Es cierto que "nunca es tarde si la dicha es buena", pero a pesar de que Hanks ha esperado 15 años para volver a ponerse tras las cámaras, esta segunda entrega sorprende por el escaso y poco elaborado guión, que también firma Hanks y queda muy lejos de su prometedor debut con The Wonders. Uno tiene la sensación de que su director se ha confiado en exceso, pensando que, dados los tiempos que corren, esta comedía demasiado amable, cargada de buenas intenciones y de una ingenuidad sonrojante seria suficiente si la sustentaban dos pesos pesados como la Roberts y el propio Hanks. Evidentemente no. Hay que currarse un poquito más las relaciones entre los personajes, la mayoría nada creíbles, desechar o narrar con más acierto escenas como las de Julia con Cranston, dar más cancha a los secundarios y mojarse bastante más con la que esta cayendo a nivel social con la puñetera crisis.

No obstante destila algunas gotas de buena comedia y procura no molestar a nadie. El bueno de Tom devolvió el dinero de las entradas a dos espectadores a los que no les convenció la cinta. Tampoco es eso Forrest.