Mas allá de la pizarraTV
22 de agosto de 2012
22 de agosto de 2012
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prolífica por donde se le mire, Stacy Bess es una educadora, escritora y conferencista, galardonada con numerosos premios por su labor en pro de los niños sin techo de los EEUU. Casada desde hace tres décadas, es la feliz madre de seis chicos (en la película va por el número tres) y ahora está dedicada a escribir y a dictar charlas que motiven mejores condiciones para los niños pobres que, en vez de reducirse en el mundo como debiera ser, cada día aumentan cual si fuera éste un mal irresoluble.
Su libro, “Nadie no ama a nadie” fue un éxito de librerías y la productora Hallmark pronto se interesó por llevarlo al cine, quizás por la novedad que ofrece al salirse del marco de la pizarra para mostrar todo un compromiso de tarea comunitaria y de intervención con el Estado, en el que se da prueba de una vocación absolutamente ejemplar.
La historia que se nos cuenta en “DETRÁS DE LA PIZARRA”, se centra en la primera labor como maestra que asume una chica de 24 años recién egresada de la preparatoria, quien, esperanzada de llegar a un colegio como aquel en el que ella estudió “un increíble lugar donde los niños se hallaban a salvo y a gusto”, de pronto se enfrenta a la dura realidad de un refugio para familias sin techo donde, “la escuela”, es un salón desvencijado, sin nombre y sin más recursos que unos pocos pupitres, un tablero y un almuerzo proporcionado por el gobierno escolar.
Como es de esperarse, la primera sensación es de pesadumbre y descorazonamiento… pero pronto, la joven maestra comienza a descubrir los potenciales, los valores y la inmensa oportunidad que le está ofreciendo la vida para hacer algo grande… y entonces se entrega con alma, vida y sombrero (el de Danny) a aquella poderosa y humanitaria labor. Aplausos para Greg, el enamorado e incondicional marido dispuesto a apoyar a su esposa en todos sus propósitos.
Suena un tanto a deja vu algunas de las cosas que suceden, pero siento que pese a sus limitados recursos y como lo sugiere su título original, este filme se sale del marco de la pizarra para mostrar la encomiable labor de una completa socióloga que, sincera al reconocer que “la pobreza me asquea y hasta le temo, y ni siquiera estoy dando a los niños lo mejor de mi”, de pronto aprende a descubrir el inmenso valor de aquella estupenda muchachada y de aquella gente que solo espera una oportunidad para demostrar que tienen un alma amorosa y generosa como cualquier ser humano.
Hay mucha calidez, numerosos ejemplos de solidaridad y de potenciales que esperan ser descubiertos, y sobre todo, refulge la plenitud de una profesión que, ejercida con espíritu, puede lucir como la más maravillosa del mundo.
Encantadora presencia de Emily VanCamp representando a esa suerte de profesoras que, resultan tan escasas en la vida real, que toca hacerles a cada una cuando menos una película.
Su libro, “Nadie no ama a nadie” fue un éxito de librerías y la productora Hallmark pronto se interesó por llevarlo al cine, quizás por la novedad que ofrece al salirse del marco de la pizarra para mostrar todo un compromiso de tarea comunitaria y de intervención con el Estado, en el que se da prueba de una vocación absolutamente ejemplar.
La historia que se nos cuenta en “DETRÁS DE LA PIZARRA”, se centra en la primera labor como maestra que asume una chica de 24 años recién egresada de la preparatoria, quien, esperanzada de llegar a un colegio como aquel en el que ella estudió “un increíble lugar donde los niños se hallaban a salvo y a gusto”, de pronto se enfrenta a la dura realidad de un refugio para familias sin techo donde, “la escuela”, es un salón desvencijado, sin nombre y sin más recursos que unos pocos pupitres, un tablero y un almuerzo proporcionado por el gobierno escolar.
