Confianza ciega

Películas como esta son las que afectan a los sentidos. Te puedes quedar tonto, como tontos son los personajes de la peli. No tienen gracia, ni actitud, ni mucho menos enganchan con el espectador. Nunca sabes muy bien de qué va la cosa. Y el final ya si que es la guinda del pastel.
No recomendable para nadie. Un castigo de visionado

He visto algunas películas de este cineasta francés viniendome a la memoria una cinta que visioné en el canal plus hace muchos años y que no he tenido -por desgracia- ocasión de volver a ver. La peli en cuestión destilaba un humor de mala leche y muy particualr de este cineasta. Se trataba de ¿Qué hacemos con la abuela?.
Esta peli que nos ocupa no llega a la altura de otras realizaciones de Chatilliez, pero desgrana un humor y un saber estar que creo que mucha gente que no haya visto anteriores realizaciones de éste director no pueden comprender.
Para mí es una peli agradable, pero el final quizá sea algo que estropee la trama de la misma, por ello su calificación no debe ser más alta. Aún así un film estimable que puede que algunos cinéfilos si sean capaces de profundizar y comprender mejor a este singular director.

En ocasiones, y esta es una de ellas, un proyecto cinematográfico naufraga a pesar de tenerlo todo a favor: director solvente, actores de eficacia contrastada, técnicos musicales y fotógrafos de cierta categoría, historia más que aprovechable (que además contó con cuatro guionistas)...
¿Qué pasó? ¿Se empeñó Étienne Chatillez en hacer una comedia, donde había una interesante y oculta (también críptica) historia de amor entre dos maleantes sin escrúpulos? ¿Qué se quebró en el rodaje, o en el montaje?...

Lo cierto es que el resultado está muy lejos, estoy seguro, de las pretensiones de quienes creyeron que les iba a quedar una agradable y simpática obra de enredo y extraño romanticismo.
Y como no se trata de hacer leña del árbol caído ni afilar cuchillos para apuñalar a gente que no nos cae mal; tan solo señalar que no pasamos un buen rato, porque íbamos con ganas de reírnos y no lo conseguimos..

Indeciso sobre que película visionar en una tarde de otoño acudí, atraido por el título, a ver la aquí criticada. De no muy buen humor para ver una de esas tragicomedias galas a punto estuve de repensar mi elección, cuando mi tímpano reconoció el penetrante e inconfundible ritmo del más grande, Matthew Herbert, que para mi sorpresa resultó ser el compositor e interprete de gran parte de los temas musicales del film.

La película, como el músico, llama por su originalidad y su ritmo que envuelven melodiosamente al telespectador.

...al menos en el cine. Creo que todos los cinéfilos tenemos actores o directores fetiche que un buen dia nos regalan un chasco o sencillamente nos defraudan con una interpretación paupérrima o con una historia inefable que ni siquiera entretiene.

Cosa opuesta y parecida a la vez me sucede con el cine francés de casi todos los géneros pero especialmente la comedia. Seguiré intentando, como creo que debe hacer todo buen espectador, encontrar una cinta que sea la excepción de esta regla, pero... hasta la fecha este desastre sin paliativos de "Confianza Ciega" no lo ha logrado.

Una comedia que no tiene gracia ni por la situaciones, ni por las interpretaciones, ni por una desdibujada esencia (o tufillo, según se mire) al espíritu de Charlot.

Desechable 100%