciosa" road movie" de descubrimiento mutuo entre estos dos artistas por las tierras francesas, Una brecha generacional que el arte común de ambos rellena en un alarde de libertad creativa.
Todo ello no sería posibles sin el elenco de gentes anónimas que prestan sus propias imágenes y el entorno donde viven y trabajan para expresar  sus sentimientos e inquietudes, y cobrar un protagonismo efímero como la vida pero tan gigantesco como se merecen. Cada una de las instalaciones de JR que llevan a cabo es una obra de arte en sí misma cuyo proceso Varda como cineasta sabe contar con un ritmo sencillo  y cristalino tremendamente eficaz con una edición sobresaliente. Al final ambos artistas acaban por desnudar sus propios sentimientos en un "quid pro quo" mutuo antes de que la marea del tiempo se lo lleve todo.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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12 de mayo de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Te imaginas ver una foto de ti en la fachada de tu casa o en un inmenso muro de tu barrio? ¿Qué sentirías al observarlo? Caras y Lugares te muestra este singular arte callejero y descubre lo que hay atrás de esta expresividad artística, en donde los momentos, las emociones y hasta las partes del cuerpo humano pueden llegar a representar algo más que simple imágenes.

Es increíble la energía que evidencia Agnès, de 89 años de edad, para dirigir y participar activamente en Caras y Lugares. Se sube en las canastillas de camiones elevadores, emprende largos viajes en auto e incluso baila en la discoteca.

Con una mezcla de autoridad y sencillez, la veterana cineasta hace sentir su estilo. No planifica con antelación quiénes serán las personas que intervengan en su filme, porque sigue creyendo que el azar es su mejor aliado. Fiel gestora de la corriente de la Nouvelle Vague (de hecho, fue la única mujer entre las realizadoras de esta tendencia fílmica), considera a la cámara, en este caso tanto a la cinematográfica como a la fotográfica, como una acompañante permanente que siempre está lista para captar cualquier suceso sin artificios escénicos.

Ella se hará cargo de dar movimiento y concepto cinematográfico a la característica estática de las imágenes de JR, e incluso aprovechará la ocasión para rescatar su antigua afición a la fotografía y darle un sentido expresivo que sea apreciado por la sociedad.

La afamada realizadora no es pasiva en esta película, es una de las que más interviene en escena y no duda en prestar su mirada y las plantas de sus pies para que delaten su peculiar historia que será llevada, a través de los vagones de un tren, a donde ella nunca irá.

De inspiración espontánea, JR cede en este filme ante algunas pretensiones cinematográficas de Varda, pero lo hace porque que éstas le sirven de ingenioso soporte para ampliar la experimentación de su método expresivo del arte fotográfico.

Su objetivo es retratar rápidamente las caras de la gente que encuentra en su camino para que no desaparezcan en el tiempo, y aunque sus murales de papel también tienden a ser fugaces logra que impacten en quien los mira y archivarlos así en su memoria.

JR, de misteriosa identidad, encuentra en Caras y Lugares un espacio para develar el sentido estético de un arte que no solo se basa en captar imágenes, sino en plasmarlas en un contexto de alta expresividad sobre la historia, el sentir o la naturalidad de quien ha permitido retratarse.

Agnès Varda y JR son personas muy diferentes en sus apariencias, edad y gustos, pero se admiran mutuamente. Ambos acuerdan emprender un viaje juntos por varios lugares de Francia para construir una aventura artística que rebusca en las emociones y en los recuerdos su inspiración. Errantes en sus respectivos mundos, los dos se irán conociendo mientras avanza el desarrollo del filme. Sus conversaciones son sinceras y siempre encontrarán el sitio ideal para conocerse más.

Vagda busca las historias y JR las reflejará en retratos gigantes que reposan en estructuras propias de un barrio, de una fábrica, de una hacienda o de cualquier otro sitio. El objetivo, es descubrir en estas imágenes la personalidad de las personas que ocupan ese espacio estático, hacerlas sentir grandes, dominadoras e inmortales.

Dentro de los elementos que envuelven a este filme, destaca la omnipresencia del famoso cineasta francés Jean–Luc Godard. Se configura incluso cierto parecido del impulsor de la Nouvelle Vague con JR, por la resistencia de ambos en enseñar su mirada a la cámara.

Es probable que Varda se interesó en JR para reencontrarse con el enigma del mundo de Godard que, en su momento, la cautivó. Parece que el objetivo de toda la travesía del filme fue redescubrir al famoso cineasta francés.

Los creadores de Caras y Lugares se atreverán a visitar la casa del director de Al final de la escapada y Varda acuerda una cita con él, pero al momento de encontrarse…. Bueno, recordemos que Godard era impredecible.

Caras y Lugares es un documental que permite apreciar la loable congruencia de dos tipos de expresiones artísticas y también la relación entre dos diferentes personas. A más de poseer un gran atractivo visual, la película aborda una bella historia de amistad.

Escrito por Victor Carvajal
https://cinemagavia.es/caras-y-lugares-critica-documental-varda/
Cinemagavia
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