Como es de esperarse, la primera sensación es de pesadumbre y descorazonamiento… pero pronto, la joven maestra comienza a descubrir los potenciales, los valores y la inmensa oportunidad que le está ofreciendo la vida para hacer algo grande… y entonces se entrega con alma, vida y sombrero (el de Danny) a aquella poderosa y humanitaria labor. Aplausos para Greg, el enamorado e incondicional marido dispuesto a apoyar a su esposa en todos sus propósitos.
Suena un tanto a deja vu algunas de las cosas que suceden, pero siento que pese a sus limitados recursos y como lo sugiere su título original, este filme se sale del marco de la pizarra para mostrar la encomiable labor de una completa socióloga que, sincera al reconocer que “la pobreza me asquea y hasta le temo, y ni siquiera estoy dando a los niños lo mejor de mi”, de pronto aprende a descubrir el inmenso valor de aquella estupenda muchachada y de aquella gente que solo espera una oportunidad para demostrar que tienen un alma amorosa y generosa como cualquier ser humano.
Hay mucha calidez, numerosos ejemplos de solidaridad y de potenciales que esperan ser descubiertos, y sobre todo, refulge la plenitud de una profesión que, ejercida con espíritu, puede lucir como la más maravillosa del mundo.
Encantadora presencia de Emily VanCamp representando a esa suerte de profesoras que, resultan tan escasas en la vida real, que toca hacerles a cada una cuando menos una película.
3 de junio de 2012
3 de junio de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica no pretende hacer un recuento de los elementos cinematográficos que maneja este film, aunque cabe destacar una muy buena fotografía.
El valor de este film que puede pecar de utopista y optimista, radica precisamente en eso, es una historia que nos recuerda el drama humano y el valor de ser empáticos, de ponernos en el lugar de los otros y recordarnos que todas y todos podemos aprender algo cada día, y que debemos tener disposición para ello, además de que es bueno tener la paciencia con los demás, hay gente más afortunada que otra y es deber de quien tiene algún conocimiento transmitirlo por el simple gusto de hacerlo.
Enseñar a otros cualquier cosa, sin esperar nada a cambio nos proveerá grandes satisfacciones, en torno a esto gira el guión de esta película.
Excelente peli para el día del maestro y la maestra, para cuando estás triste y para sensibilizar a otros sobre el valor y apreciación de la educación. Lo mejor de esta peli es la manera en la que está narrada y que logra despertar emociones en los espectadores sin caer en el típico realismo crudo. 100% recomendable.
El valor de este film que puede pecar de utopista y optimista, radica precisamente en eso, es una historia que nos recuerda el drama humano y el valor de ser empáticos, de ponernos en el lugar de los otros y recordarnos que todas y todos podemos aprender algo cada día, y que debemos tener disposición para ello, además de que es bueno tener la paciencia con los demás, hay gente más afortunada que otra y es deber de quien tiene algún conocimiento transmitirlo por el simple gusto de hacerlo.
Enseñar a otros cualquier cosa, sin esperar nada a cambio nos proveerá grandes satisfacciones, en torno a esto gira el guión de esta película.
Excelente peli para el día del maestro y la maestra, para cuando estás triste y para sensibilizar a otros sobre el valor y apreciación de la educación. Lo mejor de esta peli es la manera en la que está narrada y que logra despertar emociones en los espectadores sin caer en el típico realismo crudo. 100% recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En términos cinematográficos, esta peli cumple limpiamente con una buena edición, un montaje acorde. El guión francamente resulta lineal, no hay un momento que destaque por ser cumbre. Bien realizada, lo que deja que desear es la caracterización del embarazo. Por lo demás, cumple correctamente con todo.
21 de julio de 2014
21 de julio de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica película americana donde todos son muy buenos. Incluso los que parece que van a ser malos, resulta que en el fondo son muy buenos.
Los actores son en general mediocres o, a lo sumo, correctos.
Algunas escenas de miseria se le escapan un poco al director, porque presentan un caos sin causa, como si se debiese a una fatalidad del destino.
