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Tiempo de caníbales

Drama Dos exitosos asesores han viajado por varios de los países más convulsos del planeta con una sola idea en mente: satisfacer la codicia de sus clientes y civilizar la expansión del capitalismo. Frank Öllers y Kai Niederländer, son a su modo como Quijote y Sancho, espíritus y presencias, estereotipos y símbolos de su tiempo, que como el título bien indica, podríamos definir como la “era de los caníbales”. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
13 de junio de 2014
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiempo de caníbales, habla de los pocos escrúpulos que tiene el capitalismo y sus tiburones, así como su hipocresía y falta de principios, que los únicos que tienen es la codicia y la falta de conciencia con los demás por hacerse con mas dinero.

Es una película que quizás para algunos puede hacerse lenta, el cual no es mi caso,los diálogos no paran en casi ningún momento y cuando estos se silencian sale a flote música extraña y minimalista y nos sirve como puente entre escenas. La cinta se desarrolla en las habitaciones de los hoteles de lujo del mundo donde tratan sus tretas y tácticas para incrementar los lujos de sus vidas vacías y monótonas, como fondo están las ciudades grises detrás de sus habitaciones en las que se sienten superiores al resto de la humanidad, creyéndose semidioses.

Nos encontramos grandes dosis de humor, conversaciones irónicas e inteligentes, mucho ingenio, partes dramáticas y bastante crueles y todo esto muy bien conjuntado y dirigido, los actores son magníficos y las interpretaciones son de 10, una buena película que no deberías dejar pasar de largo
Juankar
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11 de julio de 2014
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ansia por devorar cada migaja de beneficio posiblemente haya sido la principal causa de la crisis económica en la que todavía hoy estamos inmersos. También, según mucha gente que sabe de lo que habla, es uno de los rasgos definitorios de ese sistema económico, o más bien de forma de vida, que se llama capitalismo. Aunque podamos pensar en ocasiones que es una postura un tanto extremista, si echamos un ojo a lo que nos ofrece Tiempo de caníbales, película dirigida por el alemán Johannes Naber y escrita por Stefan Weigl, quizá concluyamos que ese planteamiento no está para nada alejado de la realidad.

La premisa es bastante simple. Dos hombres de negocios se encuentran en un país asiático cerrando tratos para la firma en la que trabajan. El objetivo es evidente: conseguir lo máximo posible para satisfacer así a sus clientes. En éstas, aparece la joven Bianca, cuya idea de negocio gira en torno al mismo concepto, pero que tiene un concepto del comportamiento humano mucho más elevado, más digno.

Ni Frank Öllers ni Kai Niederländer, los dos protagonistas, se atreven a pisar fuera del hotel. No quieren conocer la realidad que hay fuera de sus puertas, no les importa demasiado porque se trata de un país subdesarrollado, casi tercermundista, muy lejos de los valores que representa su sociedad occidental. Para ellos, los personajes del lugar son bárbaros, y simplemente son pura mercancía. Aquí la postura de Öllers es incluso más férrea que la de su compañero, ya que trata a los empleados del hotel como simples esclavos. Bianca es más comedida y le recrimina su deficiente sentido de la humanidad.

En general, con eso queda bastante bien definido el carácter de los protagonistas de Tiempo de caníbales. Sin embargo, el texto no representa ni por asomo lo genial que están representados en pantalla. Brutal descripción la que se hace de ellos en un entorno voraz, venenoso, con un sarcasmo que te tira para atrás de la butaca. La risa que producen las situaciones tan extremas que vemos representadas sólo es comparable al asco que en realidad nos genera, ya que habría que ser muy ingenuo para pensar que no sucede algo similar en la vida real. Acierto total el de la dupla Naber-Weigl que consiguen filmar una película poderosísima tanto en los aspectos cinematográficos como en la denuncia que hace de un sistema casi darwinista que continúa absorbiendo la sangre de los más necesitados.

Es necesario aclarar que Tiempo de caníbales concentra sus 93 minutos de metraje en simples habitaciones de hotel. No hay por tanto más cambio de escenario que el que se hace figuradamente (se pasa de Asia a África, pero para el espectador apenas existe diferencia), no existen tomas rodadas en el exterior, por ejemplo, ni siquiera se nos ofrece un plano de lo que sucede en la calle cuando los personajes miran por la ventana. Toda su fuerza radica en la evolución de los personajes y los diálogos que entre ellos generan, por lo que se puede concluir que el trabajo a nivel de guión es simplemente magnífico.

Un único pero se le puede poner a la obra de Naber y es que en los 10-15 minutos finales está ligeramente pasada de revoluciones y se saca una historia paralela que quizá no resulta todo lo idónea que debiera. En cierta manera, aleja un poco a la película de su espíritu original, ya que la situación se vuelve más extrema y, en consecuencia, los personajes actúan con mucha más resonancia dramática. En otras palabras, pierde algo de la credibilidad que venía destilando desde el comienzo de la película.

