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Críticas de Vito Corleone
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Críticas 74
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
30 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amanda participa en diversas audiciones con idéntico resultado: todos la recuerdan de " Camp Bloodbath", un slasher de los años 80 en el cual ni siquiera era la protagonista principal. Esta asociación provoca el rechazo inmediato para participar en una película "seria". Mientras intenta que su hija no se desanime por la falta de resultados, tienen un accidente y Amanda muere.

Tres años mas tarde, su hija Max es invitada a participar en una maratón donde se proyectarán la primera y segunda parte de la película de la cual su madre nunca pudo desprenderse. Cuando el cine se incendia e intentan huir, Max y sus amigos atraviesan literalmente la pantalla y quedan atrapados en la película. Tendrán entonces que lidiar con personajes estereotipados de los años 80, con un asesino serial inmortal y con la madre de Max encasillada en su personaje.

"The final girls" contiene varios homenajes en uno. Por supuesto, parodia-homenajea descaradamente un slasher ícono de la época: "Friday the 13th" (al menos a partir de la segunda parte, cuando aparece Jason). El monstruo, el arma principal, el vestuario, la música y los créditos de la película dentro de la película remiten a este clásico contemporáneo del terror. La parte cómica se concentra en esta característica y en las reglas que el freaky de turno imprime emulando a "Scream".

Pero también, y sobre todo, es un homenaje a las "final girls": aquellas heroínas de los años 80 que lograban sobrevivir y rematar al monstruo. Comúnmente asociadas al slasher, el máximo exponente podría ser la Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) de Halloween. Pero extropolando al género de terror en general, mis favoritas son la Teniente Ripley (Sigourney Weaver) de "Alien" y Sarah Connor (Linda Hamilton) de "Terminator".

Y dentro de esta vertiente, podríamos afirmar que Todd Strauss-Schulson homenajea incluso a aquellas scream queens que, víctimas del verdugo por haber perdido la virginidad, se han quedado por el camino, tanto en la película como en la industria. Encasilladas en productos supuestamente mediocres, el estigma ha acompañado a muchas de por vida, como a Amanda. Aquí se pone el énfasis en la nostalgia y en cierta reivindicación.

Y es precisamente Malin Akerman quien reviste de ternura su personaje, logrando quizás por primera vez en un slasher que nos importe lo que le ocurre. Su hija Max, interpretada por Taissa Farmiga, deberá lidiar con Billy Murphy (un patético Jason Voorhees de segunda) y con sus propias emociones al encontrarse con su madre, que ahora tiene su edad. Una comedia surrealista con algunas pinceladas originales (el tratamiento del flashback y los subtítulos), a la vez melancólica y con un punto dramático, pero hilarante y repleta de homenajes. El final, por cierto, a la altura.
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Vito Corleone
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8
19 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chris Taylor es un joven idealista que llega al sudeste asiático en pleno conflicto bélico porque cree realmente en los valores que pregona su país. Se ha alistado como voluntario en la infantería norteamericana, algo que cuesta de entender a aquellos a los que el reclutamiento forzoso les privó de su juventud, principalmente negros y pobres. Para ellos, ese chico de buena familia es un bicho raro…

Pronto Taylor comienza a aprender las dinámicas del pelotón al que ha sido destinado: la compañía es llevada por un Teniente con poco liderazgo, algo que intentan suplir los Sargentos Barnes y Elías, con métodos distintos. La rivalidad entre ambos se pondrá de manifiesto durante el asalto a una aldea, donde uno desplegará su crueldad y el otro la compasión, ante el aturdimiento del joven Taylor, atrapado en una encrucijada entre la venganza y su lado más humano.

Por lo demás, Vietnam será un verdadero infierno donde sólo se podrá sobrevivir a base de alcohol y drogas. Cualquier excusa será buena para huir de allí, desde autolesionarse hasta la muerte misma. Taylor asistirá así a un desfile donde las ejecuciones sumarias, las violaciones, la traición y la injusticia campan por doquier. Es, sencillamente, la guerra.

O así es por lo menos como la ha vivido Oliver Stone. El director rinde un homenaje a quienes, como el mismo, fueron enviados a la guerra. "Platoon" es la segunda mejor película sobre la guerra de Vietnam, después de "Apocalypse Now". Se estrenó en 1986, en plena época de heroes reaganeanos hipermusculados e hiperviolentos. El mismo año salió "Salvador", también de Oliver Stone, consagrando al director como la conciencia crítica del país del Tío Sam. Stone se convirtió a mediados de los 80 en la piedra en el zapato del patriotismo norteamericano. Y su trabajo tras las cámaras es brillante.