Claro que mejor es entretenerse medianamente con esta película, que viendo otras de violencia sin sentido.
Los actores son en general mediocres o, a lo sumo, correctos.
Algunas escenas de miseria se le escapan un poco al director, porque presentan un caos sin causa, como si se debiese a una fatalidad del destino.
Claro que mejor es entretenerse medianamente con esta película, que viendo otras de violencia sin sentido.
26 de septiembre de 2024
26 de septiembre de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo (más, pero no solo) malo (o peor) que tenemos las personas (muy, pero mucho, mucho...) malas es que odiamos (a mares, a muerte, con todas nuestras fuerzas, contra viento y marea) el bien, pero no como idea o concepto, algo abstracto, qué va, ojalá, que también, sino que desde las mismas tripas o vísceras, desde el mero dolor de vivir o existir, desde la sangre o el sexo, desde el alma y las entrañas (tanto es así, tan de verdad, tan real, que) nos surge un grito de desesperación y rabia, ¿repugnancia y asco?, ¿espanto y miedo?, ¿estupefacción y horror?, cada vez que tenemos la desgracia de contemplarlo, a vida o muerte, a tumba abierta, ellos o nosotros, solo puede quedar uno, por eso (o esto o aquello o lo otro) una película como esta (o esa aquella o la otra) (nos) es tan dañina, como el ajo o el crucifijo para el vampiro, lo mismo, como la luz del día tras tanta matanza nocturna, como un día en la playa para un murciélago dios no lo quiera, (se) me crujen hasta los huesos, se me hiela el espíritu (sagrado), el güito o el espinazo, del diablo, no puedo, no lo soporto, es insufrible observar (durante) casi cien minutos vellón de abominación a gente (muy, pero mucho, mucho, muchísimo, que cuando digo muchísimo es muchíiiiisiiiimoooo, incluso hasta más allá del arcoiris y el infinito) buena haciendo el bien a toda hora sin medida (el ébola, virus, contagio, pandemia, pero qué cojones se habrán creído), si todo exceso es peligroso, este (o ese o aquel u otro) no digamos, ni control (hala, anda, venga, a lo loco, cómo nos sobramos, como si fuera esperma, ¿de ballena?), a lo que surja o salga, a la de Dios buena, terrible, crueldad intolerable, inasumible, de mí vete.
Y, además, del terror físico que nos produce o provoca, vómitos arcadas, también entra (en juego) el cálculo, la parte cerebral, gestión de riesgos, aquí nadie, ni nada, se libra, se va de rositas, ya que pensamos (mejor tememos, nos cagamos de miedo si lo creemos o esperamos), o yo, en verdad, (lo) pienso, que cuanto mayor sea el bien que haya o se haga o se vea, más, seguramente, se expandirá o imitará o la voz se correrá, ancha es Castilla, para qué quieres más, a lo ancho y largo del mundo entero, con lo que nuestro pesar/penar o calvario y tormento no cesarán jamás, basta ya, esto debe parar.
En todo este, o ese o aquel u otro, sentido deberíamos señalar o añadir que es que, para mayor inri, sal en la herida, abierta, de par en par, en canal, esta, o esa o aquella u otra, película no tiene (ni) siquiera un descanso o relajo u oasis de maldad con el que poder desentenderse o evadirse o escapar (de tanta misericordia, fe, esperanza y caridad, piedad), na, ni un miserable conflicto digno de tenerse en cuenta (ni en casa ni fuera, hasta el hombre o marido, ¿Christian Bale?, es intachable e impoluto, ni una mala palabra ni una mala acción, irremisiblemente, al desaliento inasequible, nos falla, nos deja en la estacada, tirados como colillas, rogando su ayuda, pregunta sin respuesta, ninguna, así cualquiera), nada, ni nadie, a lo que agarrarse, ningún clavo (ni calvo ya, dicho se, de paso) ardiendo, o echarse a la boca, ni una pelea, traición, bajeza o flaqueza, horror de horrores, espanto(so), el bien, como demonio sin remedio ni freno, a lo bruto, totalitario, enfermizo, perfecto, omnipresente, omnicomprensivo, omnímodo, dictador, genocida (de tanto mal sentimiento o queja o pecado o calentura, que me caliento, que nos adorna o espesa), dogmático, enfático, invasivo, inquisitivo, impositivo, ella es un perro sabueso, un bulldog, ataca, arremete, no perdona, no conoce, obsesivo, abrasivo, abusador, abismal, abisal, colosal, espeluznante, aterrador, sin par ni igual, bestial (por ese, o este o aquel u otro, lado de la vida -que- va o van), abrumador, aburridor, apoteósico, apocalíptico, agónico, sangrante y sanguíneo, susurrante, familiero, holocausto bondadoso bueno, me cago, me muero.
