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No se lo digas a nadie

Drama. Romance Un joven acomodado de la alta sociedad peruana decide huir del entorno social y familiar en el que vive para intentar encontrar su identidad sexual, marcada desde su juventud por el abuso de las drogas y el alcohol. Basada en la novela del peruano Jaime Baily. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
6 de octubre de 2007
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
El drama de Joaquín es el drama de tantos muchachos que viven la tortura de salirse de los cánones establecidos.
Cuántos muchachos han crecido en un ambiente social cerrado, anquilosado y hasta cruel en el que impera esa doble moral repugnante, que consiste en que todos los hombres tienen que ser machos cabríos y las mujeres "decentes" tienen que ser fieles, mojigatas, devotas de sus hombres. Y, por supuesto, como está muy mal visto que las mujeres "decentes" muestren a los hombres sus pasiones lujuriosas y tengan con ellos una vida sexual plena y libre, para ello están las "mujeres de la vida", las destinadas simplemente a dar placer a los machos.
Por añadidura, los machos tienen que ser viriles hasta la médula, está terminantemente prohibido que un hombre se sienta atraído por alguien de su mismo sexo, tienen que ser duros, no manifestar sus sentimientos, demostrar su hombría a golpes, fumar, beber, ir con mujeres de la mala vida antes de sentar la cabeza y casarse con una mujer decente, ir de cacería y matar animales inocentes por puro placer. Y, por supuesto, irse de correrías mientras la mujercita se queda en casa rezando el rosario.
En ese ambiente se ha criado Joaquín, el cual sabe que no pertenece a ese mundo. Detesta todo lo que su padre trata de inculcarle y observa con pena cómo su madre se desperdicia en su vida vacía de muñeca de porcelana. Ella es la única que comprende las debilidades de su hijo, aunque su sometimiento a las reglas establecidas le impiden hacer más que tratar de salvaguardar la sensibilidad de Joaquín contra la rudeza de su padre.
El chico, que desde pequeño descubre su homosexualidad latente, comienza a sufrir su personal calvario.
Es el viaje por la vida de un muchacho perdido, que padece el terrible dolor de no poder engañarse a sí mismo, de no poder atenerse a las reglas.
Que ve cómo todos a su alrededor se engañan a sí mismos con tanta facilidad, cómo llevan casi impunemente sus dobles vidas, en vivir al día pensando que en un mañana no muy lejano sentarán la cabeza, se casarán, obtendrán un buen trabajo...
¿Y Joaquín? ¿Puede él contemplarse a sí mismo sin desprecio? ¿Puede él sentirse libre, puede vivir sin engaños, sin hacerse daño a sí mismo y sin hacérselo a las personas que lo aman? ¿Puede encontrar un amor auténtico, aquél que le llegue hasta lo más hondo y que además le corresponda? ¿Por qué todo tiene que ser tan difícil? ¿Por qué la única manera de buscar el olvido es tratando de olvidarse a sí mismo, tratar de borrar el dolor poniéndose ciego de coca, de alcohol, de marihuana?
Sigo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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31 de julio de 2007
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y así con está frase inicio la crítica, extraída del parlamento de Hernán Romero quién encarna al padre de Joaquín en “No se lo digas a nadie”, un chico homosexual en proceso de aceptar su condición dentro de un entorno social limitado y regido por ideas obsoletas y llenas de puritanismo, impuestas por grupos eclesiásticos y el machismo arraigado en la comunidad hispana, propiciando la discriminación hacia el que infringe sus reglas con su gusto dispar.

No se lo digas a nadie, basada en la novela homónima de Jaime Baily encuadra a la que podría ser la familia perfecta, pero que arrastra en su interior el autoritarismo ejercido por el padre, la sumisión de la madre y el desconcierto de Joaquín, el hijo, ante su latente atracción por los de su mismo sexo y a su vez el rechazo de su sentir. Pero Francisco Lombardi no se limita al entorno familiar, hace un recorrido por la escuela, la iglesia, el antro o la calle, en donde Joaquín encontrara salidas posibles a su problema, involucrando hombres y mujeres que reiteran su preferencia sexual, así como a otros que asumen el rol de solución siendo efímera su presencia al no comprender el proceder del protagonista.

La presión social y sexual lo colocan frente a la adicción y ésta a su vez ante la soledad; el robo, la huida, la prostitución, todo para evadirse y no encontrar lo anhelado, sin salir del circulo y la complacencia.

