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Polyester

Comedia Francine Fishpaw es una mujer de 120 kilos que está casada con Elmer, el honrado dueño de un cine, en el que se proyectan las películas más pornográficas del continente, lo que provoca airadas protestas por parte del vecindario. Los Fishpaw tienen dos hijos: Dexter, drogadicto y maníaco sexual, y Lu-Lu, ninfómana y novia de un punkie. En este modélico hogar, surgen algunos problemas: Elmer abandona a su mujer cuando ésta lo descubre en ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
15 de septiembre de 2007
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda alguna gran película de ese gran director, el rey de Baltimore, el señor de las Sentadillas, el picadillo, John Waters. Despues de las irrverentes y entretenidas "Multiple Maniacs" y "Pink Flamingos" de la notable y salvaje "Cosa de Hembras" ("Female Trouble"), llegó esta magnifica comédia sátira sobre la sociedad americana intrepretada de nuevo por su musa travesti "Divine", quién ya comería excremento de perro en Pink Flamingos y mató a sus padres junto al arbol de navidad en Cosa de Hembras.
Cómo reclamo a la película creó un sistema llamado Odorama que consistía en repartir un sobrecito en la entrada del cine y en determinados momentos de la película olerlos y sentir el olor de la escena. Todos los olores eran de mierda, basura y demás excrementos. Todo un Must desde Baltimore.
Los personajes son entrañables y estramboticos cómo el marido pornografo y cabrón de Divine, la hija Putón, el hijo punky adicto a esnifar pegamento y a pisar con sus botas a los pies de las viejas siendo llamado "El Pisoteador de Baltimore" además de Edith Massey, Mink Stole y el cantante de "Dead Boys" y "Lord of the New Church" Stiv Bators.
Fué el final de la etapa Indie de Waters y dió lugar a una mas que digna etapa comercial que se abría con la excelente "Cry Baby", seguía con las geniales "Serial Mom" "Pecker" y "Cecil B Demented" y clausura con la floja "Los Sexoadictos".
REPO MAN
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10 de febrero de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que hoy, lamentablemente, no se podría rodar. Las raíces de la incorrección política, antes de que Todd Solondz hiciera sonrojar a la sociedad occidental de consumo, las encontramos en el John Waters más profundo, mordaz, inteligente y sagaz, el de "Polyester" que, si bien no es tan redonda como la icónica "Pink Flamingos", sí retrata perfectamente, con esa ironía que le falta a la sociedad hoy día, el declive y la decadencia de nuestro estado de "bienestar y evolución". Waters satiriza, a través de situaciones dantescas, pero menos desagradables que en, por ejemplo, "Vivir desesperadamente", la vanidad del mundo que nos rodea, ya en 1981. Una película que estaría prohibida de hacerse hoy día por mostrar, precisamente, todo lo que somos, sin medias tintas.
gpiqueras
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27 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra cumbre de John Waters, que en el año 1981 y en ese momento de su carrera se encontraba, por un lado terminado la etapa underground y destroyer de su filmografía, esto es, Pink Flamingos, Desesperate livings, Female trouble, films escandalosamente cerdos, grotescos, rodados con cuatro duros en los suburbios de su Baltimore natal, y por otro empezando a hacer un tipo de cine más comercial y convencional, que queda patente en su siguiente cinta, Hairspray, ya dentro del mainstream industrial convencional.

Polyester es la película puente entre las dos etapas. Rodada ya con un presupuesto algo mayor, aunque tampoco excesivo, es una especie de melodrama cómico absolutamente disparatado, que arrastra un guion delirante, un humor negro caótico y heredero aun de su etapa bizarra, y una parte dramática que pretende enlazar directamente nada menos que con Douglas Sirk y los grandes del cine clásico, haciendo del coctel algo realmente sorprendente como pocas veces se ha visto, una obra de culto instantánea, y al margen de la chorrada del Odorama (Unas tarjetas que se entregaban a la entrada del cine y que permitían transmitir los olores de la película, en el caso de Waters, cosas tan edificantes como un eructo), Polyester es sin duda su mejor película.

