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El Gran Hotel Budapest

Comedia. Aventuras Gustave H. (Ralph Fiennes), un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa (Tony Revolori), un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que ... [+]
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Críticas 283
Críticas ordenadas por utilidad
18 de enero de 2015
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Una observación parecida hacía Nelson Muntz sobre el título del film 'El almuerzo desnudo'. Pues así de ja-ja me sentí yo. El gran hotel es una excusa para contar una historia ambientada en un mundo preciosista y de colores cálidos. Los personajes son ligeros y afectados, y la historia va desde la nada hacia la nada nadando en un océano de grandes nombres.

No me malinterpretéis. Es una película que deja un agradable sabor de boca, un ligero despegue emocional y un absoluto sentimiento de disfrute caleidoscópico como el que se siente al montar en un tiovivo antiguo. Es sólo que también hace aflorar al macarrilla que llevo dentro.
Oladed
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19 de enero de 2015
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Acabo de ver esta película y me ha gustado aunque de plano digo que le faltaron más escenas cómicas y más diálogos graciosos, esta comedia me sacó muy pocas sonrisas y ninguna carcajada.

La trama estuvo buena y muy interesante y la dirección divina, me encantan los planos quietos y la estética impecable y eso en esta película lo aprueban con sobresaliente.

Y bueno, me gustó y disfrute un rato agradable y entretenido.
Daniel Quintero
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19 de enero de 2015
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Maravillosa, encantadora y sofisticada historia la de El gran hotel Budapest de Wes Anderson, el último trabajo del director estadounidense e indiscutiblemente el mejor. Una obra de arte que aspira a la alta comedia, capaz de dejarte con una sensación de melancolía y seducirte con sus secuencias animadas, la mezca de maquetas con actores de carne y hueso, la estupenda y hermosa banda sonora de Alexandre Desplat y un impresionante reparto repleto de caras superconocidas.

Si existe alguna palabra en el mundo que sea capaz de describir la manera de hacer cine de este cineasta esa es: estilo; ese inconfundible estilo retro que va siempre de la mano de una exquisita fotografía, un fastuoso vestuario y una elegante puesta en escena. Pero, lo que no podemos negar es que El gran hotel Budapest es su película más estilosa hasta la fecha.

En definitiva, una frenética historia con mucho encanto y mucho humor, que habla del amor, el desamor y el pasado de una forma tan fascinante que el espectador no puede apartar ni un instante su mirada de la pantalla «al menos no debería para no perderse esta auténtica joya».
Angel Lopez
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20 de enero de 2015
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El gran hotel Budapest es la obra cumbre de Wes Anderson hasta la fecha. Inspirada en los escritos del vienés Stefan Zweig, la película nos mete en una época complicada y nos cuenta la historia dentro del universo personal del director.

Wes Anderson es un tipo particular y con muchísimo estilo. En El gran hotel Budapest pone una tilde sobre cada una de sus peculiaridades, dotando a la película de un dinamismo propio de un cuento infantil desplegable en el que lo infantil no tiene cabida bajo ningún concepto. La cámara espera a los personajes y a los elementos móviles igual que un telón que se abre en un teatro y los barridos son escasos, mostrando la preferencia de Anderson por el zoom en detrimento del movimiento lateral salvo que éste sea para mostrar dos o más cuadros distintos que forman parte de un mismo decorado. La ventana que abre Anderson hacia su universo tiene un cristal que te obliga a verlo todo con los ojos del director de Houston, que una vez más hace de sus películas un pase de diapositivas hacia su cerebro y, en particular, hacia su manera de entender las historias. Los personajes, que parecen desfilar como parte del decorado móvil de Anderson, son, sin embargo, cascadas de vida wesandersoniana que conviven tanto en la cercanía como en la distancia, formando una armonía perfecta entre las personalidades de cada uno y el entorno (tanto físico como mental e incluso circunstancial) en el que viven.

El reparto es una maravilla. Ralph Fiennes protagoniza la película con un trabajo de extrema sutileza dentro de las evidencias acentuadas que marcan desde el principio a su personaje. Tony Revolori hace de segunda espada con un trabajo que encaja a la perfección con todo lo que significa El gran hotel Budapest. En segundo plano quedan otros trabajos de gran calibre como el de una brillantísima Saoirse Ronan, que crece a pasos agigantados o el de un Edward Norton que no se detiene ante ningún registro para demostrar que es el mejor actor del momento. Un poco más atrás, aparecen otras labores de gran calidad como las del gran Jeff Goldblum o la del renacido Jude Law, que está brillante. Willem Dafoe y Adrien Brody son dos de los nombres que completan, con excelencia, un reparto maravilloso en el que no faltan numerosos cameos y papeles cortísimos a cargo de grandes del sector como Harvey Keitel, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson o Bill Murray entre muchos otros.

Resumiendo: El gran hotel Budapest no es la mejor película de 2014, pero sí es probablemente la cima de la carrera, al menos hasta donde conocemos, del director Wes Anderson. Este gran hotel es propiedad de Anderson desde las formas hasta las reglas pasando por las leyes físicas y eso reduce su público hasta encontrar a aquellos que disfruten, como yo, con el trabajo de un tipo tan directo como sutil, tan capaz de captar las emociones como de hacer que el público se empape de ellas sin ser consciente de que las está recibiendo hasta que, de repente, aparecen los créditos finales.
Grijander
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24 de enero de 2015
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Es un cuento bonito y estético. A veces el cine nos regala films donde lo importante no es lo que se cuenta sino
como se cuenta, con la delicadeza y el cariño. Las películas están hechas para entretener y para hacerte pasar un rato divertido, ese rato divertido es el que he pasado con esta cinta.

Creo que es lo mas bonito que se puede decir de una obra hecha para el entretenimiento... Es divertida, pero a veces excesivamente absurda.
ANTONIO
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