Haz click aquí para copiar la URL

La prima cosa bella

Comedia ¿Qué significa tener una mamá bella, vital, frívola y perturbadora? Éste es el tormento que ha tenido que soportar Bruno, primogénito de Anna, desde que tenía ocho años. Todo comienza en el verano de 1971 cuando, durante la elección de la reina del balneario más famoso de todo Livorno, Anna es sorpresivamente llamada al palco y obtiene la corona de “la mamá más bella”. Esto provoca un gran revuelo en la familia Michelucci. Desde ... [+]
1 2 3 4 >>
Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
24 de julio de 2011
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Echaba de menos una película italiana en el sentido más catizo de la palabra. Y ni siquiera lo sabía. Se me han despertado recuerdos aletargados y se me han reabierto senderos largamente abandonados.

Los méritos de esta película podrían resumirse en un vocablo: desenfado. Un desenfado al más puro estilo italiano.

Desenfado en sus personajes, que se despliegan en toda su extensión poniendo de manifiesto que están concebidos con verdadera solidez. No siempre tiene sentido lo que dicen o lo que hacen, pero, extrañamente, se comprende. Es ese uno de los síntomas más contundentes del cuadro clínico de una buena película.

Desenfado en las situaciones, que vagabundean del drama a la comedia con la misma alegría con que vagabundeaba el mismísimo Elmer Gantry. Situaciones donde se proyectan a sus anchas esos personajes desenfadados y tienen la oportunidad de expresarse sin más mesura que su propio caracter.

Desenfado en la estructura narrativa y en el ritmo, que no tienen artificios ni triquiñuelas, solo una anarquía y una desvergüenza contagiosas pero muy saludables. Saltos en el tiempo y en el ánimo, sin red, sin disimulos ni requiebros, para darnos un galimatías emocional a la altura de este enredo familiar, y del enredo interno que gobierna a estos personajes.

Desenfado en el propio enredo, donde, (¡milagro!), por una vez en la vida, ningún personaje queda arrinconado ni sometido, todos encuentran su hueco y salen a flote sin molestarse unos a otros, complementándose de un modo asombroso, en lo bueno y en lo menos bueno. En verdad que el que suscribe pocas veces ha visto semejante filigrana. Digno de estudio.

Desenfado, verdadero desenfado, al apelar a las emociones del espectador. Y aquí debo hacer una advertencia: habrá muy pocos que no se vean reflejados en uno u otro de estos seres desmandados, cuyas vidas se nos lanzan a la cara cual copa de whisky en un melodrama, para hacer reír más que otra cosa. Muy pocos no se verán en esta película.

Y el mayor desenfado de todos: el del propio y acongojado espectador, que secuestrado por tan desvergonzada película, se permitirá desatarse cual gaseosa, y le importará un rábano verse y ser visto en uno de los estados de ánimo más saludables y a la vez absurdos en que puede caer un ser humano: riendo y llorando al mismo tiempo.
Uma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
28 de octubre de 2011
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mamá de Bruno y Valeria era despampanantemente bella, alocada, divertida, inestable, tenía pocas luces, era torpona con las cosas que requirieran concentración o habilidad, espontánea, tan buena que se dejaba pisar por tíos gilis que la trataban como un trapo, adorable, desbordantemente cariñosa y, muy por encima de cualquier otra cosa, amaba a sus hijos.
Anna cometió montones de errores, no dio a los niños una vida estable y tranquila, cuando se separó de Mario corrían de una casa a una habitación de hotel o a un sótano atestado, encima su hermana Leda le tenía ojeriza porque estaba enamorada de Mario, pero él eligió a Anna. La tía de los chicos trataba de alejarlos de su madre, sin éxito.
Bruno conoció quizás más infierno que cielo, creció con el ceño fruncido y reía pocas veces, demasiado huraño para sentirse cómodo con tanto zarandeo, excesivamente consciente de las peleas familiares, de las idas y venidas, de las malévolas habladurías locales, cuidando de Valeria, con la que siempre estaba riñendo porque los dos tenían caracteres muy diferentes.
Bruno guarda mucho resentimiento retrospectivo, pero también tantos momentos hermosos. Por mucho que se mantuviera estirado y serio, necesitaba los abrazos de su mamá, se moría porque ella lo arrinconase con sus mimos y le dijera cuánto lo quería. Recuerda cómo los fantasmas del desencanto concedían una tregua cuando se ponían a cantar los tres juntos. Ella los animaba y bromeaba cuando se hundían hasta el fondo del pozo, con las lágrimas asomando por sus bonitos ojos pero siempre combatiéndolas con aquella energía que Bruno no sabía si procedía de su cabeza loca, de una determinación firme de plantar cara al desastre, o de un corazón inmaculado, herido pero nunca derrotado.
Bruno se ha hecho mayor y no sabe qué hacer ya con su vida, está en punto muerto, todo le provoca tedio y ganas de huir, prefiere mantenerse lejos de su madre porque la quiere tanto como se siente irritado con ella. Busca evasión en el alcohol y en las drogas. Pero la noticia de que ella está en fase terminal de una grave enfermedad lo catapulta de vuelta al pasado y el hielo empieza a derretirse.
Nunca olvidará la noche en que tuvo que convertirse en un niño mayor definitivamente. Fue cuando, en 1971, Anna fue elegida la madre más guapa de Livorno en un concurso y, a raíz de ese acontecimiento, que él siguió con su acostumbrado gesto adusto mientras Valeria aplaudía a rabiar, la familia se rompió para siempre, porque los celos del padre estallaron y el matrimonio, que ya se venía deteriorando, se separó.
No es fácil aguantar cómo los compañeros de estudios cotillean sobre tu madre en los lavabos, diciendo cosas que un hijo nunca desearía escuchar. Es rematadamente duro sobrellevar el peso de una infancia y juventud difíciles, y amarla tanto que te duelen horriblemente sus tropiezos, lo mismo que te avergüenzan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de agosto de 2011
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una filmografía tan alicaída como la italiana, que fue en su día la mejor de Europa y hasta del mundo, la existencia de esta pequeña obra maestra resulta altamente reconfortante como muestra de cine europeo de calidad.

