Una charada es un acertijo en el que se debe adivinar una palabra partiendo de algunas pistas sobre su significado, y esta película de Stanley Donen, nos da muchas pistas en el juego de encontrar 250 mil dólares que se supone estaban en poder del marido de Regina Lampert al momento de ser asesinado arrojándolo desde un tren en marcha.

En la vida de Reggie -como le dicen sus allegados-, ya ha entrado Peter Joshua, alias Adam Canfield, pero también conocido como Alexander Dyle y como… Y más tarde, en el desolado funeral de su esposo, entran en escena tres tipos muy raros identificados como “Tex”, Herman y Leopold, uno de los cuales hasta le pincha un dedo al cadáver para asegurarse de que esté bien muertecito. Todos ellos, más la CIA en cabeza de Hamilton Bartholomew, quieren saber donde están los motivadores dólares que desaparecieron cuando le estaban siendo enviados a la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial.

La trama tiene mucho enganche, humor, gracia, suspenso, y la eterna ternura de ese angelito llamado Audrey Hepburn, entremezclando de fina manera la comedia, el thriller y el romance. De otro lado, Henry Mancini, se deja venir con otro tema musical que pega tanto, que uno siente el deseo de tararearlo mientras suena en la película. Y así, el filme deja el sabor a lo bien hecho y bien cuidado en todos sus aspectos.

Tras haber rechazado participar en “Vacaciones en Roma”, porque se sentía demasiado viejo para Audrey, Cary Grant ha aceptado ser su compañero de intriga y de romance, a condición de que el personaje de ella tuviera criterios de mujer madura. Y creo que la química ha funcionado porque, pese a que él le llevaba un cuarto de siglo, ella demuestra el carácter y empuje de una mujer que ya ha visto caer unas cuantas hojas. Además, ya ustedes saben, no es la primera vez que Audrey comprende lo interesantes que podemos resultar los hombres con algunas canas (&).

El director Stanley Donen, veterano de la comedia y los musicales, demuestra que también tenía tino para acercarse al thriller con la eficacia de los grandes maestros, al meternos en una telaraña que se teje con gran sutileza desde el comienzo hasta el final. Sin puntos muertos, sin bajones en el hilvanado de las situaciones, y sí, con una abundancia de ingenio que atrapa deliciosamente.

A ver si adivinas ¿en qué escena aparece el guionista Peter Stone?

“CHARADA“, es cine intrigante y muy divertido, con el que se pasa de lo lindo.