Formidable trabajo de Lombardi al reunir elementos formidables; un elenco de actores comprometido, una dirección de cámaras correcta, la música adhoc para tiempo y lugar, caracterización y dirección de arte, complementan uno de los largometrajes peruanos de mayor relevancia y que a pesar del tiempo resulta mucho más eficaz, que las multinominadas al Oscar.

La sorpresa:
La credibilidad de Christian Meier como actor, supera el perfil de la estrella de televisión al interpretar al cínico y comodino Gonzalo.

Lo mejor:
Su dinamismo y realismo, el amor suele ser más complicado de lo que se piensa; la presencia de un final abierto.
El tema “El amor después del amor” de Fito Paez.

Lo peor:
Las lecciones y frases (como la que da título a está crítica) del padre de Joaquín para formar un verdadero varón, aberrantes y estúpidas, pero necesarias para el argumento.

Franca y sin inhibición.
Coleccionista Visual
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20 de mayo de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Feliz manera de plantearse un mundo de armarios atrancados con cerrojos.
Todavía subyace un mundo de rechazo a los "diferentes", pero ya no está bien visto manifestarlo públicamente.
No se lo digas a nadie; como su propio título indica, es una película de ocultación, también de vidas paralelas y de mucha miseria humana cocida y adobada con hipocresía, desconfianza y miedo. Interesante para espíritus críticos y mentes que les apetezca recordar una sociedad ya lejana aquí en España pero todavía presente en muchos países sudamericanos.
LEUGIM
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21 de mayo de 2007
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ficción con un gran golpe de realidad. Película en la que se refleja los pensamientos, miedos, sueños, agonías de un chico que quiere aceptar su homosexualidad ante una sociedad clasista, falsa, homofoba. Es la historia de muchos en este tipo de sociedades de hoy día, que no aceptan a la gente tal y como es, con sus preferencias y gustos. La interpretaciones bastante correctas. Bastante bien los españoles, Lucía Jiménez y un fugaz Carlos Fuentes.

Nos hace pensar, relfexionar. Recomendable
Patahuelva
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22 de septiembre de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grata, muy grata sorpresa me he llevado al visionar esta cinta. Una de esas películas de las que no esperas mucho de ella, pues casi estás seguro que solo verás sexo y drogas al por mayor. Pero, ¿no tiene también estos elementos la cinta que nos compete? Sí, si los tiene. Pero a diferencia de muchas otras cintas en donde el guión se construye más o menos alrededor de dichos elementos para justificarlos y explotar el morbo, en esta película son parte de ella pero sin dejar de lado una historia de lo más interesante. Una historia con personajes muy creíbles desde mi punto de vista: y es que los he visto una y otra vez en la sociedad cotidiana en donde habito. Una sociedad moralista, mojigata y muchas veces hipócrita, en donde todo aquello que mínimamente se aparte de lo socialmente establecido como correcto se oprime miserablemente por aquellos que creen tener la razón porque mas o menos encajan con los estándares establecidos. Pero como el ser humano no es perfecto, es necesario echar mano de la doble moral y de la hipocresía para saciar algunas necesidades e inquietudes. Una doble moral nefasta que carcome a aquellos que caen en cuenta de su existencia, y peor aun, a aquellos que no son capaces de utilizarla en su vida diaria al sentirse como unos miserables traidores al hacerlo. Pero, ¿no dicen por ahí que la culpa es la más inútil de las emociones? Pues ya está. He ahí el remedio. He ahí la manera de volver al sendero y evitar nadar contra la corriente. Utilizar la hipocresía y la doble moral como bien lo diría uno de los personajes para “matar tus pulgas como lo hago yo, pues es la única forma de sobrevivir”. Si la sociedad lo indica oculto y por debajo del agua, así debe ser. Y los demás, como se dice por aquí en mis tierras, el hacerse de la vista gorda. Total, para eso existe al final el autoengañoso y cómodo arrepentimiento, que aunque no sea sincero, mientras sea visible a los demás con eso basta: el ser un buen hijo, un buen estudiante y tener un buen trabajo, casarse y tener hijos y siempre, siempre seguir en público las reglas, aunque por debajo del agua se quebranten. Un elenco excelente con actuaciones muy convincentes, y un guión muy bien elaborado que narra la evolución de los personajes de manera creíble. Cinematografía correcta y una banda sonora muy adecuada a las situaciones. En resumen, una excelente cinta, altamente recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Witch King Of Angmar
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