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La huella

Intriga. Thriller Remake del film homónimo de Joseph L. Mankiewicz (1972). Andrew Wyker (Michael Caine), un prestigioso escritor, decide ajustar cuentas con el joven amante de su mujer, un actor en paro (Jude Law). Con este fin organiza un extravagante juego de imprevisibles consecuencias. (FILMAFFINITY)
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Críticas 68
Críticas ordenadas por utilidad
11 de octubre de 2007
78 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasable es por la historia. Si has visto la original, la de Joseph L. Mankiewicz, no hace ninguna falta que veas esta. Aquella reúne todas las condiciones para ser una obra maestra, esta lo único que reúne son una serie de despropósitos asombrosos, aunque si no has visto la de Mankiewicz seguramente la de Kenneth Branagh te gustará por que es una historia que sorprende.

En la de 1972, Laurence Olivier, interpretaba al famoso escritor de novelas y Michael Caine era un joven atractivo dueños de una cadena de belleza que le roba la mujer al primero. Los dos actores estaban estupendos, fue un duelo interpretativo maravilloso.

En la de 2007, Caine hace el papel de Laurence Olivier y Jude Law el que hacía Cane en la original, sólo que ahora en vez de ser dueño de un salón de belleza, es un actor en paro que gana dinero haciendo de chófer. Michael Caine vuelve a estar magnífico, Jude Law es lamentable. Cada vez que abría la boca me daban ganas de partírsela. Es increíble cómo un actor puede estropear tanto un film. Ver para creer. ¡¡Y luego dicen que Jim Carrey sobreactúa!!

Me gustaba más aquella casa rústica, pero sobretodo recuerdo el proceso del robo, aquel era infinatamente mejor y muchísimo más humillante. Las tecnologías también han cambiado, y eso le da un aire más frío a este vulgar remake. Espero olvidarme pronto de la actuación del señorito Jude Law.

Joseph L. Mankiewicz prometo que nunca olvidaré tu película.
Kenneth Branagh y Jude Law, os podeis ir a tomar por el ...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sersolo
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15 de octubre de 2007
71 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Despues de contemplar la nauseabunda revisión de el clásico "La Huella", no me queda más que pedir la dimisión del Sr. Kenneth Branagh como director de cine. Es obvio que sus mejores tiempos ya han pasado y no vale la pensa que siga más. Sólo hay que ver resumidamente lo que ha hecho:

1- Resume un guión que daba para casi 2 horas y media en una escasa hora y veinte. Eso no tiene que ser malo per se, pero sí lo es cuando en esa reducción de tiempo se deja detalles que hacen que la trama sea inverosímil.

2- Si en la original teniamos unos diálogos cargados de ironía y sutilidad aquí todo se convierte en un diálogo a gritos a ver quién rebuzna más alto. Y todo entre insultos y palabras mal sonantes que no es que me importen, pero que no pegan con el espíritu de la obra.

3- Su dirección de actores es penosa. La presunta elegancia sobria de Michael Caine no es más que desgana y de Jude Law mejor no hablamos porque su sobreactuación histriónica chirría de tal manera que duele hasta verlo.

4- Modernizar el entorno no esta mal, pero no cuando conviertes unos muñecos que dan mal rollo en un entorno digital frío y sin personalidad que no enmarca adecuadamente la tensión del momento. Vamos que podría ser que la acción pasase en el piso del vecino y daría exactamente igual.

5- Convertir la trama de juego criminal a jueguecito de seducción homosexual es, además de facilón, risible y fuera de lugar.

En fin, que tiempos mejores vivió Mr. Branagh y en ellos se debería haber quedado, porque para realizar films como este quedándose en su casa hubiera estado más guapo.

Lo mejor: Que el suplicio dura poquito.
Lo peor: Todo lo demás
LennyNero
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12 de octubre de 2007
40 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
La única baza posible que podía tener esta versión era hacer algo que se diferenciara de forma notable de su predecesora. Y el lavado de cara es evidente. Empezando por el decorado en el que se desarrolla la acción, culmen de la modernidad. Una sofisticación en la dirección artística que se extiende a la puesta en escena. Branagh se preocupa en exceso por hacer una detallada y minuciosa composición de planos, pero se olvida de dar una firme consistencia a sus personajes. Con especial incidencia, en el joven que interpreta Jude Law. Cuando le toca jugar el papel de víctima, muestra una ingenuidad y una inocencia digna de un párvulo. Pero es que tampoco Law ayuda a otorgar algo de credibilidad a su personaje, con una desaforada actuación a la hora de ponerse en el papel de verdugo. Excesivo hasta el límite de lo soportable, su creación se encuentra a años luz de la que nos regaló, precisamente Caine, hace 35 años.

