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Alamar

Drama Con sólo cinco años, el pequeño Natan siente que este viaje con su papá Jorge no es un viaje más, sino el capítulo previo a abandonar la tierra mexicana –paterna– rumbo a la de los orígenes de su mamá –italiana–. Sin embargo, la ruptura familiar del pasado, lejos de convertirse en un nudo traumático, abre una nueva perspectiva para padre e hijo en su trayecto hacia el arrecife de coral de Banco Chinchorro, donde el vínculo entre ellos ... [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
28 de septiembre de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son pocas las películas que parecen llegarnos como un recuerdo propio; una especie de imagen de nuestra vida interpretada por diferentes personajes. Son pocas porque un film así, no pretende llenar una pantalla con efectos y explosiones o decálogos meta narrativos; un film así tiene una intención mas honesta y clara: emocionar a su espectador y hacerlo parte de su historia.
En “Alamar” (2009) largometraje que compartió con “Agua Fria de Mar “de Paz Fabrega el premio Tiger Award del festival internacional de Rotterdam, somos parte de un viaje; específicamente el ultimo viaje que harán Natan, un niño de 5 años y su padre Jorge, antes de que el pequeño regrese con su madre a Italia. Los dos irán junto a su abuelo, un pescador artesanal mexicano, a reafirmar los lazos que los unen y que pronto serán puestos a prueba por la distancia.
La película transgrede los limites de la ficción y el documental, introduciendo un conflicto inexistente en personajes reales que antes de actuar recrean su propia historia. Su director Pedro González-Rubio, intenta dejar claro de que nos encontramos ante una pieza documental: cámara en mano, documentos propios de los personajes (nos introduce a la historia con fotos y videos del padre y la madre cuando estaban juntos), ausencia de música extradiegética y por momentos los mismos interpretes tienen conciencia de la grabación y hablan hacia la pantalla. Lejos de sacarnos de la narración, este guiño nos reafirma la autenticidad de la sucesión de situaciones que presenciamos.
Alamar es de un tipo de cine que puede emocionarte profundamente al igual que aburrirte. No es del acostumbrado por el espectador, por falta de emociones superficiales y sensaciones sobresaturadas. Alamar es por eso mas cercano a una película-recuerdo, una película-memoria. Personalmente cuando la terminé acabe confundiendo a mi abuelo con el abuelo de Natan; sintiéndome felizmente interpretado, de alguna forma había vuelto a vivir un par de horas en la infancia.
willyaseb
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9 de septiembre de 2010
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al estilo documental, cuenta las "vacaciones" perfectas en la costa.
El sol y el olor marino se salen de la pantalla, asi como los sentimientos paternofiliales y de amor a la naturaleza.
Una gozada
A buscar "Toro Bravo", del mismo realizador, ¡ya!
Tamiflú
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19 de febrero de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental bellísimo; es como descubrir que el cielo existe en medio de esta patética Tierra. ¡Qué colores, qué brisa marina, qué azul marítimo, que saludable y natural relación de padre e hijo (de la que debían aprender los padres papanatas licenciados en la universidades y también los pedagoso pendejos doctorados en universidades, y por supuesto también los psicólogos y expertos endiosados por títulos expedidos en las universidades).

Un filme oxigenante, de naturaleza pura, de bendición salina sobre la humanidad.
pezpozo
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15 de septiembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine es tan grande, que se puede contar cualquier historia por sencilla que sea y disfrutarla, como un paseo por un hayedal en otoño, como la sensación de sentir el aire fresco en el rostro tras un día sofocante. Esto para mi es "Alamar"; entre pelicula y documental, la he disfrutado por su sencillez y naturalidad, por su cotidianeidad, referida ésta a lo que le ocurre a un padre y un hijo que se embarcan en un viaje para que el segundo descubra la naturaleza en su estado más puro, para que experimente algo tan sencillo como la pesca, para que se inicie en el buceo como si se tratase de una gran hazaña y a la vez lo más normal del mundo.
Quien tenga la oprtunidad de ver esta película, que no espere una historia con un gran argumento o algo que le cuentan que le sirva para reflexionar, ni siquera una película entretenida, porque posiblemente se vaya de la sala sin verla terminar.
Para ver "Alamar" hay que abrir una ventana y sencillamente ver pasar la vida.
Maykel
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29 de abril de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los padres de Natan son muy particulares. La madre es italiana y el padre mexicano. Ahora están separados y el niño vive en Italia. Pero coincidiendo con el verano, el niño volverá a Banco Chinchorro, el arrecife donde vive su padre.

Con esta premisa, González Rubio hubiera podido hacer una clara contraposición entre la ciudad y aquellos pasajes naturales vírgenes de civilización, o dialogar sobre el trauma que supone cualquier divorcio con niños de por medio, pero esas historias no interesan a su realizador. Alamar prefiere ser una pequeña gema entre la ficción y el documental, la historia de un padre y un hijo que se reencuentran y entran en conexión con la espectacular naturaleza que se despliega ante ellos. Vemos sus jornadas de pesca, algunos gestos cómplices, los juegos del pequeño Natan y una descripción de cuantos peces y animales pueblan una especie de paraíso frágil pero precioso.

Tras el viaje, uno puede preguntarse cómo continuará esa curiosa relación paternofilial, qué ocurrirá cuando Natan crezca y deba decidir entre dos mundos y maneras de entender la vida tan antitéticas. Pero, de nuevo, a González Rubio no le interesa el futuro de sus personajes. Alamar es una historia sobre el presente, y como tal debe entenderse como una experiencia cinematográfica de 75 minutos que se ven sin pestañear, sin dificultad y sobre todo logrando dejar aparcado el estrés de nuestra actividad urbana. Y aunque ese ejercicio de desnudez, la estrategia de despojarse de cualquier ornamento complejo, define la magia de Alamar, también corta las miras del film y lo convierte, a su pesar, en un reportaje televisivo de lujo. Un viaje marciano, alegre y experimental al que le falta mayor hondura.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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