Después de un tiempo de sequía sin escribir críticas, me he animado a volver a la palestra gracias a una película de un director que cada vez me sorprende más y de la mano del género por el que más debilidad siento: la ciencia-ficción.

“La llegada” es una obra difícil de enmarcar y mucho más difícil de sintetizar o resumir. Se trata de una historia de alienígenas, pero también de las alegrías y las miserias de una vida humana, de manera que se difuminan indisolublemente. La protagonista de ambas historias es una eminente lingüista (Amy Adams) a la que le asignan la difícil tarea de comprender un idioma totalmente ajeno a cualquiera conocido: el que hablan unos extraños visitantes cuyas no menos extrañas naves han aterrizado en diversos puntos de todo el planeta.

El filme se aleja de los cánones de la ciencia-ficción más comercial y desarrolla un planteamiento profundo, de ciencia-ficción “hard”, centrado en el lenguaje como responsable único de la personificación cultural de cualquier forma de vida inteligente, ya sea humana o extraterrestre. Villeneuve nos presenta el proceso desde que se toma contacto con ese lenguaje extranjero y se acaba por descubrir sus matices, sus variaciones y, finalmente, su vocabulario, todo partiendo desde cero. El lenguaje circular de los llamados “heptápodos” sigue unas pautas tan complejas que la comprensión final del mismo derivará en un conocimiento muy importante para la lingüista, incluso vital e íntimo, en un giro de guion tan asombroso como inteligente que a más de uno le recordará a los clímax de Christopher Nolan.

Villeneuve, con su ya acostumbrado lirismo narrativo, elabora un relato en el que las sensaciones son las principales protagonistas, ya no tanto por la historia en sí, sino también por la ambientación onírica que impregna toda la cinta y la evocadora banda sonora que la acompaña. Son pinceladas artísticas que adornan una historia intimista en la que la ciencia-ficción alcanza su nivel más humano, explicando esa “Story of Your Life” del premiado relato corto de Ted Chiang en el que se basa el guion.

Hay que acercarse a la película con cautela, sin dejarse llevar por los engañosos trailers que nos prometían una especie de remake de “Encuentros en la Tercera Fase” (1977). Mientras que el filme de Spielberg (excelente, por cierto) intentaba dar una imagen bucólica del fenómeno OVNI, Villeneuve se decanta por una propuesta más racional, pero sin olvidar la parte emocional del drama existencial de la protagonista: una Amy Adams de lujo que hace sombra al resto del reparto, incluido a unos correctos Jeremy Renner y Forest Whitaker.

Con “La llegada”, Denis Villeneuve hace su bautismo de fuego en la ciencia-ficción de una forma esperanzadora para el género, en el cual continuará con la esperada y polémica secuela de “Blade Runner” (1982). Seguro que, tanto para detractores como seguidores, Villeneuve volverá a dar que hablar.