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Todo es silencio

Drama Años 70. En Noitía, un pueblo de la costa atlántica gallega, viven Fins y Brinco, dos adolescentes que mantienen una relación de amistosa rivalidad en medio de la cual se encuentra Leda, una chica algo mayor que ellos. La joven elige a Fins y lo arrastra en la búsqueda de los tesoros que los naufragios arrojan a las playas. Su relación se interrumpe bruscamente cuando Fins se va del pueblo, tras la muerte de su padre mientras pescaba ... [+]
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
21 de octubre de 2012
34 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la sobrevalorada y decepcionante Los girasoles ciegos, José Luis Cuerda vuelve a naufragar con esta película que ha sido la elegida para inaugurar la 57ª edición de la Seminci de Valladolid.

Es una pena porque la película empieza bastante bien. Nos muestra la vida de un pueblecito de la costa gallega a través de la visión y la relativa inocencia de dos chavales. Dos buenos amigos que siempre están vacilándose y bromeando, y que andan junto a una chica algo mayor por la que ambos sienten algo.
En este comienzo hay escenas realmente buenas, como las que nos muestran los restos de varios naufragios que arrastran a la costa objetos de lo más variado. La fotografía es un espectáculo, y también hay algunos toques de humor típicos de los mejores tiempos de Cuerda. En cuanto a los jóvenes actores, quizás no sean del todo convincentes pero no lo hacen mal. Como digo, esta parte tiene momentos de buen cine, incluso a la altura de las mejores películas del director.

El problema llega cuando avanzamos 20 años de golpe y nos encontramos a los personajes ya talluditos. Aquí la historia se torna en una intriga policial simple, bastante previsible y rodada con más bien poca tensión. Las escenas de acción dejan bastante que desear, aunque por suerte son pocas. Y no podía faltar el triángulo amoroso... que es probablemente lo peor de la cinta. No hay ningún tipo de feeling entre los tres protagonistas, resulta todo de cartón piedra.
Y es que esa es otra, el mal hacer de unos actores bastante planos termina por hundir la película. Quim Gutiérrez inexpresivo y sin carisma, Miguel Ángel Silvestre dando otra muestra de inoperancia interpretativa (mención aparte merece su imitación del acento gallego, en algunas escenas lo tiene y en otras no), mientras Cecilia Freijeiro está pasable y gracias. Tan solo dan la talla Chete Lera en su breve papel y el gran Juan Diego (que pese a todo me da la impresión de que en algunos momentos está bastante perdido).

En fin, que es una lástima que tras un comienzo más que esperanzador la cinta vaya perdiendo puntos tan deprisa. Creo que el principal problema está en el guión, ya que si la historia fuera mínimamente interesante aún se podría soportar a pesar de los actores. Desconozco si el libro era igual pero aquí todo parece rutinario y hecho por encargo, por así decirlo. Así que las dos horas se terminan haciendo bastante largas.

Pero a lo mejor es cosa mía, porque al terminar la proyección se oyeron algunos aplausos. Aunque diría que fuimos más los que nos marchamos en silencio...
Toma Primera
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21 de octubre de 2012
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba bastante más de esta película y no sólo porque sea una obra del mismo hombre que firmó: Amanece que no es poco, El bosque animado, La lengua de las mariposas e incluso Los girasoles ciegos; también porque había sido elegida para inaugurar (fuera de concurso) la 57 edición de la Seminci. Me ha decepcionado y me ha resultado imprecisa y deslavazada; y bien que lo siento porque me caen bien José Luis Cuerda y Juan Diego (la única interpretación creíble).

"Todo es silencio" se queda en el intento de trasladarnos una historia con muchas posibilidades: la infancia de tres amigos gallegos que evolucionarán de distinta manera en función de la proximidad o alejamiento de Noitía, el pueblecito costero que ha reconvertido con el paso de los años su delictiva actividad de contrabando de tabaco para entrar en el magro negocio del narcotráfico.
Los mejores momentos, para mi gusto, tienen lugar en la primera parte, cuando la cámara del director se sitúa en los ojos de los niños. El salto de veinte años desequilibra el film, que se convierte en un batiburrillo en el que, por momentos, chapotean los actores, consiguiendo que los espectadores se alejen de una realidad digerible.
El guión del buen escritor Manuel Rivas, basado en su propia novela, no ayuda a desfacer ningún entuerto, más bien todo lo contrario. Incluso me atrevería, irresponsablemente, desde mi lógico desconocimiento de aficionado, a añadir que tal vez sea el desencadenante de un proyecto fallido.
Sinhué
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23 de octubre de 2012
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la Seminci 2012:

Pareciera que el escritor gallego Manuel Rivas, metido aquí también en labores de guionista -en solitario, y quizá sea esa una gran parte del problema-, titulara su novela y la propia película que escribía, así, "Todo es silencio", previendo la indiferente reacción de la prensa y el público a la película cuya elección para inaugurar esta presente edición sólo se puede atribuir a que su autor, José Luis Cuerda, tiene algunas obras estimables en su pasado cinematográfico.

La historia de tres amigos de la infancia que comienzan a colaborar ya desde niños con el cacique local de su pueblo en sus trapicheos delictivos (que degenerarán en el narcotráfico), y la posterior relación entre ellos en su etapa adulta, se sostiene muy poco tiempo.

