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La historia oficial

Drama Buenos Aires, 1983. En los últimos años de la dictadura militar argentina, una acomodada profesora de historia comienza a tomar conciencia de lo ocurrido en ese periodo. Sus sospechas sobre los oscuros asuntos de su marido y una Abuela de Plaza de Mayo que busca a su nieta son los motivos que la llevan a replantearse "la historia oficial". (FILMAFFINITY)
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
3 de febrero de 2008
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la profesora da el último abrazo de comprensión a quien fuera su inseparable compañero de éxitos y fatigas, inicia su resurrección convertida en otra mujer. Para que esto sea posible, Luis Puenzo de la mano de la gran guionista Aída Bortnik ha construido una narración emocionante con atmósfera de thriller de alta precisión. Los actores protagonistas son extraordinarios, pero además la película cuenta con algunas perlas muy valiosas que aportan un interés intra y extracinematográfico: la breve aparición de Guillermo Battaglia, ya muy anciano, como homenaje a quien fuera un duro del cine nacional de gran prestigio y popularidad; Chela Ruiz, muy conocido en el teatro y la televisión en papeles cómicos, aquí interpretando uno de los personajes más tremendamente emotivos y, por último, dentro de un reparto de secundarios muy bueno (con la colaboración de Leal Rey, un singular hombre de teatro, actor, director y escenógrafo), la participación especialísima de Chunchuna Villafañe, otrora bellísima modelo que aquí encarna a un personaje basado en su propia experiencia de perseguida y torturada...
Además esta película se realizó antes de que se cumpliera un año del fin de la dictadura que motivó la terrible historia que cuenta, y Luis Puenzo inició una interesante carrera cinematográfica internacional. La película ganó el Oscar a la mejor extranjera y después realizó otra si no tan buena, muy interesante, sobre texto mexicano: Gringo viejo, nada menos que con Jane Fonda y Gregory Peck.
horacio
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15 de diciembre de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Doloroso drama del que es difícil abstraerse, por poco que se sepa de ese triste pedazo de la Historia de Argentina y cualquiera que sea la base ideológica del espectador. Cualquiera que sea la forma que tenga un Estado, de un lado o de otro, de lo que se trata es de sentir tristeza irremediablemente cuando uno descubre las atrocidades que se cometen desde arriba. Como en la mayoría de países de Sudamérica, Argentina también sufrió lo suyo y lo que más me llama la atención de "La historia oficial" es que es una película realizada muy poco después de que la dictadura militar sucumbiera. Muy poco después, tanto, que los casos más graves de terrorismo de Estado estaban aún por destaparse.

Una vida, la de la niña que ni se imagina que su papi y mami biológicos no son los que ella llama papi y mami desde que empezó a hablar. Un bebé arrancado de los brazos de su madre. Tantas vidas en juego. Las de las abuelas de la plaza de Mayo que con sus incipientes manifestaciones empezaban ya a alzar su voz. Y la madre adoptiva, que no sabe o no quiere saber hasta que abre los ojos y no puede más, su conciencia no le deja ni respirar y le grita al marido, un arribista que lucha por no ser un fracasado, que le vuelve loco la lluvia de dólares y que haría cualquier cosa por mantener el nivel social de su familia. Muchas vidas en juego, bien trazadas, sin apenas reproches desde la lejanía de la distancia y el tiempo. Seguramente un diez si eres de allí, si viviste ahí, porque la película está bien hecha. Abre los ojos y grita porque le da miedo lo que pasó, porque ni se enteró, para que no vuelva a pasar, en ningún rincón del planeta, por favor...
Luisito
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30 de septiembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corren nuevos aires en Argentina. El país entero parece despertar de una larga pesadilla y se respira la libertad. A ésto se enfrenta Alicia en la escuela secundaria donde da clases de historia: los jóvenes están inquietos, rebeldes y lo cuestionan todo. Y para Alicia la Historia es algo que no se puede cuestionar. Hay que respetarla.

Pero los nuevos aires también traen consigo una presencia inquietante: una mujer mayor con un pañuelo blanco sobre su cabeza no para de observarla. A ella y a Gaby, su hija adoptiva. A esto debemos sumarle la aparición de un compañero de trabajo, profesor de literatura, con el cual los alumnos parecen sentirse muy cómodos, y él parece entenderlos. Poco a poco, sus valores irán cambiando y se dará cuenta que la historia reciente de su país es más oscura de lo que quisieron hacerle creer, y que afecta a ella y a toda su familia directamente...

"La Historia oficial" es la historia del despertar de un país, una metáfora que se refleja en el papel de Norma Aleandro. Un capítulo nefasto de una de las peores dictaduras latinoamericanas. Es también una obra valiente, que conseguiría el oscar a la mejor película de habla no inglesa. La palícula reúne por primera vez a dos grandes actores argentinos (que coincidirían mas tarde en la también aspirante al oscar "El hijo de la novia"): Hector Alterio, en el magnífico papel de empresario que ha llevado a cabo ciertos negocios turbios con los militares, y Norma Aleandro, en el papel de Alicia. También destacan Patricio Contreras (gran actor chileno, en el papel del profesor de literatura), Chela Ruiz (una de las Abuelas de Plaza de Mayo), Hugo Arana y Chunchuna Villafañe, cuñado y amiga de Alicia, y contrapunto de Roberto, su marido.

El filme daría el reconocimiento internacional a Luis Puenzo, gracias a un guión sólido, a veces tímido (no hay que olvidar que se estrenó solo un año después de la dictadura), pero conciso y que huye de efectismos. No faltan las discusiones de política, con alusiones a la Guerra Civil, y el homenaje a los desaparecidos (sus fotos pegadas en la pizarra por parte de los alumnos). También encontramos una cierta crítica a entender la Historia de forma unilateral. Una brillante, y necesaria, lección de Historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vito Corleone
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5 de febrero de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine argentino lleva demostrando en los últimos treinta años que su mayor atributo distintivo reside en su capacidad de comunicación verbal y, más concretamente, en las ideas que ese conjunto de enunciaciones conlleva. Ideas incendiarias, ideas revolucionarias, reflexivas, de imposible intermisión.
Es un cine que fluye como un torrente a través de la palabra, con textos que supuran de sus entrañas intensidad y desgarro componiendo, mientras se rechaza el atajo discursivo, películas intimistas recorridas por los sentimientos más profundos y enfrentados que dan lugar, si uno se llevar y escucha atentamente, a apasionados ejercicios de catarsis tensos, intensos y asombrosamente lúcidos.

Concluyo esta introducción sui generis para hablar concretamente sobre la infinidad de atributos y estilemas que sostienen esta joya titulada, muy acertadamente, La historia oficial. Argumentalmente, la película gira en torno a las consecuencias de la represión de la dictadura militar argentina, que abarcó el período de 1976 a 1983.
En la misma asistimos al proceso de descubrimiento de una implacable verdad por parte de un personaje aletargado en su comodidad de clase media-alta y en la desidia que esta genera. Personaje que vive con una venda en los ojos, metafóricamente hablando, ante la convulsión que Argentina sufría por esos años en cada esquina, en cada calle tomada por manifestaciones reivindicativas o en el despertar de conciencias de una comunidad estudiantil que comenzaría a descubrir textos muy peligrosos de escritores silenciados que gestaban en este emergente movimiento una implacable, demoledora y visionaria crónica sobre el vómito de denuncia hacia una historia, la argentina, plagada de tropelías y crueldades.

Para los gobernantes y sus pretensiones de guiar una utopía de población adormecida, el silencio y la connivencia eran requisitos indispensables para llevar una vida tranquila y ociosa. Nuestra protagonista, interpretada por una fantástica Norma Aleandro, prefiere mantenerse en una posición cómoda y conformista y no rebuscar ni ahondar en la memoria histórica, atribuyendo su verdad a la intuición y a la caligrafía de las memorias de los libros de texto, los cuales o bien han sido pertrechados a la banalidad por los historiadores o bien lo han escrito los vencedores y, por tanto, los asesinos.
Solo cuando la tragedia comienza a empañar la vida del personaje, es cuando comenzará a indagar y a sufrir una transformación que removerá su conciencia y también la nuestra. Manteniendo la forma de expresión verbal por encima de la explícita visual, Luis Puenzo nos entrega un ataque frontal y necesario sobre el intenso impulso de conocer la verdad acerca del lugar donde vivimos y donde nuestros familiares habitaron provocando, en consecuencia, que nos podamos conocer a nosotros mismos. Un enarbolado de honestidad sobre una perentoria e higiénica memoria histórica que se cuestiona derechos primarios al amparo de las tremendas injusticias cometidas por un régimen reaccionario e intolerante.

Es a través de sus discursos torrenciales y de la intensidad de los mismos lo que pone en pie esta crónica sobre el viaje introspectivo de una mujer hacia la responsabilidad moral y la identificación humana con su pasado.

La historia oficial es un drama desgarrador y doloroso que cristaliza el horror y la obscenidad de las actividades políticas que aniquilan la solidaridad familiar en el nombre de una ideología. Retrato de emociones que cruzan el anverso y el reverso de los seres humanos, arrancándonos un pedazo de vida y sirviéndonosla como supervivencia ante el desmoronamiento de la amistad, la destrucción del amor y la inmediatez de la muerte.

Película, en definitiva, de visionado muy necesario por varios motivos: porque fue galardonada con las máximas condecoraciones de la industria cinematográfica, el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película extranjera en 1985, y para aquellos comprometidos con una causa y que valoran la voz de los silenciados y denuncian hechos que jamás deberían olvidarse en una sucesión de sociedades donde predomina peligrosamente la anestesia general.
Weis
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17 de diciembre de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Historia es una dama a veces encantadora, otras desagradable, en no pocas, engalanada hasta la saciedad por los palmeros, mientras que muchos siguen pensando que en su descarnada desnudez, aunque terrible, radica su verdadero interés. Hay un cierto componente de esto en "La historia oficial", una película argentina que marcó un antes y un después a la hora de concebir el cine en este país.

Un guión politizado, cierto, es muy difícil que no lo sea tratando una temática tan reciente, con unas heridas que en muchas familias aún no han cicatrizado. Desaparecidos, borrados de los registros, ajenos a los dominios de Clío. No cuesta nada, menos en casos como por ejemplo el español, tan peculiar en el siglo XX, identificarse con el personaje compuesto por una Norma Leandro soberbia, una funcionaria satisfecha, la profesora complaciente con lo que dicen los libros de texto. No prestas atención a esos profesores nuevos que van llegando cargados de ilusión e ideales, pensando que esos chicos lo único que necesitan es aprender disciplina.

No es ser ni bueno ni malo, tampoco juzgar o ser juzgado, es simplemente que hay un momento en el que tenemos que preguntarnos por qué, sumar dos y dos y juzgar si eso es lo justo o no. Y esa primera vez, cruzas la raya de la inocencia y empiezas a comprender lo que se grita en una plaza, a la par que asumes tu parte de culpa, en su caso, por la humana necesidad de sentirse una madre amada y una esposa respetada.

Aunque muchos laureles deben ser llevados por Leandro, es imposible no encomiar al resto del reparto, con especial atención a Héctor Alterior (lleno de dobles sentidos, con una mirada ora fría, ora terrible) y una Chunchuna Villafañe poniendo los pelos de punta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Libanés
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