Cazafantasmas 2

Cazafantasmas 2 no es más que una secuela necesaria para las arcas de Hollywood que tiene la comercialidad por bandera. Se explota todo aquello que hizo triunfar a la primera y se acaba creando una película que prácticamente desprende olor a VHS recién destapado.

Cinco años han pasado tanto en la ficción como en la realidad desde que el cuarteto de cazafantasmas se enfrentara a sus primeros fenómenos paranormales. El tiempo no perdona, y nos encontramos con un reparto que muestra en pantalla lo bien que fue en cuanto a recaudación Cazafantasmas. En concreto lo bien que invirtieron los actores (la mayoría) sus cobros en alimentos, porque los Cazafantasmas, queridos amigos, se nos han puesto fanegas.

Fanegas y un poco calvos también, pero eso es inevitable. Sin embargo, estas nuevas condiciones físicas van bien para una película que trata también la devacle de los propios protagonistas. Viejas glorias que salvaban la ciudad en un momento dado pero que no han podido vivir de ello tantos años como sí lo hace Belén Esteban. Estas nuevas-viejas glorias ofrecen unos primeros minutos divertidos que explotan la faceta cómica de la saga.

Pero es curioso que Cazafantasmas 2, siendo más cómica, presente un argumento mucho más serio y más oscuro en ocasiones en todo lo relativo a lo paranormal. La película aumenta su propio universo, pero cae en el error de dar demasiado protagonismoa sus vidas personales, o mejor dicho, a la de un Bill Murray deseoso de hacer reír al espectador. En concreto, su relación con Sigourney Weaver no podría importarnos menos, y cada vez que aparecen en pantalla e intentan dar salida a su no-química estamos deseosos de que todo se vuelva a llenar de gelatina rosada y se pase a la acción. Aunque no es el mejor personaje de Sigourney Weaver, ver ese comienzo con ese carrito de bebé en peligro es bastante acertado, aunque esto y los intocables a uno se le quitan ganas de sacar al bebé de casa.

El reparto se completa con más presencia del siempre gracioso Rick Moranis y con intervenciones casi puntuales del resto de Cazafantasmas que eligen como capitán interpretativo a Murray. Es cierto que su carisma deja a los demás por los suelos, pero me hubiera gustado algo más de equilibrio.

Si bien el tiempo pasa para las condiciones físicas de los cazafantasmas, los efectos especiales también lo hacen, y aquí las noticias son buenas porque están muy mejorados. Cazafantasmas y Cazafantasmas 2 podrían servir de ejemplos por sí solos para ver cómo evolucionaron los efectos especiales en cuestión de cinco años, sobre todo en todo lo que tiene que ver con lo digital. Así, veremos tanto fantasmas mucho mejor recreados como una Estatua de la Libertad pululando por las calles de New York como si se le hubiera ocurrido al propio Roland Emmerich.

Cazafantasmas 2 es probablemente peor que la primera, pero es un esfuerzo muy digno por hacer una secuela decente. La canción, o revisión de canción, es bastante más mediocre, eso es cierto.

Una amenaza en forma de mocos que fluyen de las alcantarillas y comienzan a sembrar el pánico. ¿A vamos a llamar? Ahí están los cazafantasmas para intervenir. El factor novedad se pierde, pero no por ello deja de ser una película interesante y con buenos efectos especiales. El argumento ya de entrada es absurdo, pero ya conocemos de qué van este tipo de películas. Una parodia del cine de fantasmas que busca entretenimiento y echar unas risas. Y que sinceramente no ha encontrado parangón hasta el momento. Ni creo que lo vaya a haber.

Contamos con los mismos protagonistas, incluyendo la secretaria y al desternillante Rick Moranis que sin embargo interviene muy poco tiempo y es una pena porque es muy efectivo. De los nuevos, el que no convence demasiado es Peter MacNicol (Ally McBeal, Mr. Bean) puesto que, a pesar de que su rol encierra de alguna manera dos caras, sus salidas a escena parecen un poco forzadas en contraposición con la naturalidad del resto. En lo que sí se gana es en la relación Murray-Weaver que aunque es algo más tirante que en la primera parte también es más madura.

El tramo final es gracioso (sobre todo alocado) y parece emular un poco al de la primera parte, con unos conseguidos efectos. La conclusión, a mi parecer, dejó abierta la posibilidad de sacar una tercera parte pero inexplicablemente nunca llegó. Hoy se sigue pretendiendo hacer cuando Ramis ya ha fallecido y es que el resto sigue siendo tan mayor que odio tener que decir que ya es demasiado tarde. Y la idea de hacer un remake (o reboot) creo que sería desacertada de todas todas.

La primera película dejaba con ganas de más y, dado su éxito comercial, no extraña que Reitman, Murray y cía decidieran repetir.

Los primeros treinta o cuarenta minutos de esta secuela recuperan el espíritu de la entrega anterior. Sorprende el destino de los protagonistas, diferente de lo que uno podría esperarse, y mantiene un alto nivel cómico.