Todo en ella es fallido, prácticamente nada funciona, no interesa el devenir de los personajes, los intérpretes no se creen sus personajes, la dirección de actores infantiles es lamentable, y por si esto no fuera suficiente ya para convertir la película en el desastre que es, a partir del último tercio todo se vuelve ridículo y hasta grotesco, en su intento de reconvertir un relato de amistad truncada y nostalgia por el pasado en un thriller para el que su ya vejete y -visto lo visto- obsoleto director no está cualificado. Mala y muy equivocada inauguración.

Con lo estupendamente que había funcionado este binomio, Cuerda-Rivas, en "La lengua de las mariposas"...
Amor Perro
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9 de noviembre de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
José Luis Cuerda es un director que demostró ser muy capaz de emocionar con un particular y poderoso sentido del drama. Lo hizo en mayúsculas con "La lengua de las mariposas" tras la mirada de un pequeño estudiante tímido, incomprendido y desafortunado de la época bélica que le toca vivir. Esta vez retoma ese dramón de pueblo, y vuelve a utilizar el recurso de la interpretación infantil en una Galicia profunda, dentro de un pueblo cualquiera tachado por la droga, la corrupción y el silencio. Aunque esta vez el resultado no está a la altura de sus mejores filmes.

La película empieza fuerte, con un diálogo entrañable entre cuatro niños que juegan a orillas del mar, no exentos de la inocencia, la fantasía y la picaresca de su edad. Fins es el más bonachón. Su corazón late por Leda, mientras que en su casa no llega el jornal suficiente para llegar holgados a fin de mes. Para su padre corren tiempos de pesca difíciles y no le queda más remedio que trabajar limpiando barriles. Es entonces cuando conoce al hacedor del pueblo, un personaje vil, fanfarrón y con más cuento que calleja. El crío comienza a verse atraído por el dinero fácil que producen los tejemanejes de ese hombre dicharachero de traje y sombrero, hasta que un repentino suceso le obliga a escapar del pueblo durante veinte largos años.

Es a la vuelta a sus raíces cuando la película comienza a tambalearse y el drama empieza a perder fuelle. Quizás sea esa escasa credibilidad del diálogo, cuestionable quizás por una elección del reparto que enfrenta a los televisivos Quim Gutiérrez y Miguel Ángel Silvestre, o esa manera algo superficial de contar una historia tan oscura, como es la corrupción de una droga que llega en lanchas y que pudre la fama de la localidad. Es una historia de personajes, cada uno con sus vicios y virtudes y con el silencio imperado de fondo. Silencio ante el miedo de contar el crimen de la esquina, por conocer chismes vecinales que no se pueden revelar y por una falta aparente de libertad que empuja sus pechos contra la marea.

El problema surge cuando entre medias de una trama central se anudan pequeños hilos argumentales que acaban por tejer un argumento tan difícil de desenredar como un nudo marinero. Pasa una hora entera desde que Fins vuelve a su tierra y todavía no se ha desvelado qué pretende el guion, el por qué, el cómo. Y aún se desempaña más con el tópico del amor imposible que el espectador se sabe de memoria y que colapsa más minutos de la cuenta.

"Todo es silencio" quiere hablar de mucho y se queda con poco. Su intención es buena y el drama está servido, pero el resultado se cae por la borda. Lo que sí queda entre las redes es el pequeño pero inolvidable papel de Luis Zahera como padre currante. ¡Máis traballo pra este actor, carallo!
MaxPower
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22 de octubre de 2012
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se articula narrativamente como una colección de anécdotas infantiles que dejan un poso lírico y toques de humor tierno marca de la casa en la primera parte pero naufraga totalmente en la segunda, a la deriva sin atar cabos con los conflictos sugeridos pero irresueltos en la primera parte. La banda sonora acentúa el lirismo y el ritmo vivo de la primera parte de la película.

Los niños pobres sueñan con una riqueza cercana y accesible en el contrabando de tabaco. La vida está en juego en la película desde el principio. (Los padres muertos o inciertos de los niños, Fins en un ataúd flotante, los naufragios misteriosos...). Me gusta la decencia del personaje del padre de Fins, que marca el camino del niño por el lado del bien (aunque muera al traicionar sus principios de pescador honrado). El personaje de Mariscal (cacique parlador de latines litúrgicos, simpático y por ello más peligroso, comprando apoyos y silencios) es la única interpretación digna de la película. Se pasa por encima el sufrimiento de las víctimas de Mariscal (al final todos son sus víctimas).

Me gustan las elipsis de Cuerda como recurso narrativo, aunque abuse un poco de ellas (una incluye un salto mortal narrativo). Los personajes carecen de continuidad de la primera a la segunda parte. La escuela abandonada es reciclada como escondrijo del contrabando y como baúl de sueños infantiles rotos. Los personajes vuelven a la escuela abandonada a buscar su redención en la infancia. El regreso de Fins convertido en guardia civil podría haber dado mucho más juego.

La película se atropella en la segunda parte. Pasa todo muy rápido y sin claridad. No llega a haber una trama policial elaborada. Cuerda sale de sus terrenos en la segunda parte de esta película o quizás no sabe a dónde quiere lllegar y se pierde en la trama.
Lupo
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