Desde hace algún tiempo venía teniendo mis sospechas, y ahora al fin puedo confirmarlas. Tate Taylor es uno de los mejores realizadores de telefilms de sobremesa del panorama actual. Si en “Criadas y señoras” (2011) ya demostró manejar a las mil maravillas el amarillismo made in Mediaset ahora, con “La chica del tren”, demuestra controlar con pulso de maestro esa tensión de atrezzo made in Atresmedia. Ahora, llegado este punto, seria bueno que alguien le dijera a Taylor que el lugar de los telefilms de sobremesa son las cadenas que antes he citado, no una sala de cine.
Honestamente no sé cómo será la novela homónima de Paula Hawkins, superventas parece ser, en que se basa la película. Pero digo yo que si ha gozado del éxito que parece ser ha gozado, será por algo. Supongo que algún ingrediente estimulante tendrá. Bueno, pues en esta adaptación obrada por Tate Taylor ninguno de esos 'supuestos' ingredientes está ni se le espera. El film es un thriller pasmosamente lento en su desarrollo y totalmente carente de tensión o intriga, así que podemos decir que la película es un thriller que carece de dos de los principales elementos que caracterizan al thriller. Así, querido Taylor, es muy difícil.
En “Criadas y señoras” Tate Taylor gozó de un reparto que se bastó y se sobró para levantar la película. Aquí, en “La chica del tren”, el sobrio elenco se contagia rápidamente de la apatía que rodea al producto, para terminar transmitiendosela al espectador. Ni siquiera Emily Blunt haciendo de Colombo funciona, y eso que es una actriz que suele funcionar. Tengo que admitir que al final me terminó desesperando su persistente rictus aflijido y su lagrimeo constante, fruto de unos dramas que no me creí en ningún momento.
Luego, después de chuparte casi dos horas de una trama trivial que no atrapa en ningún momento, van y meten en el desenlace una moraleja en forma de oda feminista. ¡Eh!, aprovechemos para imbuir de trascendencia lo que hasta ese momento no lo había tenido, habrán pensado.
En definitiva, en su momento el tráiler de “La chica del tren” no me auguró nada bueno, y la película no hace otra cosa que confirmar mis temores. El film es un thriller sin mordiente ni gancho que pasará sin pena ni gloria. Y desde luego, si la película tenía que crearme ganas de leerme el libro, más vale que se dedique a otra cosa.