Al igual que la maravillosa "La Familia" de Ettore Scola, la película de Paolo Virzi utiliza a la institución familiar como mecanismo de recorrido en casi 30 años de historia italiana. Los altos y bajos por los que pasan la protagonista femenina con su dos hijos tienen como trasfondo la propia evolución de la sociedad y se emarcan en una galeria de personajes muy mediterráneos tantas veces vistos en las mejores comedias de los 70-80.
Divertida y amarga al mismo tiempo, los esfuerzos de la sensual Anna por sacar adelante a sus vástagos chocan siempre con su aire atolondrado y soñador que termina derivando en no pocas ocasiones en un calvario en especial para Bruno, el hijo mayor al que el paso del tiempo convierte en un taciturno profesor universitario que encuentra en la enfermedad de su madre el camino para recorciliarse con ella, su hermana y su propia persona. Diversos flash-backs nos mostraran situaciones estridentes tan característicos de tantos personajes pasionales propios de un país tan dado al exceso.
Agradable, emotiva, simpática, bien rodada y muy convincentemente interpretada.
ALVARO
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de julio de 2011
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Odiar a una madre es imposible. Aún menos evitarla. Todos tenemos una, más o menos perfecta, pero es la nuestra. Virzì homenajea la figura de la 'mamma' italiana, y de paso a las madrazas que nutren la historia del cine italiano, en La prima cosa bella, una película de diálogos frenéticos, dotada de una energía arrolladora, que invoca la nostalgia del espectador y que nos invita a reconciliarnos con la madre que nos parió y quiso a pesar de los pesares.

Contada a dos tiempos, la película es un canto a la vitalidad y al recuerdo, y vuelve al pasado con un personaje masculino que fue un hijo primogénito sufridísimo y que ahora es un profesor de instituto desencantado. En contraposición, su madre, en sus etapas de juventud y senectud, irradia belleza, inconsciencia, fuerza, el carácter que precisa toda matriarca. Un ejercicio de cine clásico en el que el verdadero espectáculo está en ver a Valerio Mastandrea esquivando a su madre y hermana, castrado tras vivir tanto tiempo bajo el influjo y dominio de féminas; sin olvidar la bellísima Micaela Ramazzotti, la encarnación moderna de Anna Magnani más adorable desde la Penélope Cruz de Volver; y la veterana Stefania Sandrelli, a la que la película brinda un merecidísimo y velado homenaje por toda su extensa carrera como actriz cómica.

Una película tierna que conseguirá que salgan del cine con ganas de revisar esos álbumes de fotos antiguas que tienen escondidos en algún altillo lleno de polvo. Paolo Virzì conquista con La prima cosa bella la cima de los mejores directores europeos, por su dirección de autores, por su impecable recreación histórica, y por imprimir un ritmo increible a su historia, tan fresco como avasallador. Una estampa familiar que podría ser la nuestra. Porque... ¿quién no cree que su madre es la mujer más hermosa?

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities, http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
27 de julio de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si os gustan los seriales bien hechos, ésta es vuestra película (y la mía también, ejem). Y es que a veces la vida de las familias se parece a un culebrón y a ésta no le faltan gestas: la de un marido celoso en la Italia de los setenta, más un hijo introvertido, una hermana a proteger y una madre alborotada con los rasgos de Micaela Ramazzotti -parecida a nuestra Pilar Punzano- en su juventud y la inefable Stefania Sandrelli en la madurez, pero ¡qué madurez, señores! Tanta es su algarabía que arruina, sin quererlo, la vida de su retoño aunque tiene, desde luego, motivos bien sobrados para el drama pero ella opta por la Vida. Y se la bebe cantando.

Muy bien Valerio Mastandrea en el papel de ese hijo constreñido por los acontecimientos de su infancia pero que algo ha heredado del espíritu de su madre si aún logra que le quieran -como es el caso de su novia-. Y los acontecimientos están narrados en la frontera precisa del exceso y la sutileza (sólo hay que ver el acierto con que se cierra una puerta en el momento de un tránsito). Además, un buen consejo, aparte de sonreír y/o cantar con sentimiento: date un buen baño en el mar -o un paseo en la montaña- que te desoxide el alma.
Rebeca
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow