Película argentina ambientada en los años ochenta que se centra en la familia del clan Puccio, reconocidos en dicho país sudamericano por realizar secuestros e incluso mantener a estas personas recluidas en su propio hogar. La cabeza de dicha organización es Arquímedes Puccio (Guillermo Francella), el patriarca de la familia quien poco a poco comienza a involucrar a sus hijos varones en estos eventos.

El film se apropia de forma efectiva del contexto histórico en el que se desarrolla, lo hace precisamente porque Puccio también lo hizo, primero con la dictadura argentina y el proceso de Reconstrucción Nacional, el protagonista aprovecha el ambiente de caos propio del momento para cometer sus actos. Con la vuelta a la Democracia, y ante una duda inicial, aprovecha la mala fama adquirida por los militares para replantear sus secuestros.

Arquímedes era un hombre macabro, se mostraba sobrio, cordial y tranquilo ante las demás personas, tenía una inteligencia sagaz y sabía sobrellevar bien lo que hacía. Su familia tampoco se escapaba de lo tétrico, llevar una vida normal ante lo que sucedía en el seno del hogar no tiene excusa alguna, el film no aborda en la mayoría de personajes su situación interna, si acaso en los dos hijos varones, aunque tampoco lo hace con mucha profundidad.

El clan es un típico thriller basado en hechos reales, con una ambientación correcta y un maquillaje un tanto excesivo, bien interpretado por parte del cuerpo actoral aunque tampoco sin sobresalir gran cosa. Trapero como director y guionista cuenta una historia interesante pero que se antoja falto de ganas y pasión, incluso con un inicio desordenado, utiliza la prolepsis en algunos tractos y se antoja completamente innecesario.