Película australiana basada en un libro homónimo a cargo de Kenneth Cook publicado 10 años antes que el film, se centra en la ida y vuelta al infierno -en el sentido figurado- de John Grant (Gary Bond) un maestro de primaria que trabaja en Tiboonda, un lejano y pequeño pueblo en algún rincón inhóspito de Australia. Al terminar el curso lectivo anual, Grant viaja a Sidney a visitar a su novia y pasar las vacaciones, sin embargo, durante el trayecto en tren decide pasar una noche en Bundanyabba, ahí las cosas se volverán alucinantes.

Dicho lugar, conocido también simplemente como Yabba, es un lugar en el que los pobladores son sumamente amigables, de esa forma rápidamente el protagonista encuentra nuevos amigos en medio del infernal desierto australiano, rápidamente comienza a perderse en las apuestas, la bebida y los singulares desmanes de este grupo de hombres, un pueblo que está acostumbrado a recibir visitantes y perderlos en el camino de la vagancia y el desorden. La actitud de estos individuos resulta ser totalmente repulsiva, agreste, decadente y primitiva en el peor sentido de la palabra, parece un lugar irreal.

Cabe señalar la actitud de este protagonista, hay un evidente cambio a lo largo del metraje, pero hay que prestar atención a cómo inicia el film, la actitud de él frente a sus estudiantes, posteriormente ¿qué pasa con el lugar de apuestas? Gana y lo que desea es seguir ganando para dejar su trabajo, llevar una vida más fácil. Lo que viene posteriormente es una gigantesca vorágine de lo peor de su personalidad, con algunos atisbos de resistencia que se dejan ver, una interesante lucha que en su cierre abre un debate sobre quien realmente gana.

Ted Kotcheff va construyendo su film y paralelamente va destruyendo la moral e integridad de Grant, que deja de lado cualquier principio que un hombre estudiado y docente debería tener, primero enfocándose en querer la vida fácil y luego viéndose imbuido por todos los desmadres y el alcohol a su alrededor. Todo con un impacto visual siempre muy latente, esos parajes enormes e interminables, un tremendo sol que no concede piedad, parajes de difícil acceso y siempre agresivos, ranchos en un estado deplorable, violencia tonta y agresividad.

Wake in Fright es una película que no ofrece concesiones ante los eventos que se observan en pantalla, la decadencia de la sociedad, el realismo que transmite el film, las portentosas actuaciones, una fotografía esplendida a cargo de Brian West y música punzante por parte de John Scott, un tremendo trabajo.