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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama El duque de York se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que intentó, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto en el habla del monarca. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2014
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Aunque fue bautizado como, Albert Frederick Arthur George, sus familiares lo llamaron siempre, Bertie. Era el segundo hijo del rey George V y por lo tanto era a su hermano, Edward, a quien le correspondía heredar el trono… pero, como lo que es para uno nadie se lo quita, no había transcurrido un año y el buen Edward se enamoró de una mujer norteamericana, Wallis Simpson -dos veces divorciada- y prefirió renunciar al trono antes que dejarla. Por derecho, le correspondía a Albert sentarse en la silla del rey, pero para su desgracia, sufría de una disfemia aguda que, tras largos años de experimentar con diferentes tratamientos, no conseguía superar.

Lo que nos relatará este sensible filme de Tom Hooper, <<EL DISCURSO DEL REY>>, es la singular relación que, el aspirante al trono de Inglaterra, habrá de tener con un plebeyo dedicado al tratamiento de disfluencias en el habla, quien sin títulos, ni renombre, ni “clase”, conseguirá conquistarlo con su entereza, su equilibrado carácter y su dedicada eficiencia.

El filme resulta muy humano y logra que sintamos la mayor consideración, e incluso aprecio, por ese hombre que lucha denodadamente contra sus propias limitaciones, porque nada debe ser más cruel que saber que se puede alcanzar un gran poder, pero sentir pánico porque bien se comprende que, ese mismo poder, te puede traer los peores momentos de tu vida.

Colin Firth, nos ofrece una soberbia caracterización de ese futuro rey que pasa por cruciales momentos en su vida y que se ve abocado a asumir compromisos tan obligantes como aquel de leer, por la radio, un mensaje de su padre que se encuentra enfermo. Pero, en adelante, para un hombre como éste, un gran amigo será un gran apoyo, y con la disposición a superar los tropiezos y choques que se avienen en el camino, pronto quizás, encuentre las fuerzas que le permitan salir adelante.

Como el tratante -Lionel Lowe-, Geoffrey Rush le hace a Firth una perfecta segunda, y el filme se convierte para ellos en un tour de force magnífico, que redundó luego en el premio Oscar para Firth, y en la reafirmación de Rush como uno de los más notables actores de los últimos años.

De alto abolengo por sus antepasados Asquith, también, Helena Bonham Carter, tiene aquí otra grata aparición como Elizabeth, la amorosa y comprensiva esposa de ese hombre que lucha para poder ser, un día, digno de su pueblo.

Y al margen ya de este brillante filme, me considero entre aquellos que agradecemos a George VI (así se llamará, Bertie, cuando llegue al trono) que durante su reinado (1936-1952) haya dado ocasión para el comienzo del desmembramiento de unos cuantos países subyugados por Inglaterra (Irlanda del Sur, India y Pakistán…), y por supuesto, también le agradecemos que contribuyó al fracaso del nazismo durante la II Guerra Mundial.
Luis Guillermo Cardona
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