El dragón de la maldad contra el santo guerrero

Rocha se atreve a dar un paso más en la historia de los cangaceiros y dirige una película primitiva y colorista, folclórica, rica en matices populares y llena de cruenta superstición, de beatería, de opresión, de explotación, de expolio, de anulación, de fantoches, de iluminados y de santones.

Si no fuera porque seguramente responde a una realidad dolorosa y no ficticia, resultaría hilarante.

En cualquier caso nos encontramos ante una película singular, trabada con técnica especial y extraordinaria, una película que resiste el paso del tiempo porque ella misma es intemporal al cimentarse sobre los valores mismos en que la obra de arte reside.

Golosina para coleccionar, curiosidad intelectual, pequeña joya de la filmografía naif.

Ya se dijo.
Otra forma de hacer cine.

Tras haber sido víctima de una gran injusticia y por éste hecho haber asesinado a su amo -dueño de la hacienda en la que trabajaban-, Manoel y Rosa, una pareja de campesinos, termina uniéndose a los cangaceiros que todavía subsistían. Aliada con los terratenientes, la iglesia contrata a Antônio Das Mortes, un asesino a sueldo de quien se espera que acabe con la banda que lidera Corisco, quien, se cree, es el último cangaceiro que todavía enfrenta a los poderosos… y por supuesto, con Manoel para cobrarle la muerte del hacendado. Esta podría ser una breve sinopsis de, “Deus e o Diabo na Terra do Sol”, película dirigida por, Glauber Rocha, en 1964, de la cual, <<ANTONIO DAS MORTES>>, es una afortunada secuela.

La película –realizada 5 años después-, prosigue ahora con, Antônio Das Mortes, retirado, pero dispuesto a volver a su labor de asesino a sueldo, cuando se le informa que ha surgido un nuevo líder cangaceiro y que se le contrata para que lo mate. Al llegar al pueblo llamado, Jardim Das Piranhas, se encontrará con el hombre que lo contrató -el delegado Mattos, aspirante a la alcaldía- y conocerá al Coronel Horacio, un ganadero terrateniente que ha quedado invidente (atinada metáfora que da cuenta de su modo de hablar y de actuar), casado con una joven y atractiva muchacha llamada Laura, a quien vemos vistiendo un traje morado como si se sintiera de luto (ya veremos si ésto tiene algo que ver).

Lo que se aviene, abrirá los ojos de Antonio Das Mortes, permitiéndole al fin comprender la realidad… y entonces sabremos de qué lado va a estar vez y qué pasará con los demás personajes que surgen en su camino.

Escrita por Glauber Rocha, inspirado en la mítica guerra de San Jorge contra el dragón, conocida como, “El Dragón de la maldad y el Santo guerrero”, de nuevo, la película se moverá en un abierto aire teatral, rodada en la plaza central y en los alrededores de un pueblo llamado Milagrés, en el estado de Bahía; y una vez más, lo religioso, el misticismo y los cantos revolucionarios en homenaje a Lampião (el líder cangaceiro que se convirtiera en un símbolo para los campesinos de Brasil), tendrán un espacio predominante en una historia de redención y de justicia social, rodada ésta vez a todo color y con una edición bastante cuidada.

Rocha, tuvo la suerte de poder contar de nuevo con el actor, Mauricio do Valle, para que repitiera su rol de, Antonio Das Mortes; y también contó con, Othon Bastos (Corisco en la primera película), pero, ahora, para el rol del profesor enamorado en silencio de Laura y dispuesto a hacer lo que tiene que hacer. Complementan el reparto, un eficaz Jofre Soares, como el Coronel; Odete Lara, como la inescrupulosa, Laura; y entre otros, Hugo Carvana, el hombre de la discordia.

La trama tiene también un marcado aire a tragedia griega –de ahí lo teatral que tanto atraía al director brasilero- y sirviéndose de los habitantes de Milagrés, Rocha logra unas interesantes escenas de masas que darán cuenta de la humildad y las carencias del pueblo.

En definitiva, <<ANTONIO DAS MORTES>>, exalta una vez más ese Cinema Novo que tanta relevancia diera al cine realizado en Brasil, y al hacerse merecedor al Premio a Mejor Director en el Festival de Cannes, Glauber Rocha se puso en un alto sitial en el cine latinoamericano.

Obra maestra en sí misma.
Glauber Rocha compone una obra en un acto digna de darse en cualquier sala de teatro.
Nace en el cine como un western, y la hace con una forma de filmar que arriesga todo sin tener miedo.
Hasta se podría decir que un western en la campiña o el mato grosso brasilero es otro género como el wuxia en china.
Película de hace más de 50 años que hay que verla y solo disfrutar.

Antonio Das Mortes es sin duda lo mas cerca que se puede ubicar el cine de la poesía. Una explosión de color, música y sutilezas disfrazada de western. Imperdible para cualquier cinéfilo.