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Heat

Thriller. Acción. Intriga Neil McCauley (Robert De Niro) es un experto ladrón. Su filosofía consiste en vivir sin ataduras ni vínculos que puedan constituir un obstáculo si las cosas se complican. Su banda la forman criminales profesionales tan cualificados que pueden incluso impresionar al detective Vincent Hanna (Al Pacino), un hombre que vive tan obsesionado con su trabajo que llega a poner en peligro su vida sentimental. Cuando la banda de McCauley prepara ... [+]
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Críticas 206
Críticas ordenadas por utilidad
30 de marzo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí y, me consta, también para algún otro espectador, «Heat» no es una mera película de policías y ladrones; debe entenderse como una velada forma de denunciar las consecuencias de determinadas circunstancias. Al formular su crítica de este modo indirecto, con una “simple” película de «género», en apariencia pensada únicamente para la diversión —y con semejantes actores protagonistas—, Michael Mann se aseguró la presencia en las salas de millones de espectadores; si hubiese abordando de manera directa el tema de su denuncia, entonces no habría conseguido atraer a tanto público seguramente. Así pues, debería repararse en las virtudes ocultas de ciertas películas “comerciales” y conceder valor a esta artimaña empleada por algunos directores: te doy entretenimiento y, como quien no quiere la cosa, te cuelo mientras una denuncia de tomo y lomo.

El asunto principal es la vida de individuos cuyos trabajos dominan por completo sus existencias. No veamos a los personajes de Neil, interpretado por De Niro, y Vincent, interpretado por Pacino, como un ladrón y un policía, sino como símbolos de determinados trabajadores contemporáneos; Mann los viste con disfraces atractivos para evitar el hablar directamente de oficinistas, camareros, autónomos, viajantes u otros trabajadores menos cinematográficos. La consecuencia de esta absorción de la vida por el trabajo es la devastación del ámbito sentimental y familiar, y adopta dos formas: por un lado, todo indica que el tercer matrimonio de Vincent también ha fracasado; por otro, la soledad de Niel, un personaje que no parece disponer de tiempo ni para comprar muebles, resulta bastante evidente. Conviene carecer de vínculos sólidos porque, si la policía te pisa los talones, dice a Vincent durante la conversación mantenida en la cafetería, relaciones así demoran tu huida. Esta «disciplina», como él mismo la llama, no debe entenderse solo de forma literal, como el principio formulado por un delincuente siempre presto a la huida; se trata también de una alegoría mediante la cual Mann resume la soledad de Neil, cuya vida se reduce a su actividad laboral. El mismo criterio rige la vida de Vincent; como resumen de su identidad, dice a Justine lo siguiente: «Todo lo que soy es lo que persigo». Se refiere a los delincuentes a quienes intenta atrapar; pero la afirmación vale en el caso de cualesquiera trabajos excesivos: soy mi trabajo, nada más, dicen en el fondo Vincent y Neil.

