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Ida

Drama Polonia, 1960. Anna (Agata Trzebuchowska), una novicia huérfana que está a punto de hacerse monja, descubre que tiene un pariente vivo: una hermana de su madre que no quiso hacerse cargo de ella de niña. La madre superiora obliga a Anna a visitarla antes de tomar los hábitos. La tía, una juez desencantada y alcohólica, cuenta a su sobrina que su verdadero nombre es Ida Lebenstein, que es judía y que el trágico destino de su familia se ... [+]
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Críticas 163
Críticas ordenadas por utilidad
25 de agosto de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coproducción dramática polaco-danesa que ha triunfado en Europa y en América como mejor película de habla no inglesa. Una de las cintas mas reconocidas y triunfantes del año 2013.
Aunque una película polaca sobre una discreta monja, rodada en blanco y negro, pueda echar para atrás en un principio, su ineludible visión comporta el deleite y regocijo de trascendentales y logrados aspectos.
Es una cinta bella y fría, austera y perdurable, caduca y disfrutable, como una sencilla y profunda huella en la nieve blanca.
Su evocación artística, su poesía estética y formal es sublime, con encuadres y planos construidos con trabajo artesanal. Una puesta en escena sobria pero muy hermosa.
Su guión, aunque sencillo y prácticamente plano, es adecuado para resaltar otros aspectos visuales. Ni le sobra ni le falta nada a la historia. No importa la meta, sino el camino, no importa la verdad sino como llegamos a ella.
Su pareja protagonista realizan un trabajo genial. No pueden ser personajes más diferentes, choque de contrarios que lleva a una catarsis con tono contenido. Un ángel celestial y delicado frente a un pecador curtido y terrenal; luz frente oscuridad, opuestos que se complementan para su existencia, como el ying/yang.
nico
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24 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Polonia nos llegó en 2013 una digna merecedora del Oscar a la Mejor Película Extranjera (teniendo en cuenta que el nivel de aquel año no fue muy destacado, "Ira" se erigió como clara y meritoria ganadora); un drama sobrio y minimalista (probablemente excesivo en su austeridad) que nos sitúa en la Polonia Comunista de la post-guerra mundial, y que nos narra como la joven e inocente Ida (Agata Trzebuchowska) sale del convento en el que ha sido criada para, antes de tomar sus Votos, conocer a la única familia que le queda (su tía Wanda; una alcohólica y coqueta dirigente del gobierno de esta República Soviética) y enterarse de su misterioso pasado.

Así, Ida va descubriendo un pasado con la ayuda de su tía (una inconmensurable Agata Kulesza)... tía que no solo comparte con Ida un pasado atribulado y doloroso, sino que (para su desgracia) además lo recuerda demasiado bien.

Cabe decir que "Ida" (además de contar con una dirección y un diseño de escenarios correctos sin más, pero con una cinematografía destacada, pulcra y elegante que presume de una fotografía de las mejores de 2013 (con un acertadísimo blanco y negro para sus paisajes y arquitectura vestuta de la post-guerra completamente acorde para el tono oscuro y trágico del film, pero que no por ello deja de regalar luz y pulcritud gracias al buen uso de la saturación del color y el contraste)) cuenta con un magnífico e interesantísimo planteamiento, y con unos personajes de un potencial soberbio. Planteamiento y potencial que no evitar legar y regalar detalles de valor y poderío argumental en muchos puntos de metraje... gracias en mayor medida a una interpretación excelente y prodigiosa de Agata Kulesza que saca oro de un personaje de posibilidades inmensas pero no desarrollado con el arrojo y los arrestos que la cinta nos pudo haber dado.

Son esos detalles de trama potente y amarga los que consiguen que el espectador se embauque con el film y lo siga con cierto interés y curioseo durante todos sus minutos... a pesar de que no todos ellos se mantengan a ese nivel.

Porque sucede que "Ida" se pierde demasiado en su "art noveau" y deja de lado a la trama y a su cuidado (¡sacrilegio, con la capacidad que esta gran historia tenía!). Dado el gran potencial (desaprovechado por culpa de ese minimalismo) del guión, el modernismo de "Ida" llega a ser más un estorbo y un lastre que un aliciente artístico. La cinta se disipa sin sentido, habilidad o inspiración en silencios e inexpresividades entre avatares y conversaciones con tal exageración que nada aportan y nada añaden (esa rutina del convento... con mostrarla pocos minutos hubiera sido suficiente para que el espectador ya hubiera calado ese estilo de vida y lo que se siente. Pero el film se empeña en exagerar la muestra. Y eso de que las monjas no hablen... quedará muy "artístico", pero ciertamente ridículo e irreal (las monjas hablan entre ellas, ¡vaya que si hablan!)).

En fin, que a "Ida" le sobra tanto limpiar mesas, cenar y mirar a las musarañas y le falta más afán, nervadura y trabajo en la historia de sus personajes. No tengo nada en contra del art noveau, pero el arte del cine reside en contar historias, y en eso "Ida" se queda un tanto escasa. Pawel Pawlikowski parece empecinarse en el modernismo y perderse la historia con la que ha sido regalado.

Son esos minutos de tibieza accesoria (que no merecen ni un visionado) los que hacen que la audiencia pueda perder un poco el interés, pero afortunadamente esa parsimoniosa y estática rutina tan parsimoniosa como innecesaria, aunque no es extremadamente excesiva por fortuna ("Ida" es muchísimo mejor que films de corte parecido como pueda ser "Nebraska"), e "Ida" sabe compensarse rápidamente con , no solo la presencia de empaque de Agata Kuleska que es sin duda lo mejor de la película (Agata Trzebuchowska por su parte hace un trabajo competente pero en absoluto notable y queda completamente opacada por su tía en la ficción), sino con el progreso de su trama de averiguaciones trascendentes y de manoseos a cicatrices del alma aun recientes.

