Sherrybaby

Ni Kirsten Dunst, ni Julia Stiles, ni Keira Knightley, ni Jennifer Aniston ni Reese Witherspoon. El futuro de la actuación femenina se llama Maggie Gyllenhaal. Para los que la llevamos siguiendo durante años no resulta ninguna sorpresa. O mejor dicho, no debería haberla resultado. Pero después de ver Sherrybaby, lo que queda claro es que la actriz está ya sobradamente preparada para escribir su nombre en letras de oro en la historia del cine. Yo, al menos, así lo espero (y es muy probable que ocurra a partir del año que viene, cuando la veamos en The Dark Knight, una decisión de futuro que demuestra su inteligencia).
Con un personaje tan complicado y con tantos matices era muy fácil sobreactuar o fallar en las escenas más dramáticas, pero Gyllenhaal está soberbia de principio a fin. Es una actuación sólo al alcance de muy pocas intérpretes actuales, una de esas actuaciones que perviven en la memoria. Lástima que la película no haya llegado a otros sitios aparte de Estados Unidos, porque Maggie, que es el alma y corazón de la cinta, se merecía que la alabaran como sin duda habrían hecho con otras actrices peores pero más famosas (¿acaso no habrían ganado el Oscar Angelina Jolie o Keira Knightley con el mismo personaje?)
Sobre la película, decir que se trata de una experiencia recomenfdable, pero desaprovechada. La relación de la protagonista con su hermano, su cuñada o su hija (que nos da escenas memorables) deberían haber estado más profundizadas, al menos para evitar esa sensación al final de que en realidad no te han contado... apenas nada. Sobre el final, sólo añadir que Collyer toma el camino más fácil (para ella) y más difícil e interesante para el espectador. Mi opinión es que ni ella sabía como hacer terminar la historia.
En definitiva, una cinta que debería ser de obligado visionado en escuelas de interpretación y que resulta interesante y conmovedora.

Lo mejor: ¿Hace falta que lo repita? Gyllenhaal, Maggie Gyllenhaal.
Lo peor: La película es un ejemplo perfecto de lo que es el cine independiente americano y, como tal, tiene lo mejor y lo peor del mismo. Le falta profundización en la parte más dramática de la historia y le sobran elemnetos "subversivos". Si alguien sabe por qué la protagonista tiene que aparecer en bolas ¡cuatro veces! a lo largo de la película, que me lo explique, porque no añade nada a la historia.

“Sherrybaby” es muy indie: Maggie Gyllenhaal fuma como un carretero a lo largo de la película, enseña las tetas cada cinco minutos e incluso se acuesta con “Machete” aka Danny Trejo. Lo que hace que irremediablemente te ganes un puñado de nominaciones merecidísimas por una amalgama interpretativa.
Aunque era imposible pescar un premio importante: esas Bangles y su “Eternal flame” versión capella mejor para las tomas falsas o los extras del DVD…

Digamos, de nuevo, que “Sherrybaby” es puro cine indie americano, desligado del neo-neorrealismo de los Dardenne. Para entendernos una “Erin Brockovich” versión Disney por momentos. No faltan los clichés...: si te la chupo me das un buen empleo, etc. etc. etc.

La intepretación de la hermana mayor de Donnie Darko insuperable, eso sí, y con recompensa en forma de nominación a los Globos de Oro (entre un porrón de premios más). ¿Cosas de dar el do de pecho?

Desgarradora película, protagonizada por una Maggie Gyllenhaal en estado de gracia, que nos narra de forma estremecedora las vicisitudes de una mujer marcada por su pasado, que tras salir de prisión, intenta rehacer su vida y retomar la relación con su hija, que ahora está al cuidado de su hermano, a la vez que establece una particular relación con un magnifico Danny Trejo, (aquí dotado de una humanidad, nunca vista en anteriores papeles).
Es imposible, tras ver esta película, no caer rendido a los pies de este pedazo de actriz, que sin lugar a dudas da sopas con honda a muchas poseedoras de la estatuilla dorada.
Absolutamente recomendable.

Película floja con una actuación impresionante. Lastimosamente, este hecho no hace que la historia sea mejor ni peor, porque tiene un trabajo de guión tan pobre que parece hecho por algún estudiante poco talentoso al que también le ha faltado ver más cine. Sin embargo, aquí está el trabajo que libra a Sherrybaby de la guillotina: Maggie Gyllenhaal plenamente convencida de ser una estúpida madre que no sabe lo que quiere. Una lección magistral de actuación que nos lleva de la emoción a la indignación fácilmente porque ella así lo ha querido, porque tremenda actriz seguirá dándonos, eso esperamos, sorpresas, estas sí, con buenas películas.