La premisa del argumento que se desarrolla una vez pasada esta introducción, no está mal y da para crear cierta tensión. La primera Cazafantasmas combinaba risas con un poquito de terror y en ese sentido la idea que se presenta aquí es muy propia de un filme de horror. El problema es que enseguida se saben las intenciones del malo y uno puede imaginarse fácilmente cómo transcurrirá la historia. Por otro lado, la parte cómica después de los treinta minutos iniciales está mucho menos conseguida que en la primera entrega. Tal vez sus responsables pensaron que bastaba con introducir algunos chascarrillos dentro de un producto de fantasía/acción, pero lo cierto es que la primera ofrece todo eso pero en un tono mucho más cómico y absurdo.

La vuelta de Rick Moranis al principio ofrece cierta diversión pero luego no aporta gran cosa. Por otro lado Peter MacNicol -el "bizcochito" de Ally McBeal- hace un papel similar al de Moranis en la primera entrega, pero resulta mucho más cargante (y eso que Moranis, a veces, también es un tanto cargante).

Mientras que la trama que atañe a Sigourney Weaver y su hijo se desarrolla de forma aceptable, los Cazantasmas se dedican a interactuar con una corriente de mocos que encuentran bajo Nueva York. Enseguida se revela como una fuente muy limitada de humor, todo se reduce a una serie de experimentos que hacen con ellos y al chiste fácil de ensuciar y moquear a los personajes.

De todos modos no estoy de acuerdo con los que la califican como mala secuela. Los gags que hay tampoco son demasiado vulgares, el universo mantiene cierta coherencia con la entrega anterior, la factura y los efectos mejoran bastante y se puede decir que es digna en casi todos los aspectos. Simplemente trata de seguir un esquema parecido al de la primera entrega pero el resultado es un filme de fantasía ligeramente cómico basado en planteamientos absurdos y no una mezcla de comedia/terror en TONO absurdo, como era la primera entrega. Esto se ve muy claramente en el clímax, que explico en los spoilers.

Sería un 6,5 o 6,8 pero lo subo a 7.

Y esta peli me obliga a continuar en la línea de la crítica que escribí para la primera parte...

Todo superhéroe que se precie pasa por una etapa de decadencia en la que, tras haber derrotado truinfante a su enemigo, sufre el amargo sabor de saberse ahora inútil. Solemos ver aquí a un héroe acabado y maltratado que, si no se retira a tiempo, decide continuar errado, desesperado por mantener viva la llama de su heroísmo (y no acabar en paro), recurriendo a bajezas como la fama o las apuestas, llegando algunos al extremo de vender su propia dignidad. Y la historia bien podría terminar así...

Pero, ciertamente, "héroe" y "villano", en este contexto, son dos conceptos que forman parte de un todo, uno no tiene sentido sin el otro; así que la mencionada etapa negra suele terminar cuando la providencia pone en escena un nuevo enemigo... normalmente más poderoso y más peligroso que el anterior.

Entonces nuestro héroe resucita, lleno de nuevas motivaciones. También fortalecido, para responder a la naturaleza de su enemigo, consigue volver a deleitarnos con el espectáculo que todos echábamos de menos... firmando, de esta manera, muchos más años de funcionamiento para la saga.

Pues esta es la fórmula de "Cazafantasmas 2": una correcta segunda parte que sabe funcionar, tanto como espectacular contraataque, como capítulo de la saga que la hizo madurar.

-Perdemos: El golpe de efecto de la anterior, la parodia parapsicológica, y al hilarante personaje de Rick Moranis, que nos cambian aquí por una suerte de nerd plano y tontorrón, hundido totalmente en el estereotipo.

-Ganamos: Algo de ritmo, cierta mejora en los FX's y algo de necesario dinamismo en las secuencias de acción.

-Mantenemos: el temazo de Ray Parker Jr, el Hecto-1, los equipos de protones, las trampas, el mítico "¿A quién vas a llamar?", y, como no podía ser menos, a Beckman, Igon, Winston y Ray de caza por la ciudad.

¡Ghoooostbusters!

Cinco años hubo que esperar para poder de la segunda parte de "Los cazafantasmas 2", que por lo visto fue dirigida por el mismo director que el de la primera parte (Ivan Reitman) Ahora que si valió la pena la no muy larga espera, pues sí, ya que aunque el argumento es el mismo que el de la primera parte, así como sus escenas (que apenas han variado en esta segunda parte) es por eso por lo que mola este film, ya que de lo contrario la anterior película no habría tenido tanto éxito, la verdad.
El caso es que la pequeña saga de "los cazafantasmas" a pesar de tener ya tantos años se sigue recordando con mucho cariño, que no es poco, ya que esta es una de las muchas sagas de los inolvidables años 80 que tanto gustaron en su momento.

y curiosamente dentro de un año según parece habrá una tercera película, que esperemos, sea una pasada. Si no mejor que las anteriores al menos que sea una buena película, porque últimamente hay "remakes" o continuaciones que son de lo mas lamentables, así que esperemos que ese no sea el caso de "los cazafantasmas 3", aunque yo por si acaso no faltare a su estreno en el cine.