También es de destacar el papel de Charlie Sheen, cuando todavía actuaba y no lo hacía nada mal. Repetiría con Stone en "Wall Street". Curiosamente, participa aquí en la misma guerra que su padre Martin, siete años mas tarde. El otro gran fuerte de "Platoon" es sin duda la dupla Berenger-Dafoe. Y digo dupla porque un personaje no se entiende sin el otro. Brillantes ambos en su papel.

"Platoon" fue un gran éxito, comercial y de crítica. Ganó cuatro oscars (dos de ellos los más importantes), catapultó a su director, volvió a poner a Vietnam en la consciencia de los americanos y se ganó, merecidamente, un buen puesto en la historia del cine bélico. Y lo único que hizo fue mostrar la guerra de Vietnam de una forma hiperrealista, sin el simbolismo de Coppola o de Cimino en "The Deer Hunter". Luego vendrían "Full Metal Jacket" y "Casualties of War", también de dos grandes directores. Pero para entonces, "Platoon" había dejado el listón muy alto.
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Vito Corleone
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7
27 de agosto de 2015
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Dave Lizewski no puede dejarlo. Es como una droga. Por eso le pide a una aparentemente reinsertada Mindy, que le entrene para ser un heroe de verdad como solo ella sabe hacerlo. Kick Ass se esmera, pero el problema surge cuando el tutor de Mindy, quien fuera amigo de su padre, le pide que lo deje. Entonces Kick Ass decide unirse a una verdadera liga de la justicia, "Justice Forever".

El jefe del variopinto grupo, un ex mafioso en busca de redención, los dirige hacia verdaderas misiones de superheroes. Muchos de ellos han sufrido pérdidas y buscan la justicia ayudando al prójimo. Ser un heroe no solo es dar puñetazos (que lo es), sino también realizar labores sociales. Entretanto, Chris D'Amico (antes conocido como Red Mist) busca venganza por la muerte de su padre. Para ello, solo se le ocurre una solución: convertirse en un supervillano, "The Motherfucker".

Por otra parte, Mindy debe luchar contra su propia adaptación al mundo adolescente. Los cambios en el cuerpo no son fáciles y encajar en un grupo tampoco. Para colmo, el pesado de Dave no deja de insistirle en que se una a su grupo de superheroes. Al chico aún le quedará por aprender que los heroes no nacen, se hacen…

Además de los adorables Aaron Johnson y Chloë Grace Moretz que ya conocíamos, el personaje de Christopher Mintz-Plasse sufre un cambio brutal (nunca mejor dicho) engrandeciendo el potencial cómico del actor (el simpático McLovin de "Superbad). Y veremos a un Jim Carrey cuyo papel de Coronel Barras y Estrellas vuelve a colocarle como un comediante serio sin necesidad de ser un payaso. Es, en cierto sentido, un guiño al papel de Nicolas Cage: ambos actores tuvieron su época de gloria y llevaban tiempo sin poder despegar.

"Kick Ass 2" mantiene el nivel y ahonda en el realismo expuesto en la primera parte, si bien se ha perdido la novedad. Resulta curioso que en plena época de Batmans Nolanianos obsesionados con la credibilidad, de la excelente "Watchmen" que nos enseña la ambigüedad del heroe, o la más intrascendente "Hancock" que nos muestra las pasiones a las que se someten estos tipos, la película más verosímil sobre heroes resulte ser una comedia gamberra. Incluso el nuevo Superman parece obsesionado con el realismo. Por su parte, Kick Ass descubrirá que los caminos del heroe son inescrutables, complejos y terriblemente peligrosos.

Dave descubrirá el porqué la gente necesita creer en algo que no tiene sentido: hombres y mujeres disfrazados que buscan justicia. La búsqueda de la misma es algo inherente al ser humano y a él le tocará sufrirla en carne propia. Y en un mundo injusto, con un sistema judicial lento o corrupto, necesitamos creer que un loco encapuchado, al que no le importe jugarse la vida por un desconocido, vendrá a rescatarnos.
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Vito Corleone
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5
26 de agosto de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El joven Tom Hanniger, hijo del dueño de la mina, provoca un accidente del cual logra escapar. Varios mineros quedan atrapados y uno de ellos, Harry Warden, lleva a cabo una masacre la noche de San Valentín. Cuando consiguen rescatarle está en coma. Un año más tarde provoca una matanza aún mayor, de la cual logran escapar Sarah, Axel, Irene y el propio Tom, en aquel momento novio de Sarah.