Un Michael Caine que, ahora, se pone en la piel del novelista millonario y despechado. Sin duda, era uno de los grandes alicientes de este proyecto: la curiosidad de verlo en el rol opuesto. Tirando de oficio, consigue que el papel no se le vaya de las manos (como se le va a su compañero), aunque tampoco la evolución psicológica de su personaje queda bien dibujada. No olvidemos que esta adaptación cuenta con 50 minutos menos de metraje, lo que puede explicar la excesiva simplificación y la falta de cohesión de todo el trabajo.

Un aspecto interesante que marca también la diferencia entre ambas versiones, es el hecho de que la actual haga especial hincapié en el componente homosexual. Los tiempos han cambiado, y la tensión sexual se hace explícita, lo que no quiere decir que resulte más interesante; ya que el resultado es un tanto deslavazado, entre el histrionismo de Jude Law y la escasa solidez del guión. La lucha de clases, el duelo de ingenios o la disputa psicológica fueron ya tratados de forma magistral por Mankiewicz. Una maestría de la que carece Kenneth Branagh.

A pesar de su elegante dirección, la propuesta termina siendo fallida. El resultado es una película que, por momentos; resulta fría, distante y carente de alma. El material es potente, y las posibilidades son muy estimulantes. Pero las reseñadas frialdad y brevedad, provocan que el espectador no consiga entrar del todo en el macabro juego, ni identificar de forma razonable los motivos o las reacciones de sus participantes.
kikujiro
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15 de junio de 2009
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que con doce años, vi por primera vez "La huella", la buena, la de Mankiewicz. Desde entonces, siempre la he considerado mi película favorita. La habré visto ni se sabe las veces. Por eso, cuando me enteré de que se estaba gestando un remake, me temí lo peor. Y mis temores se hiceron realidad. Menuda guarrería de película. Por favor... cualquiera que no haya visto la película de 1972 rehusará verla si cree que es como "esto". Al amigo Kenneth, había que denunciarlo. A partir de hoy, haré como si no existiera esta película. No puede ser que se identifique "La Huella" con el bodrio pestilente del señor Branagh.

Y a Caine había que darle un tironcito de orejas, no debería haber participado en este sacrilegio al buen cine.
Logan
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6 de octubre de 2010
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joseph L. Mankiewicz dirigió en 1972 una película basada en la obra de teatro Anthony Shaffer. Su carga teatral era almohada por dos soberbias y únicas interpretaciones: poco más hacía falta que tener una constante replica interpretativa en Laurence Olivier y Michael Caine. “Sleuth” fue un clásico instantáneo de Mankiewicz y formó parte de los filmes favoritos de un amplio colectivo y sigue allí.

Realizar un remake del filme de Mankiewicz a priori puede resultar interesante si se quita el peso teatral de la obra, se actualiza ese juego de lucha de clases y astucia de los personajes o modifica drásticamente la puesta en escena extrapolándola en el tiempo /espacio. Ese movimiento temporal es lo único que nos deja Kenneth Branagh, como un leve actualización que arrastra todo tras de sí. Falla, principalmente, respeto a la obra de Mankiewicz porque ya no existe en nuestra sociedad esa clara lucha de clases en la actualidad: prima más la fama y el poder mediático de un actor secundario descendiente de una familia de peluqueros italianos que la de un adinerado escritor de novelas.
Interesante para sus actores, su lucimiento y el cambio de rol de Caine respecto al filme original de Mankiewicz*.

No deja huella. Ni sorprende ni emociona. Uno se siente como el mobiliario del filme: frió y finalmente roto.

*) Nota del autor: Si repito el nombre de Mankiewicz una y otra vez es para dejarle en su subconsciente una orden clara-> no vea esta versión.
Maldito Bastardo
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