Con la intención de encubrir su verdadera actividad, Neil se presenta como «salesman», un vendedor, más bien un viajante pues confirma que viaja mucho. Eady, interpretada por Amy Brenneman, revela que reside en Los Ángeles por trabajo, el cual hace y deshace, es el centro de la vida y obliga a vivir muy lejos de los seres queridos. Son dos muestras de desarraigo, un asunto de mucha relevancia sobre todo en Estados Unidos. El de Neil es un desarraigo más profundo: aunque quede lejos, Eady tiene al menos un lugar a donde volver, la localidad donde residen sus familiares; sin embargo, Neil no tiene familia ni nada parecido —ni tan siquiera mobiliario—, conque su carácter es el del puro tránsito, el de un personaje continuamente de paso, identidad esta reflejada en muchos lugares filmados por Mann: una estación de trenes, cafeterías, un aparcamiento elevado, hoteles, un aeropuerto y muchas autopistas. La película empieza en una estación de trenes, con la llegada de Neil en uno de ellos, y termina con una secuencia en un aeropuerto en el cual vemos aviones despegar y surcar el cielo nocturno. El comienzo, el final y los lugares antedichos expresan la vida de un delincuente, obligado a poner pies en polvorosa a la mínima de cambio; pero también son metáforas del desarraigo, como si la ciudad fuese una zona de breves estancias, a donde uno llega para hacer un trabajo y de la cual parte cuando lo ha concluido para viajar a a cualquier otra ciudad, y así sucesivamente. Repárese en el plano final de la secuencia en que Neil habla con Kelso: Nate se despide y vemos a Neil de espaldas a la cámara y, al fondo, otra autopista. Vincent también está asociado a un lugar de paso: casi al final de la película podemos verlo frente a una autovía envuelta en la noche. En este caso se expresa también cierto desarraigo por tratarse de un personaje abocado a la persecución de criminales, tarea que le ha imposibilitado entablar lazos familiares sólidos. Al cumplir el propósito de reforzar la denuncia del exceso de trabajo y del desarraigo, los lugares adquieren un sentido psicológico, expresión de identidad, y, por ello, son mucho más que simples fondos. En resumen: Vincent es persecución; Neil, huida. Por ello, ambos son desarraigo. Sus sentimientos se reflejan en un paisaje urbano francamente triste, reducido a los lugares de tránsito, a las autovías y las instalaciones para viajeros.

Reducido también a su condición industrial. En al menos dos ocasiones se ven con claridad instalaciones fabriles en la distancia: antes del encuentro con Albert Torena, vemos una fábrica detrás de uno de los hombres de Vincent; y en una de tantas autopistas mostradas en la película, al fondo, detrás del coche conducido por Neil, aparece una fábrica enorme, humeante y amenazadora envuelta en la oscuridad de la noche, quizá por representar las fábricas el trabajo excesivo y extenuante: la desmesura de la edificación fabril se corresponde con la desmesura, en horas y esfuerzo acarreado, del ámbito laboral de los personajes. Además, en otra secuencia la zona de descarga de un puerto, llena de grúas y contenedores enormes; y un polígono industrial en otra. La banda de Neil lleva a cabo sus robos como si de trabajadores fabriles, industriales, se tratase: con sus pesadas herramientas y sus taladros, subidos a un pequeño andamio, abriendo agujeros, perforando superficies. Un trabajo excesivo, extenuante y relacionado con los metales: una vida metálica.

Sigo, sin desvelar nada, en la zona del destripe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cobalt Blue
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26 de abril de 2009
22 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto tantas cosas de Heat en otras películas que no puedo, no, es imposible ponerle una nota más alta.
No puedo ponerle más de un tres porque ya sé que va a acabar así la historia aunque el ladrón sea un tipo que cae bien, no puedo ponerle más de un tres pese a tener buenas escenas de acción, la historia de atracos perfectos está muy vista y los ladrones que se lo montan bien con un sexto sentido único para prever las cosas y escapar ya los conozco. Todo eso ya lo he visto antes, no es nuevo, y la conjunción Pacino-De Niro tampoco es para tanto, incluso está mejor Val Kilmer. Las vidas personales de los personajes me importan un pimiento, que se lo monten mejor o peor en sus vidas conyugales no aporta nada al thriller.
Unas cuantas escenas de acción, eso es lo que destaco. Si en lugar de De Niro y Pacino los actores fueran dos desconocidos Heat no sería lo mismo para la mayoría.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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24 de enero de 2007
16 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Heat es un thriller policiaco, género en el que Mann siempre ha sabido imponer su estilo personal: mucha toma aérea nocturna de la ciudad, mucho coche más que como medio de transporte como forma de vida, los protagonistas poseen una pericia profesional apabullante, los diálogos parecen sacados del diván de cualquier psicoanalista, mucho plano para las estrellas... Estrellas que no son otras que el gesticulante Al Pacino, pasado de rosca, y el sorprendentemente hierático Robert de Niro, que aprovecha el efecto Kulechov para realizar una esmerada actuación cinematográfica.