En palabras del propio Waters: "Polyester está basada en un caso real, sólo que contado tal como ocurriría en las películas...o casi..."
Iñigo Montoya
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14 de julio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Polyester” (1981) de John Waters con Divine, Tab Hunter, Edith Massey, David Samson, Mary Garlington, Ken King, Mink Stole, Joni Ruth White, Stiv Bators entre otros.
Comedia que sigue a una ama de casa suburbana cuando su mundo se desmorona y experimenta un “martirio” a su alrededor, con su esposo pornógrafo infiel, su hija embarazada de un patán y un hijo criminal/fetichista de los pies.
Toda la producción es una excusa del director para reflejar su universo malsano, con esa falta de prejuicios que le ha hecho tan original como único.
Con un presupuesto de $300,000, esta es la 1ª película de John Waters en obtener una calificación de R en EEUU, pues todos sus filmes anteriores habían sido clasificados X o “No Clasificados”; pero igual la película equivale a nada, donde las tramas son demasiado ridículas; pero se nota que fue hecha con mucho amor, y eso es lo que cuenta.
La producción han sido diseñada de manera perfecta y desagradable, reflejando los suburbios estadounidenses; lo mismo el diseño de vestuario, absolutamente horrible con todo ese “poliéster” que da nombre a la producción; y al menos Waters es consistente que todos aquí son pésimos actores, ya que no hay absolutamente alguien que pueda tener un rendimiento decente; donde todos los personajes, salvo la protagonista, apestan al igual que un estercolero; reflejando, eso sí, a seres inadaptados, cuyas patologías los alejan de lo que se considera “normal”
Como dato, la mayoría de los actores pertenecían al grupo llamado “Dreamlanders” que habían aparecido en películas de Waters, con Edith Massey en particular, que es absolutamente demasiado horrible de ver; sin olvidar a la nueva adquisición, el actor e ícono de los años 50, Tab Hunter, que tiene una escena controversial al besarse con Divine, dando por un hecho su homosexualidad, que para esa época, el actor había tenido un “revival” en el cine y tenía poco que perder, además, él cantó la canción principal homónima de la película, que tenía letra y música de Chris Stein y Debbie Harry.
Pero sobre todos ellos, Divine es el centro de la película, en un personaje que recuerda a Elizabeth Taylor pero retratada en el perfil de una pobre desgraciada atrapada en una familia en la que no hay cabida para el afecto y el cariño, en un vecindario que la rechaza al no cumplir con los cánones de belleza y decencia aceptados a priori por esa “decente sociedad media de EEUU”
Por tanto, “Polyester” desemboca en una comedia muy negra adelantada a su época, pues muestra las miserias de la sociedad con un marcado estilo “trash” en diálogos y situaciones; al tiempo que la película supuso un cambio de rumbo en la carrera de Waters, que además de contar con más presupuesto, su carácter subversivo seguía estando muy presente, pero tanto el amateurismo visual y terriblemente cutre como el mal gusto quedaban aquí mucho más suavizados.
Y a diferencia de “Pink Flamingos” (1972) argumentalmente es una vuelta de rosca, donde Divine no es la asquerosa, sino que lo son todos a su alrededor; por lo que Waters no necesita depender tanto de los toques grotescos para contemplar ese maravilloso “American Way Of Life” desagradable y aberrante; y arrojar una áspera denuncia acerca de los mezquindades presentes en esa clase media sustentadora de la estructura social dominante de cualquier nación del mundo; sin olvidar denunciar la hipocresía de una sociedad desorientada por la televisión, los medios de comunicación y la corrupción que impera en todos los ámbitos.
Por tanto, esta es una exhibición perfecta del odio y una gran sátira de los valores morales estadounidenses comercializados por Hollywood, de ahí que la película parodia el género melodramático de “los filmes de mujeres”, particularmente las dirigidas por Douglas Sirk, que era un género “explotador” popular entre los años 1950 y 1960, que típicamente presentaba mujeres aburridas, insatisfechas o con problemas, generalmente amas de casa suburbanas de mediana edad, que se liberaban o escapaban a través de la llegada de un hombre más joven y guapo…
Generalmente esas eran películas B trilladas, por ello Waters diseñó el filme de la misma manera, utilizando técnicas de iluminación y edición muy similares, pero desarrollando temas más actuales como el divorcio, el aborto, el adulterio, el alcoholismo, el fetichismo de pies y el derecho religioso; pero lo más novedoso ha sido un truco llamado “Odorama”, por el cual los espectadores olían lo que veían en la pantalla usando “tarjetas de rascar y oler”, en un tributo estilístico al trabajo de William Castle, cuyas películas típicamente mostraban trucos llamativos; algo muy similar a lo que hizo “The Rocky Horror Picture Show” (1975) con la utilería, por ejemplo; teniendo como guía el sentido del olfato particularmente agudo de Francine; por lo que, en el cine, se distribuyeron tarjetas especiales con puntos numerados del 1 al 10 y gafas 3D; y cuando un número aparecía en la pantalla, los espectadores debían rascar y olfatear el número apropiado, cuyos olores incluían el aroma de flores, a pizza, pegamento, gas, pasto y heces.
De esa manera, durante el visionado, los espectadores eran sometidos a una serie de olores en su mayoría malolientes, siendo víctimas de la broma del director.
Pero en el fondo, algo podrido se olía en la sociedad de EEUU, y esos olores procedían de los hogares de las bienintencionadas familias estadounidenses de principios de los 80, que escondían bajo el manto de virtudes y limpieza de sus ordenados jardines, auténticos cadáveres sociales atraídos por el alcohol, el sexo, las drogas y otros estupefacientes legales e ilegales para evadirse de la inmundicia vigente en el aire que se respiraba.
Por muchas razones, esta película de culto hoy no se podría rodar; no es casual que John Waters expresara su deleite de que el público de la película realmente “pagara para oler mierda”
RECOMENDADA.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Alvaro Zamora Cubillo
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5 de febrero de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de su filmografía, y ya desde sus primeras películas (véase Pink Flamingos), John Waters ha parodiado y destruido el prototipo de familia tradicional. Sus particulares familias se componen, generalmente, de seres inadaptados cuyas patologías los alejan de lo que se considera normal. Divine (muy presente en los primeros proyectos del director) interpreta aquí a Francine Fishpaw, una sufrida ama de casa cuya extravagante prole no para de avergonzarla y hundirla en la miseria más absoluta.

Polyester supuso un cambio de rumbo en la carrera de Waters, su carácter subversivo seguía estando muy presente, pero tanto el amateurismo (visualmente sus anteriores trabajos eran terriblemente cutres) como el mal gusto quedaban aquí mucho más suavizados.

Por desgracia, la cinta sufre de una evidentísima falta de ritmo, aunque la interpretación de Divine y alguna que otra genialidad del director, por ejemplo el olorama, la salvan del desastre. El susodicho olorama era un as que Waters se sacó de la manga y que no llegó a prosperar, consistía en ofrecer al espectador una tarjetita que debía oler siguiendo las instrucciones ofrecidas en pantalla. Así, uno podía acabar oliendo… ¡un pedo! En fin, puro John Waters.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ddarko_1980
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