Este contratiempo, que no deja de ser una opinión, no emborrona sin embargo todo el gran trabajo que se ha hecho con Tiempo de caníbales. Desde sus propios autores al trío actoral (Devid Striesow, Sebastian Blomberg y Katharina Schüttler), han conseguido crear una muy buena película, que funciona en su sentido propiamente cinematográfico y también sirve como pieza documental para sintetizar los tiempos que vivimos hoy en día, donde los depredadores del dinero hacen y deshacen a su gusto. Corrosiva comedia dramática (o drama cómico, según se mire) que nos llega de tierras germanas, aunque no sería de extrañar que en algún lugar del otro lado del charco ya le hayan echado un ojo y se esté mascando el remake. Difícil lo tienen para superar a ésta, en cualquier caso.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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24 de diciembre de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lagos, Nigeria. Dos asesores alemanes se encuentran hospedados en un hotel por motivos de negocios. Se trata de Frank Öllers y Kai Niederländer, dos compañeros de lo más particulares que reflejan de manera caricaturesca el estereotipo del capitalista exitoso: sin ética ni moral, que se siente un Semi dios, hijo de puta profesional, prepotente, ajeno al mundo y a las consecuencias que puede generar un negocio deshonesto en la población. A ellos se suma Bianca, una hermosa colega de unos treinta años que dice repudiar las conductas de sus colegas. Juntos vivirán una experiencia de lo más inesperada.

La película es muy interesante. Resulta inteligente y mordaz. Con un humor de cinco estrellas tal como el hotel en que se quedan. La historia transcurre durante todo el metraje en las habitaciones de un hotel. Tres personajes que se van trenzando hasta formar cierta camaradería en una situación en donde el futuro se ve frágil y difuso.

La temática de esta cinta alemana es clara: el capitalismo como una enfermedad que hace de los hombres, caníbales. No importa nada más que cerrar negocios lucrativos. ¿Para qué salir del hotel? ¿Es un país tercermundista digno de conocer? ¿Y sus habitantes, son tan humanos como quien viste cuello y corbata? El que no salgan de sus piezas y traten con desdén a los funcionarios refleja la incisiva intención de exponer que para ellos no son más que mano de obra barata y desechable. Para qué prestarles atención. ¿Pero qué sucedería si se viesen inmersos en una situación en donde ignorarlos sea sinónimo de una muerte segura? Por ahí va el asunto a considerar.

A este escenario se suma otro y es precisamente lo que sucede fuera del hotel. Se trata de una subtrama latente e invisible pero no por ello silenciosa: en las convulsionadas calles de Lagos grupos extremistas islámicos han comenzado con las guerrillas. Desde las alturas Frank, Kai y Bianca oyen las metralletas y misiles que poco a poco se van acercando haciendo que la película se vaya haciendo claustrofóbica y que los personajes evolucionen. En definitiva lo que sucede fuera de las inmediaciones del hotel, es lo que permite que la historia se desarrolle. Genial.

El ritmo de la película funciona a la perfección. Con leves cortes en la narración que ayudan a dar un respiro al relato que se aborda. Los diálogos son geniales y las actuaciones sorprenden. Así tenemos a Frank, un intratable violento e irónico que no vacilará en destruir lo que tenga a mano. Kai es más sereno pero imposible más racista y clasista; y finalmente Bianca, una linda mujer que solo es correcta por política.

La película se comunica consigo misma. Y se construye desde adentro: la acción parte desde las ficticias calles nigerianas y el eco que hace la algarabía de las armas rebeldes (que no vemos pero se nos sugiere con ruidos estrepitosos creadores de momentos) que va subiendo hasta las alturas de un hotel pensado para que el turista occidental pueda aislarse y hacer sus negocios tranquilamente.

No puedo no hacer mención sobre el final: brillante, brillante, brillante. Un final así sólo se permite cuando la historia es trabajada con maestría desde el principio. Y este es el caso.

Tiempo de caníbales fue una sorpresa. Queda muy recomendada. Una ácida mirada al capitalismo y su convivencia forzada con la sociedad que sofoca.


Escrita para Wambollywood.com
wambo
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7 de septiembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que narra en tono jocoso y un humor más que negro, la situación vivencial de Frank Öllers (Devid Striesow) y Kai Niederländer (Sebastian Blomberg), dos agentes financieros que están constantemente viajando a países convulsos, intentando cerrar los negocios más turbios con la bandera del capitalismo de frente, sin importar las consecuencias de sus acciones.

Pronto se les unirá Bianca März (Katharina Schüttler), una joven chica que inicia en este mundillo de degradación e intereses, la cual se verá sumergida en todas las mañas y atrocidades planeadas desde el seno de los hoteles donde siempre se quedan. El film se presenta como una serie de gags debido a su narración un tanto cortante, casi como episodios.

Cuando menciono que el humor es más que negro, es porque ciertamente es increíble la forma en cómo se construye el texto, sin ningún tipo de condescendencia ante alguna eventual crítica que se pueda sufrir debido al resultado de la obra. Claro, esto es completa intención de su realizador, al querer mostrar una sociedad que se carcome día a día.

También, es evidente que esto se presenta en el sugestivo título, vivimos en tiempos de caníbales, donde el más fuerte y quien se adapte mejor al medio exigente, competitivo y de sobreexplotación de recursos naturales y humanos en el que nos encontramos, es el que va a sobrevivir.

Zeit der Kannibalen se va degradando con el avanzar del metraje, hasta llegar a un apocalíptico cierre que simplemente es brutal. El guion fue escrito por Stefan Weigl y es dirigido por Johannes Naber, siendo el segundo trabajo en largometrajes para ambos. Mencionar que el primer film de Naber es un drama sobre un migrante, lo cual deja entrever una posición crítica ya establecida.
10P24H
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