En fin, "Ida" sugiere con gusto más que muestra... pero ni muestra ni sugiere todo lo que pudo con valentía y ardor. La cinta se queda en un viaje de descubrimiento tibio que no merece más de un visionado, que no me ha llegado a afectar con portento pero sí a interesar a ratos. Un drama de sugerente y seductor planteamiento con detalles notables que no son suficiente como para que la catalogue como una obra inolvidable, potente, formidable y maestra ni mucho menos.

Tras visionarla queda una sensación de "lo que pudo ser y no fue", aunque "lo que fue" sea lo suficientemete bueno en líneas generales como para al menos distraer y curiosear. Lástima que se quede a medio camino.

Sin hay algo con lo que me tengo que quedar de "Ida" y lo que más me ha inquietado, interesado y fascinado... eso es la interpretación de Kulesza y su personaje (lo único que recordaré del film). La actriz despliega un empaque, una firmeza y una sutileza admirables. Aprovecha el regalo de personaje que tiene (aunque en el libreto pudo dar muchísimo más de sí) y saca oro y diamantes de él

Lo peor: Su excesivo e innecesario (y poco reseñable a nivel artístico ) minimalismo quita minutos al desarrollo argumental.
Lo mejor: Agata Kulesza, su interpretación hechizante, detallista, suave y poderosa, y su rico personaje en el papel...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
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9 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
-La fotografía es una pasada que te rilas osea…superartística....es una peli que da una vuelta de tuerca a la última de Tarkovski. Además, es polaca, utratransgesora, toca un tema muy profundo y superoriginal, a ver no lo digo por los nazis, sino…bueno tienes que verla…osea, utiliza el plano que nos mola a todos los hip..hip...hipster- dijo Holger, mojando su muffin en una taza de té de camomila.

El nieto de Tarkovski apareció en el local donde se encontraba Holger, en Copenhage, y le agarró de la barba, aunque quiso hacerlo de la pechera. Lo zarandeó y le retorció un pezón. Acto seguido, y sin soltarle el pezoncillo, dijo con un tono agresivo en la voz:

-Veamos, no entiendes que todo en esa peli está hecho para gustar. Sabes lo que significa para alguien inteligente ver eso. Es una caída hacia los infiernos. Mi abuelo no hacia eso. El gramófono, los planos, el camino de los árboles, el coche, los cigarrillos, el tipo de jazz que toca a Coltrane, no te das cuenta de que está hecho para gustar y no tiene alma. Es como comparar a Murakami con Thomas Mann. ¿De dónde ha salido gente como vosotros, que no sabéis de nada, que confundís el tocino con la velocidad? Antes, en la época de mi abuelo, si eras muy tonto y encima ibas de listo te partían la cara. Ahora, en cambio, tenéis carta blanca porque la gran mayoría está anestesiada y es tremendamente inculta. En fin,…

El nieto de Tarkovski tiró una bomba de humo a lo Houdini y desapareció de allí, dejando una estela de luz que se podía fotografiar, así como un sinuoso aroma a ceniza y amapola silvestre que a Holger le gustó y le hizo sonreir.

...Y es que es así como se engatusa a la marabunta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fabulador
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25 de julio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Belleza cinemtográfica sobrecogedora. Un guión excelente, narrada por susurros visuales. Actuaciones magníficas.

Los planos generales de duración extendida, muy típico de cine de autor, es algo que choca con el rítmo que espera el espectador. Pero existen algunas excepciones y en este film se justifica, no sólo por la belleza de la fotografía; que es su camino y tono narrativo, sino que la pausa hipnótica convive en función de los elementos que arman la obra, haciéndola de ella, compactándola, en una joya, una pieza de arte.

Todo depende de la mirada que se tenga sobre algo. Por supuesto que habrá a quienes no les gustará este tipo de películas, la podrán encontrar lenta de rítmo, que es cine arte y que el cine arte es aburrido. Tendrán sus razones y verán la película de forma distinta, y está bien, es cosa de percepciones y gustos.

Pero a mí me gusta. La opnión especializada quedó sin palabras, rendida. Es, sin duda, una obra maestra, de la que se hablará por muchos años. Es un golpe a la cátedra del arte fotográfico. "El Silencio" de Ingmar Bergman quedó relegada por un nuevo clásico. No queda más que dar las gracias y guardar ese tesoro.
Claudio Puga
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17 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Detrás de su apariencia modesta se oculta una película importante. Una pequeña obra maestra que consigue convertir su aparente sencillez en su mejor baza.

Construida de forma minuciosa, utiliza una expresividad sutil y delicada que mima el encuadre y la luz, fotografiada en un austero blanco y negro. Esa caligrafía cuidada en su escritura se convierte en parte esencial de su discurso hasta conseguir que forma y contenido vayan unidos de forma indisociable.

La historia se va convirtiendo en una indagación sobre el horror del pasado y en testimonio de un presente que ha ido perdiendo todos sus valores. En medio de esa encrucijada se encuentran las dos mujeres que nos guían en ese viaje. Furiosamente antagónicas, las dos se enfrenta a un futuro inmediato que resolverán de forma drásticamente diferente.

Un viaje en que lo más importante son las miradas y los silencios. Los rostros de las dos protagonistas son suficientes para guiarnos en el laberinto por el que las dos mujeres transitan. Es una confrontación entre presente y pasado que terminará determinando el futuro inesperado de las dos mujeres. Entre la esperanza y el desencanto.

Ida retrata el horror y la vacuidad de forma magistral y delicada. Y lo hace apostando por una austeridad a la que exprime hasta conseguir comunicar todo un mundo lleno de matices y sugerencias.
CCRESPO
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