Efectos secundarios

Empieza siendo lo que podría ser hasta el final: una crítica a los medicamentos y a la necesidad moderna de tomarnos pastillas para todo. ¿Me duele la cabeza? Pastilla. ¿No puedo dormir? Pastilla. ¿Estoy triste? Pastilla. ¿Me cuesta hablar en público? Pastilla. Pastilla. Pastilla... ¿Efectos secundarios de la medicación? Otra pastilla para contrarrestarlos...
Sin olvidar los intereses de las empresas farmacéuticas, únicamente un negocio que se cubrirá las espaldas si ocurre algo con sus productos. La culpa no recaerá en ellos. Así mismo, habría que plantearse los dilemas éticos que podría conllevar para los doctores el recetar fármacos del que desconocen la totalidad de sus efectos.

De todos modos, la película solo es esto hasta la mitad y la crítica es meramente superficial. Y no puedo decir que sea un error o que el resto de la película esté mal, pues está bien dirigida y los giros argumentales sorprenden, pero sí que se me ocurre una historia mejor para el tema de los medicamentos, más crítica y contundente.

La trama da un giro y convierte la cinta en un thriller de suspense, del estilo ¨nada es lo que parece¨. Se va desvelando una trama de intereses y engaños que se saldará con un final de buscada ironía.

Es entretenida. El reparto está correcto, ni brillante ni soso. Historia interesante a la que le veo un potencial mayor del que muestra.

Como buen thriller, la pelicula está llena de giros argumentales( cosa que me gusta porque el espectador tiene que estar atento a todo el metraje) de los que sorprende.
Veo dos partes bien diferenciadas en la trama:
1 Coincide con la primera parte del film(con critica sobre los antidepresivos,psiquiatras y sus metodos...) que me parece muy buena, pero que al final resulta que no es lo fundamental en el argumento y ese es su peor error.
2 El thriller en sí que sorprende por el buen guión y actuaciones del elenco,pero que creo que no aporta novedad al género y que cuando terminas de verla te queda una sensación agridulce de que podria haber sido más interesante la película si su oscarizado director hubiera seguido desarrollando la historia como iba la primera parte.

¿Que narices ha pasado?
Esa es la pregunta que me hice al terminar la película. Me ha dejado descolocado, con un sentimiento de que me perdí algo o no supe ver alguna cosa.

Estaba totalmente entregado, de verdad. Un planteamiento interesante me enganchaba a la pantalla pero poco a poco te va dando igual lo que ocurra viendo como van cerrando las pequeñas tramas dentro de la central.
A eso ayudaba la excelente actuación de Mara y Law acompañados de una sencilla Catherine y un (como siempre) sin talento Tatum.

Uno no queda con la sensación de haber perdido el tiempo pero de verdad a la mitad o 3/4 de película empiezan a plantearnos cosas que no tienen sentido y rompen la atmósfera que se creó al principio.
Un remake con otro final y un último tercio menos turbio podría ser una grande en su género.

Soderbergh ha dado indicios suficientes de que quiere ser antes un estilista admirable que un auteur admirado y eso es Efectos Secundarios: una reescritura digital, muy bien rodada, del thriller malrollero de toda la vida y en particular, del thriller setentero (y de algunos sucedáneos en los 80-90) de parejas y mentiras.

Rooney Mara está maravillosa como la protagonista y Jude Law, Channing Tatum y Catherine Zeta-Jones son secundarios de lujo para una trama cuyos secretos o su desvelamiento es menos apasionado que el hecho de llegar a ellos: Con todo, el tono zumbón de un Soderbergh enamorado de sus capacidades seduce hasta el final.

Aunque su historia d'amour de fondo esté ya tan anticuada y absurda que no merezca mayor pensamiento.

Martin Taylor sale de prisión tras cuatro años de condena por un delito financiero. Al poco tiempo su mujer, Emily, sufre una crisis de ansiedad que la lleva a intentar suicidarse. Detrás de todo ello hay tejida una trama difícil de aclarar.

Película de intriga en la que ésta termina decayendo a la vez que surge un thriller bien elaborado, con un guion solvente, pero que resulta ser de menor interés que el que la cinta prometía en un principio. Lo que parecía ser una denuncia a la industria farmacéutica y a sus más que oscuros intereses económicos que ponen en peligro la salud de los pacientes, se transforma en la lucha de un hombre, el psiquiatra que atiende a Emily Taylor, por salvar su reputación puesta en entredicho.

Analizando fríamente este filme se ve que todo en él es correcto, pero quizás sea ese su mayor inconveniente, que todo resulta muy académico, pero que, al mismo tiempo, toda su virtud queda en eso, algo que en este caso destaca aún más al tratarse de un thriller con una base importante de intriga. El guion va siempre en tono ascendente, sin fallos ni fisuras; y la dirección resulta sobria, a la vez que elegante, sin alardes artificiosos para ganarse la atención del espectador, pero tal vez resulte un tanto fría, sin la fuerza necesaria que el argumento reclama. Por otra parte el tramo decisivo parece un tanto precipitado, con demasiada aceleración, como si se quisiese que el público no tuviera tiempo de reflexionar si lo que se le está presentando resulta del todo creíble o no, y tal vez esa sea una tara que a este trabajo se le pueda achacar, que la malla tejida, al igual que su resolución, sufren cierta carencia de verosimilitud.