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Efectos secundarios

Thriller. Intriga Ambientada en el mundo de la psicofarmacología, ciencia que estudia cómo afectan las drogas a la mente humana. Emily (Rooney Mara) es una joven que se vuelve adicta a un nuevo medicamento que le receta su psiquiatra (Jude Law) para que pueda controlar su ansiedad ante la inminente salida de la cárcel de su marido (Channing Tatum). (FILMAFFINITY)
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Críticas 138
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2021
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No me gusta Rooney Mara. Imagino que en el mundo de la interpretación siempre hará falta una chica de aire apocado, como sin sangre, de fragilidad de pajarillo. Pero no me gusta, qué le voy a hacer.
Pertenece Steven Soderbergh a esa especie de directores que suelen prescindir de lo superfluo. Y, evidentemente, es por eso que EFECTOS SECUNDARIOS va en todo momento al grano: si acudimos a los médicos en la confianza de mitigar la angustia que se siente y con la esperanza de que nos guíen a la salud, y los médicos nos llevan a la desgracia, ¿qué nos queda? Lo malo es que, de espléndida premisa sobre mitos, fantasías y realidades, a pesar del nunca lo suficientemente enaltecido Jude Law, la cinta se desbarranca en un final poco acorde en lugar de seguir indagando en la mentira, en el pasado y en la tristeza.
Steven Soderbergh, que suele prescindir de lo superfluo, que va en todo momento al grano, ha olvidado que medicina sólo hay una, y que es efectiva nada más que cuando tiene detrás, como respaldo, una más que probada evidencia científica.
PROT
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9 de agosto de 2021
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Mejor no hablar de esta película. Es una de las más raras de su director Soderbergh.

Para mí, fue rarísima desde el minuto 15, ya que los primeros minutos se entendían. Aunque creo que habla de la historia de una venganza de... (mejor NO os la cuento), todo usando como movil unos medicamentos rarísimos.

Por ser original, la fotografía y por las interpretaciones, además de por la música y mantener la trama de suspense, se lleva por mi parte un 10. Pero, tiene 6 puntos menos por no entenderla. Se queda en un 4, lo siento.

Aún así, tendría que revisionarla.
Victor
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30 de enero de 2024
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Un reparto atractivo, una buena mano en la ejecución y tantas luces como sombras en un thriller de pinta atractiva y sensaciones vulgares. En la parte positiva, “Efectos secundarios” genera la curiosidad suficiente como para captar la atención del espectador y tenerle intrigado como para ver qué pasa hasta el final. En la parte menos positiva, la película recorre un camino muy trillado, el de los profesionales (policías, abogados o, en este caso, doctores) que mezclan el trabajo con el amor y, como es de esperar en un mundillo lleno de gente problemática, la cosa termina siendo una manifestación más del saber popular que acuñó aquello de «Donde tengas la olla».

Como perro viejo que es, Soderbergh tira de recursos de cineasta para lograr revivir varias veces una trama que amenaza con la asistolia prematura por previsibilidad manifiesta, haciendo que los personajes caigan especialmente bien, especialmente mal o astutamente regulares según su rol preasignado o según el momento de la película, pero no le queda más remedio que terminar recurriendo a unos giros esperpénticos de difícil encaje y peor digestión.