El comisario Burke le alcanza con varios disparos y Harry es dado por muerto. Diez años más tarde, coincidiendo con la vuelta de Tom al poblado, un hombre con máscara de minero y pico vuelve a dejar tras de sí un reguero de cadáveres.

Podríamos decir que Harry Warden es un hermano menor dentro de los asesinos psicópatas que nos dio ese subgénero llamado Slasher en los años 80. No ha gozado del carisma ni las secuelas de Jason, Freddy o Michael Myers. Sin embargo, cumple con alguna de sus características: aparece un día clave en el calendario, usa máscara y tiene una arma preferida.

El remake de "My bloody Valentine" cumple con lo que promete. Fiel a la idea de rehacer de forma más bestial aquellas películas de terror de los años 80, aumentando el gore y restando el miedo, es más sincera y jugosa que, por ejemplo, los remakes de "Viernes 13" y "Carrie". Sinceramente, creo que los remakes le pueden sentar bien al Terror: el "Halloween" de Rob Zombie o la "Evil dead" de Alvarez son una clara muestra.

Y volviendo al filme, encontramos varias muertes, algunas bastante originales, un personaje perturbador y el misterio que rodea a la identidad del asesino. En el plano actoral, da lo que se pide: sólo destacaría la presencia de Tom Atkins, protagonista de "Halloween 3". Los jóvenes actores principales ni siquiera vale la pena nombrarles: sus actuaciones son pésimas, sobre todo los papeles de Tom y Sarah, sobreactuación exagerada.

Por lo demás, ofrece una historia que, si bien tramposa en su descenlace, consigue mantener el ritmo. Creo que cada película debe valorarse según las espectativas que ofrece dentro de su género. Son filmes que probablemente nunca alcanzarán el 10, porque sus pretenciones son mínimas. Y si da lo que promete, pues entonces no se le puede pedir más.
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Vito Corleone
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8
26 de agosto de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien, ya conocemos a la Novia (aka Beatrix Kiddo aka Mamba Negra). En los créditos iniciales nos advierte: "I'm gonna kill Bill". Ahora la vemos ante el ensayo de su boda cuando escucha una melodía. Al salir de la iglesia, se encuentra con el mismísimo Bill. Por fin le vemos. Bill busca explicaciones de su antigua pareja. Ella le dejó y ahora va a casarse y él quiere saber porqué. Hablan amablemente y todo parece solucionado, cuando vemos a lo lejos al Escuadrón que provocará la masacre (The Deadly Viper Assassination Squad).

Esta introducción ya nos deja ver por donde va a ir "Kill Bill Vol. 2". Quentin Tarantino pasa de la hemorragia a la verborragia. Entonces vemos a Bill advirtiendo a su hermano Budd de que la chica vendrá a buscarle. En efecto, a la Novia aún le quedan dos víctimas de su antiguo equipo: Budd y Elle Driver. Y luego, por supuesto, el premio mayor: Bill…

La continuación de "Kill Bill" es mucho menos sangrienta que su antecesora. Aquí veremos a Uma Thurman recibiendo entrenamiento para convertirse en una asesina letal, de manos de Pai Mei. Su aprendizaje le servirá, por ejemplo, para saber como escapar de una tumba. En otro flashback, nos enseñará el momento en el que se entera de que está embarazada. Y, como no, el letal enfrentamiento final.

Es un placer ver por fín el rostro de David Carradine, el viejo "Kung fu". También el hecho de que Michael Madsen y Daryl Hannah partipen más en los diálogos. A propósito de esta, sabremos el motivo de su parche en el ojo. Y luego, una Uma Thurman que ya no es solo rabia, sino que nos deja entrever otros sentimientos.

Tarantino da más margen a los diálogos y las emociones en esta entrega. En efecto, ha dividido su díptico de forma radical, dejando para el final la profundidad. Será, quizás, su última genialidad hasta el momento (no es que no me gusten "Inglourious basterds" o "Django unchained" pero son sin duda inferiores; de "Death proof" mejor ni hablar). Así lo demuestra ese brillante tercio final, en el cual La Novia sufrirá más por sus heridas en el alma que en su propia carne.
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Vito Corleone
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