Y, además, del terror físico que nos produce o provoca, vómitos arcadas, también entra (en juego) el cálculo, la parte cerebral, gestión de riesgos, aquí nadie, ni nada, se libra, se va de rositas, ya que pensamos (mejor tememos, nos cagamos de miedo si lo creemos o esperamos), o yo, en verdad, (lo) pienso, que cuanto mayor sea el bien que haya o se haga o se vea, más, seguramente, se expandirá o imitará o la voz se correrá, ancha es Castilla, para qué quieres más, a lo ancho y largo del mundo entero, con lo que nuestro pesar/penar o calvario y tormento no cesarán jamás, basta ya, esto debe parar.
En todo este, o ese o aquel u otro, sentido deberíamos señalar o añadir que es que, para mayor inri, sal en la herida, abierta, de par en par, en canal, esta, o esa o aquella u otra, película no tiene (ni) siquiera un descanso o relajo u oasis de maldad con el que poder desentenderse o evadirse o escapar (de tanta misericordia, fe, esperanza y caridad, piedad), na, ni un miserable conflicto digno de tenerse en cuenta (ni en casa ni fuera, hasta el hombre o marido, ¿Christian Bale?, es intachable e impoluto, ni una mala palabra ni una mala acción, irremisiblemente, al desaliento inasequible, nos falla, nos deja en la estacada, tirados como colillas, rogando su ayuda, pregunta sin respuesta, ninguna, así cualquiera), nada, ni nadie, a lo que agarrarse, ningún clavo (ni calvo ya, dicho se, de paso) ardiendo, o echarse a la boca, ni una pelea, traición, bajeza o flaqueza, horror de horrores, espanto(so), el bien, como demonio sin remedio ni freno, a lo bruto, totalitario, enfermizo, perfecto, omnipresente, omnicomprensivo, omnímodo, dictador, genocida (de tanto mal sentimiento o queja o pecado o calentura, que me caliento, que nos adorna o espesa), dogmático, enfático, invasivo, inquisitivo, impositivo, ella es un perro sabueso, un bulldog, ataca, arremete, no perdona, no conoce, obsesivo, abrasivo, abusador, abismal, abisal, colosal, espeluznante, aterrador, sin par ni igual, bestial (por ese, o este o aquel u otro, lado de la vida -que- va o van), abrumador, aburridor, apoteósico, apocalíptico, agónico, sangrante y sanguíneo, susurrante, familiero, holocausto bondadoso bueno, me cago, me muero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Con personas ansí a uno se le quitan las ganas (hasta) de vivir, para qué seguir, qué hacer, qué sentido tiene nuestro ser y discurrir o hacer y decir si se centra o basa exclusivamente en hacer, atizar, soñar, perpetrar/ejecutar, querer, ejercer y desear, siempre, en cualquier parte o lugar, el mal a todo (y a todos) dar, a todo bicho viviente (ya sea mineral o lunar, vegetal o sideral, humano y redundar) en fin, lamentable, suicidio, magnicidio, deicidio, lo que sea, algo.
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