Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Serie de TV. Thriller. Terror. Fantástico. Drama Serie de TV (2016). 8 episodios. Homenaje a los clásicos misterios sobrenaturales de los años 80, "Stranger Things" es la historia de un niño que desaparece en el pequeño pueblo de Hawkins, Indiana, sin dejar rastro en 1983. En su búsqueda desesperada, tanto sus amigos y familiares como el sheriff local se ven envueltos en un enigma extraordinario: experimentos ultrasecretos, fuerzas paranormales terroríficas y una niña muy, muy rara... ... [+]
9 de octubre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Stranger Things’ es todo lo que quisimos desde siempre.
Es Pennywise adoptando la forma más aterradora que nunca vimos. Es el barco de ‘Los Goonies’ lleno de piratas zombies. Es la Nada consumiendo Fantasía con todo lujo de detalles. Son los matones de ‘Cuenta Conmigo’ siendo tan crueles como parecían ser. Es ver al Rey Goblin seduciendo a Sara para llevársela a la cama.
El secreto de su éxito radica en, paradójicamente, no pisar el freno en lo que nuestra mente infantil no alcanzaba a imaginar, y nuestra mente adulta piensa todo el rato. Es ver por fin detrás de la puerta prohibida.

No solo eso, sino que además es una historia que juega y retuerce todos los iconos que se le ocurren: la pandilla inseparable, la adolescente incomprendida, el marginado silencioso, el chulito de clase y los adultos que no entienden.
Es consciente de lo mucho que mola, pero lejos de regodearse en sus tópicos, construye a partir de ellos, convirtiendo tu aventura familiar estándar ochentera en un viaje tenebroso e intrigante, salpicado de una generosa ración de sangre y pesadillas.
Oh sí, esos créditos a ritmo de música retrowave ya huelen a misterio y peligro. Pero no hay nada de pose filtrada por la nostalgia, no hay "intento de recuperar el cine Amblin", ni siquiera los lugares comunes huelen a rancio. Solo hay tres chicos y una chica muy especial. Y un Demogorgon.

Todo empieza en una noche otoñal, donde cuatro amigos juegan a aventuras de fantasía en el sótano de la casa de uno de ellos, disfrutando de la infancia como solo unos críos pueden hacerlo.
Ya nos han ganado desde la primera jugada, pero no está de más recordar que algo que parece tan fácil es mérito de unos actores que saben hacer a sus personajes creíbles como un grupo de amigos inseparable. El mérito secundario, en todo caso, vendría por hacer de esa pequeña escena un agradable oasis de calidez, espontaneidad y diversión antes de que empiecen a pasar cosas extrañas.
Más tarde, las luces empiezan a parpadear, la oscuridad lo nubla todo, y sabemos que ha pasado algo terrible. Aunque nuestra elemental educación cinéfila nos impide preocuparnos, porque esto no es muy diferente de las incontables películas con sello Spielberg en las que a un hecho espeluznante le seguía un desarrollo cargado de risas y sentido de la maravilla.
Pronto llegará lo de siempre. Seguro que sí.

Pero una niña perdida y en perpetua huida irrumpe en nuestra perfecta fantasía infantil, llamando ecos de alguna amenaza lejana.
Once, otro estereotipo abrillantado y pulimentado para la ocasión, se cruza en el camino de nuestros muchachos, que podrían haber seguido su búsqueda sin ella, y cambia sutilmente la dinámica de todo, tanto como puede cambiarla una chica misteriosa en un grupo de chicos pre-adolescentes. Las cosas toman un giro interesante a partir de entonces, con una niña a la que es imposible no querer como personaje, como la perfecta encarnación del "secreto súper-chulo" que a todos nos habría encantado guardar de pequeños: "No se lo digas a mamá, pero tengo a una chica superpoderosa escondida en el sótano".
Sin embargo, la mayor diferencia que viene con ella es el amenazante cambio de tono que introduce: esto ya no es un juego de aventuras "realista". Esto es la figura de un monstruo acercándose en la oscuridad, cual bestia de 'Dragones y Mazmorras'. Y el encuentro con él implica más que perder algunos puntos.

Las consecuencias reales se dejan notar en un entorno típico por todos sus personajes, insuflando sangre nueva a sus gastados tópicos: la adolescente incomprendida es más que una cara bonita, la nerviosa madre en busca de su niño es más que una loca, y el sheriff del pueblo pasa una obligatoria transformación de perezoso testigo de los acontecimientos a activo aliado de los niños, quizá para purgar el drama de una niña propia a la que no pudo ayudar.
Todo ello, por si fuera poco, contando con una fascinante mitología, que mezcla sin pudor terror, misterio y drama: imposible olvidar el negro vacío acuoso que guarda el monstruo, imposible olvidar la dimensión paralela envuelta en tinieblas y penumbra, imposible olvidar el inquietante parpadeo de luces navideñas anunciando el terror infiltrado en la casa... una colección de "imposibles" que por fin una serie ha tenido la valentía de romper.
Por si no fuera poco la tremenda estética, además importan las historias de sus personajes, personas comunes enfrentadas a hechos extraordinarios, que en la mayoría de casos implican meterse de lleno en las garras de sus mayores temores. No se diferencia mucho la mirada de terror de unos críos ante sus abusones, el desesperado carácter de una madre que se aferra a un imposible y el pánico que inunda a Once cada vez que advierte la presencia del Demogorgon. Y lo mejor es, como en todas las buenas historias, que ninguno de ellos tiene por qué enfrentarse solo a sus temores.

Pero, con el establecimiento de esas relaciones, aparece la tristeza, la desconfianza, la insatisfacción. Todas esas emociones hasta ahora vedadas en este tipo de historias.
Y que, una vez añadidas, no solo refrescan el resultado, también lo acercan a un espectador cansado de sus ficciones felices: siempre será mejor que los personajes de la pantalla demuestren ser tan humanos, tan falibles y tan emocionales como lo somos nosotros.
Algo que era impensable hasta ahora. Pero cosas más extrañas han pasado.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow