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La noche de San Lorenzo

Drama Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En la noche del 10 de agosto de 1944, día de San Lorenzo, los vecinos de un pueblo toscano huyeron a las montañas para evitar ser bombardeados por las tropas alemanas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
4 de noviembre de 2005
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
A través de los ojos de una niña, los hermanos Taviani lograron con "La noche de San Lorenzo" una obra maestra, una nana fabulada sobre el aprendizaje y la supervivencia, que narra la huida de un grupo de personas italianas, al final de la segunda Guerra Mundial, de su pueblo para acudir a otro a la espera de la llegada de los aliados.
Particularmente equilibrada y afortunada en su cruce de humor, tragedia, poética, épica y humanismo, supone un título indiscutiblemente descollante en el contexto del cine mundial de su tiempo y, todavía más, del italiano, siendo una suerte de especial síntesis entre el cerebralismo humanitario, rotundo y melancólico de Rossellini y la capacidad fabuladora generadora de sensaciones irreales de Fellini. Algo cerca de lo maravilloso, vaya. Gran interpretación, con nuestra Margarita Lozano casi a la cabeza del reparto coral.
kafka
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6 de octubre de 2017
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganador del premio David di Donatello por Mejor Productor y Mejor Guion (co-escrito con los hermanos Taviani y Tonino Guerra), por la película “LA NOCHE DE SAN LORENZO”, Giuliani G. De Negri (1924-1992), fue el hombre que, hasta su fallecimiento, hizo posible todas las películas de Paolo e Vittorio Taviani, y aún después de ese insuceso, su productora Ager 3 -en cabeza de Grazia Volpi-, ha seguido financiando el resto de sus obras.

Nacido como Gaetano De Negri (de este nombre se derivará Galvano Galvani, el personaje protagónico), al convertirse en productor y guionista, optaría por firmar como ‘Giuliani’, preservando el nombre de combate que utilizó cuando fuera partisano en Liguria, durante la Segunda Guerra Mundial.

Con algunos apuntes autobiográficos de todos sus guionistas, “LA NOCHE DE SAN LORENZO”, tiene lugar en San Martino, en el año 1944, cuando sus escasos habitantes -avisados de la inminente llegada de los alemanes con el perverso propósito de incendiar sus viviendas y acabar con ellos en represalia por la muerte de un soldado nazi-, deciden emprender el éxodo y dirigirse en busca del ejército americano que ya se está haciendo presente por estas regiones.

El largo viaje, dará lugar a una serie de experiencias que demostrarán, de manera contundente, como la guerra está plagada de injusticias: Divide a los pueblos; genera toda suerte de abusos e infamias; deja a la gente en la ruina; las familias se fracturan; los niños quedan huérfanos y las mujeres viudas; los muchachos y las chicas ven apagarse sus sueños repentinamente… y un mundo de desolación pone a los sobrevivientes a partir de cero para seguir viviendo.

Es, pues, un firme alegato anti-guerra el que nos ofrecen Paolo e Vittorio Taviani, dejando ver también cómo el amor florece, cómo los seres humanos se solidarizan ante las desgracias y cómo aúnan esfuerzos para luchar unidos contra todas las vicisitudes. Todo contado con sumo encanto; con preciosas imágenes que exaltan el infinito valor de la tierra; con una fluida banda sonora de Nicola Piovani que refuerza muy bien las imágenes… y con unas muy gratas actuaciones de Omero Antonutti (Galvano), Margarita Lozano (Concetta), Enrica Maria Modugno (Mara), Claudio Bigagli (Corrado)… y con Micol Guidelli, la pequeña Cecilia, cuya voz de mujer adulta será la que, a través de sus ojos, nos narre la historia.

Para los italianos, La Noche de San Lorenzo, es la noche de los deseos, el momento especial en que se vuelve a creer que, contra todos los males, saldrá de nuevo el sol y el amor volverá a ocupar su prístino lugar. Para los habitantes de San Martino, ¿se cumplirá esta anhelada promesa?

Con “LA NOCHE DE SAN LORENZO”, los hermanos Taviani, ya han hecho historia.
Luis Guillermo Cardona
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16 de octubre de 2008
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Expuesta a modo de flashback, los hermanos Taviani nos traen una cruda historia basada en la segunda guerra mundial. Un duelo fraticida entre los camisas negras partidarios de Mussolini y pobres campesinos toscanos, que merodeaban por los campos de trigo, a la espera de la ansiada llegada de los aliados americanos. Una historia de barbarie y miseria, contada a través de los ojos de una pequeña niña de seis años, triste víctima de una masacre que nos muestra lo más repugnante de la condición humana.
o0_oscar_0o
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29 de octubre de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una separación de únicamente dos años de diferencia entre uno y otro, y pese a escoger dos caminos bien distintos a priori (Paolo optó por estudiar bellas artes, mientras Vittorio se decantó por derecho), ambos hermanos se vieron fascinados por el cine neorrealista de Roberto Rossellini y decidieron emprender su senda cinematográfica a través de diversos cortos y un documental de título L'Italia non è un paese povero, que a la postre sería censurado debido a las crudas imágenes acerca de la miseria de la clase obrera (aunque más tarde recuperaría Tinto Brass, ayudante de dirección en el film). Precisamente ese retrato ya ofrecía cierta idea sobre la visión de su cine, una visión popular que en el título que nos ocupa, La noche de San Lorenzo, no cobra tanta importancia como pudiera parecer. Sí lo cobra, en cambio, cierto componente teatral que visto en perspectiva tiene sentido en esa evolución lógica que les ha llevado a rodar una César debe morir que nos lleva directamente al epicentro de una farándula un tanto particular al estar compuesta por presos de toda índole.

Ese componente del que hablábamos queda reforzado por una escenografía que sin desposeer de determinado verismo a la obra, refleja con sencillez la construcción de un espacio que denota de algún modo el hecho de no encontrarnos ante una obra donde el plano real cobre vital importancia, como bien podría parecer a juzgar por un relato que nos lleva a una Italia inmersa en la Segunda Guerra Mundial mientras los soldados alemanes amenazan con bombardear las casas de los lugareños, que optarán por buscar refugio en las montañas con la intención de encontrar soldados americanos.

Pero más allá de la escenografía, se puede intuir en la planificación y construcción de ciertas escenas e incluso de algún que otro soliloquio recitado por sus personajes. Por ejemplo, ello lo encontramos cuando Olinto, uno de los personajes, recita unos versos a la puerta de una iglesia y, justo tras terminar y realizar un brindis, todos los personajes salen de escena en un inamovible plano general que parece dejarnos con los intérpretes entrando en bambalinas, escena que se repetirá en alguna ocasión más, al igual que los soliloquios (como el puesto en boca de uno de los soldados mientras se mueve de un modo ciertamente teatral), reforzando una sensación de irrealidad que baña todo el film.

Incluso se atreven los italianos con algún pequeño fragmento operístico de lo más curioso, y con una secuencia donde aparecen lanzas romanas para dar a luz una de las imágenes más icónicas del film, puliendo esos matices donde la parte más ilusoria de la película se da cita en pantalla.

Esa sensación de irrealidad, lógica tratándose de una historia vista a través del prisma de una niña de seis años, también obtiene suculentos apuntes con secuencias que retozan entre una ilusoria comicidad, como la aparición de ese personaje salido de la nada que sigue su autobús con la esperanza de poder alcanzarlo en algún momento, cuando los soldados alemanes lo abandonen, o esa involuntaria reunión de camisas negras y pueblerinos cuando ven a uno de los suyos abatidos y se concentran alrededor de cada afectado sin percatarse siquiera de que a su lado está el enemigo.

Ya en su inicio, pues, los Taviani marcan el devenir de una obra que adquiere un tono a caballo entre lo mágico y lo veraz con ese primer plano de una ventana en plena oscuridad auspicida por la noche de San Lorenzo a la que alude el título de la cinta. Un devenir que queda reforzado con la salida del pueblo de los aldeanos portando prendas negras para no ser descubiertos en plena noche, y que da lugar a un noctámbulo y nostálgico viaje en el que encontrarán regazo entre sus propios pensamientos (e incluso hogares) hasta ver la luz del día y poder, al fin, despojarse de esos negros ropajes.

Poblada por personajes de distinta índole que encontrarán en ese trayecto una motivación para conocerse a sí mismos e incluso para reavivar viejos amoríos (como en el caso de Concetta y Galvano), La noche de San Lorenzo es una cercana aproximación a las consecuencias de una guerra que gracias a su carácter cuasi fantasioso modula uno de esos discursos que se sienten con vida propia y se sitúan entre el humanismo de Rossellini y el imaginario de Fellini para componer un trabajo que se entiende más que nunca dentro de una cinematografía italiana a la que, sin duda, le vendrían bien más cineastas así.


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Grandine
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9 de mayo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con "La noche de San Lorenzo", los hermanos Taviani (naturales del pueblo toscano de San Miniato) retoman el tema desarrollado previamente en 1954 en el documental "San Miniato, luglio 1944" que ruedan con Valentino Orsini, su habitual colaborador de los primeros años. El resultado es un gran fresco dramático y poético lleno de ensueño y fantasía donde coexiste lo épico, lo lírico e, incluso, lo surreal. Narra cómo la noche del 10 de agosto de 1944 (fiesta de San Lorenzo), la mayor parte de vecinos del pueblo de San Miniato sale en busca de las posiciones de los aliados intentando evitar las represalias de los alemanes.
Narrada a través de un flashback (una madre cuenta a su hijo pequeño lo que ocurrió cuando ella tenía su edad) los hermanos Taviani cuentan la historia con una enorme frescura y un tono entre imaginativo y poético. A medio camino entre los recuerdos personales y la memoria colectiva, entre la crónica y la fantasía, los Taviani hacen una reflexión sobre la memoria y la capacidad de olvidar de la gente a través de un episodio menor de la II Guerra Mundial, que se sitúa entre sus películas más personales.
Marius
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