Pájaros, huérfanos y locos

Largometraje checoslovaco perteneciente a la corriente de la Nueva Ola Checoslovaca, que contextualmente queda ubicado justo un año después que los movimientos de la Primavera de Praga, aquellos que entre manifestaciones y cambios en los líderes pregonaban cierta liberación política, fueran aplastados por los tanques soviéticos.

Hay cierto consenso entre historiadores del cine para dar ese 1968 como el fin de Nueva Ola Checoslovaca, aunque hay otras películas hasta un par de años posteriores que se consideran dentro de esta corriente, como es la presente, aunque claro, se puede intuir que el largometraje fue pensado y probablemente hasta filmado en ese año.

Jakubisko lleva al extremo las ideas propias que se desarrollaron en dicha corriente cinematográfica, planteando un filme que no sigue las convenciones naturales propias de cualquier producción, presentando una obra en suma experimental, donde solo se muestra como una especie de collage de secuencias que se suceden una tras otra.

En esta sucesión de imágenes el punto en común son tres personajes: Andrej (Philippe Avron), Yorick (Jirí Sykora) y Martha (Magda Vásáryová), se les sigue a lo largo del metraje, como pájaros libres, huérfanos de la Segunda Guerra Mundial y locos, estos deambulan de un lado a otro mientras ofrecen diálogos de diversos temas.

Estos personajes se intuye desean quebrar con los valores tradicionalistas y crecer convirtiéndose en humanos ¿nuevos? ¿Diferentes? Bajo una perspectiva opuesta a lo que se venía desarrollando en la sociedad, pensando también en ese modelo soviético trabajado en las películas durante el Realismo socialista.

En el Realismo socialista propio de los países que quedaron bajo la bandera del comunismo tras la Segunda Guerra Mundial, lo que a grandes rasgos se buscaba reflejar era la sociedad soviética y su funcionamiento, enfocándose no tanto en el individuo y si más en el colectivo, con historias más planas y se podría decir convencionales.

La adaptación a realizar este tipo de cine tenía un claro motivo: la censura, aunque esta había entrado en cierto letargo precisamente durante la ya mencionada Primavera de Praga, que se puede considerar como la última parte del proceso de desestalinización llevado por Checoslovaquia durante toda esa década de los sesentas.

Para Jakubisko, quien por cierto falleció en febrero de este año, este era su tercer largometraje, para un cineasta que comenzó con varios cortos de su época universitaria en la primera mitad de los sesenta y que justo en el esplendor de la Nueva Ola Checoslovaca realizó sus primeros filmes que siguen la línea de Vtackovia, siroty a blazni.

Pero a partir de acá y con el restablecimiento de los órganos estatales de censura, la carrera de Jakubisko se va a ver trabada durante la década de 1970 (por no decir prohibida), donde su labor se redujo a cortometrajes, especialmente porque su filme siguiente Dovidenia v pele priatelia (Hasta el infierno, amigos, 1970) fue totalmente censurada.