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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
7
Drama. Romance Cuando en 2011 se legaliza en Nueva York el matrimonio homosexual, Ben y George, que llevan 39 años juntos, deciden casarse. Poco después, despiden a George sin explicación alguna de la escuela católica donde enseñaba música, y pierden su piso en Chelsea. Una pareja gay de policías acoge a George, y Ben se va a vivir a casa de su sobrino, en Brooklyn. El verse obligados a vivir en casas ajenas, el esfuerzo por ser amables o la ... [+]
4 de noviembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces olvidamos que en el cine todo es falso. Que al decir '¡corten!' los actores vuelven a su sitio y la ficción se desintegra. Todo esto puede parecer una perogrullada, pero en verdad el arte de contar historias es tan complejo que resulta milagroso que un espectador, desde el patio de butacas, crea a pies juntillas lo imposible. Y que, si se tercia, consiga sonreír y emocionarse con lo que ve. El amor es extraño atesora todas las virtudes que hacen de esto llamado 'cine' un espectáculo fascinante. John Lithgow y Alfred Molina, actores que hemos admirado y visto en infinidad de proyectos, aparecen ante nuestros ojos como unos desconocidos muy familiares. Podrían ser nuestros vecinos, nuestros padres o nuestros compañeros de trabajo. Ambos defienden una adorable pareja de ancianos con cuatro décadas de convivencia, conocimiento y amor mútuo, y en sus gestos serenos y en sus miradas cómplices detectamos el sustrato de todo lo vivido. Vaya, aquello que nunca ha existido, pero que nosotros percibimos como un hecho incuestionable. Hay interpretaciones que sorprenden por ser un torbellino de sentimientos. Tal vez el verdadero mérito está en saber reproducir la normalidad, la cotidianidad, lo plausible. Lithgow y Molina, vaya, logran algo mágico.

La película no traiciona el gran trabajo de sus intérpretes, la enorme humanidad de sus protagonistas. Estamos ante una hermosa crónica sobre las diferencias generacionales. Una defensa de aquello que Virginia Woolf llamaba 'una habitación privada', entendido como un espacio (la casa) y como un concepto (el hogar). Una demostración de cómo las injusticias sociales no pueden destruir aquello que se ha construido con el material más férreo: el aprecio a la persona más querida, a nuestros amigos y familiares. El amor es extraño no cuestiona la identidad de los personajes, no repara en su condición sexual ni pierde tiempo en contextualizarnos la trama (ni el pasado de la pareja, vinculado a la vanguardia urbana y al activismo queer; ni su presente, resultado de la legalización del matrimonio homosexual en el estado de Nueva York; ni su futuro, injustamente incierto y precario, pero perfectamente identificable con el canibalismo social de nuestros tiempos). En El amor es extraño no hay ningún subrayado, ninguna escena innecesaria, ningún diálogo que no enriquezca todo el conjunto. Tampoco evidencia su espíritu militante ni extrema la encrucijada vital de los personajes en favor del 'big drama'. Hay, nada más y nada menos, el discurrir del día a día, la filmación de las horas que pasan. Algo muy pueril, pero que en el cine es muy difícil de conseguir. El amor es extraño lo logra. Y la verdad: por una vez, cuesta salir de la sala y creer que George sólo es Alfred Molina y que Ben sólo es John Lithgow. El amor es extraño no figurará en ningún top de grandes obras ni encabezará las listas de lo mejor del año, pero es una película prodigiosa. Tan auténtica que cuesta creer que únicamente es una película.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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