En el argumento de Heat, además, pueden reconocerse livianas coincidencias con el de la obra maestra de Peckinpah The Wild Bunch (cuestión que, en sí misma, no hace ni buena ni mala a una película):
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kick'Em Ars
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18 de septiembre de 2006
15 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Heat es una de esas peliculas que en su momento pasan por las salas de cine de todo el mundo, la consume el público con ganas de acción y se olvida. Lo que sucede pocos años después es que una nueva revisión de la mismi y el boca-boca la convierten en una película de culto.

Heat es una obra maestra indiscutible, una de las mejores películas de su decada (Junto con "los puentes de Madison") y de las mejores de la historia en su genero. Y ¿a qué genero pertenece Heat?, habitualmente es catalogada como una película de acción pero a mi parecer está mas cerca del cine negro.

Michel Mann es un director muy controvertido que a lo largo de dos décadas se ha labrado un nombre en el mundo del cine con seguidores y detractores a partes iguales.
Un cineasta con un estilo visual, de la narrativa, del uso de la música y del desarrollo de los personajes muy definido. A mi parecer un cineasta similar a Tarantino pero que tira más hacia el realismo y la seriedad en contraste con el subrrealismo y el "cachondeo" de Tarantino.

El desarrollo de la película se asemeja a el de El Padrino: Muchos personajes, contraste entre la acción con las escenas más íntimas, las tramas secudarias que desembocan en una misma, el dejar cabos sueltos para crear suspense...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
marcoss
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18 de enero de 2007
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo surgió como una especie de remake de su "L.A Takedown", una peli hecha para la tv y emitida por la NBC seis años antes, basado parcialmente en un famoso tiroteo que tuvo lugar el 11 de abril de 1986 en Miami entre agentes del F.B.I y una banda de delincuentes implicados en una trama de robo de bancos.

Los aspectos técnicos de la obra rallan a un nivel extraordinario, pues a la impresionante fotografía en color acompañada de una puesta en escena memorable a cargo del prestigioso Dante Spinotti usando filtros y ángulos de estilo neo-noir, la banda sonora es sencillamente ESPECTACULAR a cargo de Elliot Goldenthal con su mejor trabajo hasta la fecha, que por momentos nos retrotrae a la espectacular música sinfónica del periodo tardo setentero y comienzos de los 80.

La película no se queda pues en el majestuoso duelo interpretativo de estos dos dinosaurios del celuloide sino que traspasa los límites de lo que se conoce como películas con leyenda, mística y carisma que las convierten en obras imprescindibles en la videoteca de cualquier buen aficionado al cine.

Cuando hace poco léi que el actor Kevin Gage el que hace de Waingro en la película estuvo encarcelado por posesión de drogas dos años de 2003 a 2005 algo indescriptible se apoderó de mí...recordé que hacía casi 12 años que ví por primera vez aquella legendaria película que comenzaba con un Robert de Niro disfrazado de enfermero de servicios médicos, bajando de un tren para robar una ambulancia de la Goodhew, y al mismo tiempo Val Kilmer compraba dinamita en una fábrica de explosivos...se estaba gestando una película épica que el implacable devenir del tiempo catalogaría como clásico indiscutible.

En el famoso plano encuentro entre el volatil y visceral policía trabajoadicto, Vincent Hannah (Al Pacino), y el frio, manipulador y contenido jefe criminal Neil McCauley (De Niro) desde el momento en que el primero le da el alto en las autopista de L.A, hasta que le invita a tomar un café entramos en el subconciente de sendos personajes con una dedicación hipertécnica en su desempeño profesional y con unas vida privadas llenas de contradicciones y sinsabores aplastadas precisamente por su excesiva dedicación "a lo suyo"...Ambos nos regalaron estas míticas lindezas:

Vincent Hannah: "...Soy lo que persigo...".
Neil McCauley: "...Nunca me apego a algo en la vida de lo que no pueda desembarazarme a los 30 segundos de ver a un poli aparecer por la esquina...".


L E G E N D A R I A.
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burton
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