La mitad oscura

Las novelas y relatos de Stephen King han dado lugar a algunas películas estupendas ("El resplandor", "Carrie", "Dolores Clairborne", "Cadena perpetua", etc...) y en la mayoría de los casos a un montón de bodrietes que daban miedo, sí, pero no miedo del tipo que esperas precisamente de una película del género.

Por eso, dentro de lo malo, "La mitad oscura" resulta ser de lo más potable. Los actores son decentes y cumplen, la historia es bastante fiel al original literario, presentado una intrigante trama de terror y el pulso de Romero le da un toquecillo particular que no tienen otras. Es entretenida y se deja ver sin aspavientos.

Muy apta para fans de King, aunque es posible que los seguidores del cine de terror y de Romero la encuentren muy mediocre.

Un niño prodigio de la escritura vive obsesionado por sus cuentos. Unos cuentos que asombran a su madre, por su buen hacer. Sin embargo, algo perturba al niño desde su amor a la escritura. Los gorriones vuelan sobre su entorno, y las jaquecas le impiden vivir con normalidad.

Cuando decide pasar por quirófano, los médicos se encuentran con otra mitad de ser en el interior de su cabeza, un gemelo absorbido por él mismo. Los gorriones, conductores entre la vida y la muerte, aparecen sobre el hospital ocultando la luz del sol.

Con el transcurrir de los años, el joven prodigio se ha hecho un hombre, Beaumont. Un escritor de segunda fila con mujer e hijos, que logra vender bestsellers gracias a la publicación de novelas de terror protagonizadas por un psicópata, Alexis Machine. Estas novelas, son publicadas bajo un pseudónimo, George Stark. Sin embargo, un día sale a la luz el secreto, se descubre la verdadera identidad de Stark.

Se oficia un funeral ficticio, pero justo en este momento, el personaje de Stark cobrará realidad. Comenzarán los terribles asesinatos sobre aquellas personas que ayudaron a lapidarlo, aquellas personas cercanas al entorno de Beaumont. George Stark se convertirá en un sanguinario hecho realidad que buscará desesperadamente que su gemelo, Beaumont, vuelva a escribir esas novelas llenas de sangre, tripas y asesinatos que le conceden la vida.

La historia resulta errática, carente de intensidad. Tal vez Timothy Hutton, no sea el actor más idóneo para interpretarla. No me ha convencido; sus casi dos horas se hacen largas, extendiendo secuencias con contenidos simples que la desdibujan hasta transformarse en una historia casi televisiva.

Estos 26 años transcurridos desde su estreno, no la han beneficiado, aunque los usuarios de esta página la aprueben con un generoso 5,4.
La alargada sombra de Stephen King parece vencer en la mayoría de adaptaciones para el cine, y esta no parece ser una excepción.

Desde pequeño a Thad Beaumont (Timothy Hutton) le ha gustado escribir. Pero en su infancia le fue detectado un tumor cerebral que, una vez localizado, no le ha provocado más dolores de cabeza. Sin embargo ya adulto ha escribido sus novelas con el nombre de George Stark, convirtiéndolo en autor de best-séllers de éxito protagonizados por un violento personaje llamado Alexis Machine. Pero Thad quiere dar un giro en su vida y convence a sus editores que quiere volver a su firma original. Mientras tanto un despiadado psicópata le seguirá los pasos e impedirá que no cumpla con su cometido. Su intención es que regrese como George Stark y el reguero de cadáveres que deja levanta las sospechas de que es el propio Thad quien comete los crímenes.

George A. Romero y Stephen King se volvieron a unir, después de su colaboración en el homenaje a la revista de cómics “Creepy” en “Creepshow” (1982) para que el realizador de “La Noche de los Muertos Vivientes” (1968) se alejara una temporada de sus hordas zombis y llevara la adaptación de una de sus novelas más conocidas, “La Mitad Oscura”, en la que un escritor prescinde de su seudónimo con lo que provoca una sucesión de asesinatos en su contra, más el sobrenatural ingrediente de que desbandadas de gorriones le invaden alrededor.