No sé, me deja un poco indiferente. No deja mucho poso, ni bueno ni malo. Con tanta sorpresa artificiosa me entretiene, como me entretiene un best-seller del que no esperas una gran calidad, sino sólo que te haga pasar el rato. Pero no es la película que mencionas en una barbacoa con amigos cuando te comentan lo último que han visto y, si surge el tema, es posible que ni recuerdes haberla visto.
OsitoF
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13 de abril de 2024
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Efectos secundarios (Side effects, 2013) de Steven Soderbergh, es un cuerpo mutante. Su narración se modifica según acaecen unos giros narrativos que trastocan la percepción sobre los hechos y los personajes. Lo que en otras obras, con otros cineastas, serían unos meros trucos de prestidigitación, la alteración de la perspectiva como mera sorpresa de atracción de feria (el juego del escamoteo), con Soderbergh es como si presenciáramos el proceso de corrupción de un cuerpo. El extrañamiento que se cultiva en su primer tercio, como si los pasos se descolocaran, se torna en el gesto que sacude la cabeza al recobrar la consciencia, como si la percepción hubiera estado entumecida, distorsionada. Y la caída en la realidad supone darse de bruces con un cuerpo corrupto. En las cuatro últimas obras de Soderbergh, el cuerpo ha sido protagonista de un modo u otro, o en distintos escenarios, pero siempre en un trayecto abisal, hacia la degeneración o corrupción. En Contagio (2011), el cuerpo es materia vulnerable, infectada, metáfora de una sociedad que ya no sabe del contacto directo, honesto, de un apretón de manos, porque se ha convertido en una trama de seres virtuales (aun de cuerpo aparente, más que presente) entre reflejos y dobleces. En Hayware (2012), el cuerpo es agente laboral, mecanismo o músculo en un engranaje, agente de una organización gubernamental, enfrentada a una retorcida maraña (no visible; por ello, que hay desentrañar, o desactivar). En Magic Mike (2012) mercancía en una pasarela, objeto, representación o espectáculo sexual, en donde también la emoción, la integridad, será exprimida porque ante todo se es función o instrumento. Las tramas internas de los diferentes escenarios (compartimentos de esta sociedad, y por lo tanto equiparables más allá de las especializaciones) siempre revelan, tarde o temprano, su putrefacción, el intercambio de egoísmos simulados, como escribió Max Frisch, la infección moral.

En los primeros pasajes de Efectos secundarios la realidad se revela como un cuerpo extraño, amenazante. La mirada ha perdido pie, como si estuviera infectada por el velo de Esa visible oscuridad que desentrañó William Styron en su magnífica novela, esa melancolía aguda, esa depresión profunda, que te hace sentir fuera de la realidad, y que incluso te empuja a infligirte daño. La narrativa adquiere esa fluidez de trance, ambient, con un refinado uso del diseño sonoro (no sólo de la música, compuesta por Thomas Newman), que Soderbergh orquestó en alguno de sus más destacados logros, como Traffic (2000) o Solaris (2002), en ambos casos con la colaboración de Cliff Martínez. La realidad es una prisión no visible. La tensión emocional, el estrés, el desgaste de la resistencia del sistema nervioso, es un territorio tan desconocido, como poco atendido, e incluso incómodo para la dinámica económica-laboral de una sociedad que nos convierte en cuerpos de eficiencia, en funciones. La depresión se convierte en un molesto efecto secundario, un chirrido en el sistema, el indicador de un desajuste, de un cortocircuito. Pero el retorcimiento del sistema puede llegar ya a tal grado que es capaz de utilizar para su conveniencia un indicador de su falacia, de su entraña supurante, de su insania. Y su encarnación es un cuerpo proteico, un rostro indescifrable, una máscara moldeable. Un cuerpo que es lo opuesto de lo que parece. Un cuerpo que camufla cómo quiere hacer daño presentándose como un cuerpo que se quiere hacer daño a sí mismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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25 de abril de 2013
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steven Soderbergh se despide del cine con su última película en la que personalmente no es de oro, podría haber sido mejor dado a su altibajo que sufre, es cierto que engancha al principio y te atrapa, para los que quieran saber si es parecida a Contagio, para nada, es bien distinta, aplaudo a Rooney Mara dado a que me ha sorprendido gratamente en este film junto al ya conocido Jude Law que también participo en Contagio.

El guion es destacable y muy liante, no pierde a pesar del altibajo que sufre a mitad de la película, es por eso por lo que no llega a la altura de Contagio aun teniendo un reparto aceptable, me gusto que se jugara mucho con el tema de las pastillas, los efectos que le iban sucediendo al personaje de Mara y los minutos finales donde iban cuadrando las cosas.

Podemos decir que Soderbergh se puede retirar tranquilo, darle las gracias también por tan buenos filmes como Traffic, Contagio o la trilogía Oceans entre otros, el ha dicho que esta será su última película pero ¿habrá que creerle? El tiempo lo dirá y si decide volver pues bienvenido sea.

En definitiva un film muy recomendable para los que les guste los Thriller o las películas de Crimenes, eso sí deben estar atentos a los que va sucediendo dado a que el mínimo despiste puede crear alguna confusión.
Eduardo
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