De hecho podría tratarse de un Stephen King autobiográfico. El mismo autor escribió durante años con el seudónimo de Richard Bachman y él mismo anunció la muerte “de su colega” en algunos de los prólogos de sus obras. Thad Beaumont / George Stark, ambos interpretados por Timothy Hutton (excelente labor en el maquillaje) podrían asemejarse al Jack Torrance de “El Resplandor” y al Paul Sheldon de “Misery”, personajes célebres por los lectores de uno de los escritores de literatura gótica más reconocidos y adaptados al cine en las últimas décadas. Para George A. Romero le supuso un paréntesis dentro del género, aunque tampoco se trata de uno de sus mejores films (demasiado extenso). Como también es increíble la aparición secundaria del actor Michael Rooker (famoso por su cara de mal genio y al haber interpretado al asesino en serie Henry Lee Lucas en “Henry Retrato de un Asesino” (1988) de Joel McNaughton) y que se pone bajo la piel de un amable, demasiado amable, sheriff que investiga los acontecimientos de ésta lúgubre función literaria.

Adaptaciones a la gran pantalla de libros de Stephen King son innumerables, encontrando variedad en el resultado conseguido, películas excelentes como Cadena Perpetua, Misery, El Resplandor, La Niebla, La Milla Verde y Cuenta Conmigo, y bodrios entre los que se situarían La Rebelión de las Máquinas, El Cazador de Sueños, El Cortador de Césped y Thinner (por no mencionar las macroadaptaciones televisivas de horas de duración). En el grupo intermedio, películas de parciales aciertos como La Zona Muerta, 1408, Cementerio Viviente y siendo generosos, La Mitad Oscura.

Dirigida por George A. Romero en su segunda colaboración con King tras la película de sketches Creepshow, La Mitad Oscura está basada en la novela de mismo título, sigue a Thad Beuamont (Timothy Hutton), escritor de libros intelectuales de buena crítica, tiene oculto a la sociedad que él es también el escritor George Stark, seudónimo con el que escribe libros bestseller sobre violencia, sexo y drogas, los que le dan para pagar las facturas en casa, donde vive con su mujercita (Amy Madigan) y dos bebés. En una clase donde Beaumont imparte lecciones de literatura se le presenta un tipo (Robert Joy) que conoce su secreto, amenazando con delatarle y revelarlo públicamente si no le paga cierta cantidad de dinero, momento en el cual Beaumont decide desvelar su identidad a la prensa para no pagar. Desde entonces empiezan a sucederse una serie de asesinatos, de los que el propio Beaumont parece ser el principal sospechoso como le hace saber el sheriff Pangborn (Michael Rooker).

Psycho-thriller al uso, película donde un psicópata del que normalmente no conocemos la identidad va matando uno por uno los amigos del prota, al que deja para el último. Aquí no se sigue este esquema al píe de la letra (rápido se conoce la identidad del asesino) pero se mueve en este territorio y ofrece una serie de asesinatos que sin maravillar, funcionan, porque no escatiman en sangre, amén de contar con algún que otro susto que pilla desprevenido al espectador.

Lo que diferencia La Mitad Oscura de cualquier otra película de temática similar y lo que acaba siendo la gran baza de la película es el envoltorio fantástico que ofrece la novela de Stephen King (que no he leído), en especial a lo referente al origen del villano, a ello ayudan tres factores: la irreal ambientación (los gorriones, ese cielo siempre nublado), la interpretación de un Timothy Hutton pasándolo pipa, y la música de un Christopher Young en plan Danny Elfman (aunque de rebajillas).

Entre lo malo, un detalle guión como es la fragilidad con la que se rompe lo cotidiano para pasar a entrar en el terreno fantástico (el protagonista ve lo más normal del mundo que el asesino sea quien es, más cuando podía haber sido cualquier otro). Tampoco está a la altura el resto de reparto, ni siquiera se salva Michael Rooker, buen actor de carácter, desaprovechado en un pobre papel. Por último, una duración que podía haber sido reducida.

Se puede decir que La Mitad Oscura es de lo más interesante que tiene George A. Romero en su filmografía (junto a Atracción Diabólica). No es para tirar cohetes, pero es su largometraje más sutil e inteligente, dejando de lado obviamente La Noche de los Muertos Vivientes.